Hermandad: Cazadores (vol. 1)

¿Rivales en el amor?

— ¿Qué se supone que haces?— Preguntó Vania, recargada en el marco del pasillo mientras observaba a Elietta comer una rebanada del pastel que habían comprado la noche anterior— ¿Robar nuestra comida?

La chica paso el bocado— ¡C-claro que no! ¡Puedo comprar otro mañana y más rico!

—Solo estoy bromeando— Vania se sentó a su lado en la mesa.

—Ah ¿Quieres?— La chica le ofreció el pastel.

—No, solo venía a ver el ruido pero veo que no tenia de que preocúpame— Vania se mostró solo un poco aliviada ante esto— No deberías comer cosas tan dulces en la noche, no podrás dormir.

— ¿Así que si te preocupo?— Los ojos de Eliette se iluminaron.

— Solo no quiero quejidos en la noche.

—Estaba bromeando de todas formas— La chica comió con tranquilidad y luego la contemplo. Vania no sabía cuál era la broma ¿Sobre ofrecerle el pastel o la pregunta sobre que si le preocupaba de verdad— Supongo que te preocupaba de verdad pero no debería, tu eres la novia al fin y al cabo ¿No?

Vania se sonrojo y negó con la cabeza— ¡Claro que no! No, espera ¿D-de qué hablas? ¿Novio de quién?

—Vamos, hablamos de Orlan ¿De verdad no eres su novia?— Preguntó ella, mirándola con curiosidad— Cuando los conocí, parecían bastante cercanos pero pude haberlo malinterpretado.

—S-supongo que si ¿Parecemos una pareja?— Pregunto Venia con cierta timidez.

—La verdad es que no— Dijo está.

—Serás…

—Pero tampoco estaría mal, lo único que quiero es que sea feliz ¿Sabes? Aunque sea contigo— Dijo está, reglándole una leve sonrisa.

Vania frunció los labios con desagrado— ¿Y cuál es tu punto?

—Que solo quería confirmarlo— Dijo la chica encogiéndose de hombros—Yo lo conozco desde hace mucho tiempo ¿Sabes? Se lo que le hace bien y mal y también se todo lo que ha perdido.

—Yo también lo sé…

—Lo sabes pero lo comprendes… Creo que no.

— ¿Y tú sí?— Vania le miro con una ceja levantada, tratando de no mostrarse tan frustrada como se sentía.

— ¡Claro que sí! Yo sé que es lo que significa perderlo todo y aun así, seguir adelante y rehacer tu vida…

—Supongo que podría ser verdad pero eso no quiere decir que no lo comprenda.

—Aquellos que no han pasado por lo mismo, no pueden comprenderse entre sí, así es la vida, querida, pero no importa el pasado ni el futuro, lo que importa es el ahora así que prepárate— Eliette le sonrió con dulzura— No te lo voy a entregar tan fácil.

Vania no pudo evitar sonreír— Tus esfuerzos son en vano pero está bien, sigue soñando en que tienes oportunidad.

Ambas se rieron de forma nerviosa tras aquello.

—Puedo preguntar tu historia con él…

— ¿Quieres una ventaja sobre mí?— Eliette le miro con atención.

—No, solo, curiosidad, parece que se siente culpable contigo…

—Ya veo…— Eliette dio otra cucharada a su pastel y entonces esbozo una sonrisa— Supongo que podría contarte pero entonces tendrás que contarme la tuya a cambio ¿Trato? Incluso si es aburrida.

—Trato— Estrecharon sus manos. 

Eliette era una chica bastante tímida, teniendo gran dificultad para entablar conversación con la gente de su edad, en parte por ella misma y por otra parte por culpa de la sombra de sus padres.

Los Laurent eran una familia bastante conocida en Ciudad Hundida por ser dueños de varios hoteles famosos por toda la ciudad y algunos en el extranjero, como el famoso Hotel Infini, el único hotel que sigue en construcción hacía abajo, entre millones de túneles.

Era una niña rica que pese a tenerlo todo, no podía acercarse a la gente y aun así, trataba de disfrutar de la vida.

Desde pequeña se interesó en los mecanismos, en la tecnología pues para ella era fascinante como millones de engranajes, millones de cables podrían generar resultados increíbles y como actualmente, cosas tan pequeñas podían arrojar imágenes e incluso información de cosas tan simples por las que nadie en su sano juicio gastaría un bite de memoria.

Pero el hecho de tener que seguir el legado Laurent la asfixiaba pese a lo joven que era.

Así fue hasta que conoció a Orlan.

Aquella vez, su globo rojo se voló y pese a que sus padres insistieron en que le comprarían otro, ella quería ese por lo que se escapó, persiguiéndolo hasta que este término atorado en un árbol. No estaba lejos de casa, por lo que estaba segura de que estaría bien pero no podría alcanzar el globo desde ahí.

Eso la hizo llorar, pues de nuevo no podía alcanzar lo que más amaba. 

— ¡Yo te ayudo!— Dijo una voz chillona, el pequeño Orlan.

— ¡¿Puedes alcanzarlo?!— Pregunto la niña con los ojos llorosos, tratando de contemplar al chico, al principio pensando que se trataba de uno de sus sirvientes, ya que eran los únicos que le hablaban.

—No te preocupes, yo te ayudaré— Orlan utilizo sus poderes para elevarse con rayos, algo que sorprendió a Elietta pues era la primera vez que veía un poder como ese y era increíblemente hermoso.



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En el texto hay: misterio, heroes, asesinosenserie

Editado: 18.03.2024

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