Hermandad de Sangre

Capítulo cinco III

Parte 3

 

Lucían  regreso a la realidad cuando Anabeth le acuno el rostro entre sus manos, para hacerlo volver. La expresión de su bello rostro era, de absoluta preocupación, pero habia algo que no pudo identificar en el fondo de sus bellos ojos.

 

—¿Sucede algo amor?

—¿Dónde estabas? Te… te llame muchas veces…

 

Las lágrimas amenazaban con salir de los ojos de la Trelkian, él la abrazo en silencio y ella hundió su cabeza en su pecho, rodeándolo con los brazos.

 

—Lo lamento, estaba recordando a tu abuelo… algo que alguna vez me dijo, me quede concentrado en ello.

—¿Qué fue eso?

—Que nunca dejaría que mi nombre se manchara con una infamia… y mira cómo es que me ve el mundo.

—Seguramente, él no previo que las cosas ocurrieran de ese modo.

—Lo se amor… ahora lo sé.          

—¿Qué fue lo que recordaste?

–Solo un evento que marcó nuestros caminos.

–No me dirás, ¿verdad?

–No.

–Mejor no hubieras dicho nada-

 

Él levantó el rostro de Anabeth se encontraron sus miradas.

 

" Te amo, eres mi vida pequeña "

 

Sus palabras retumbaron en su mente, como una pelota de pinball. Una frase que complica va todo entre ellos, el destructor no pudo censurarla antes de que saliera  directa de su corazón, sin duda no quiso hacerlo.

 

—Lucían ...

—No digas nada, no tienes que corresponderme.

 

Egion Yurkemi tenía la mirada centrada en ellos, estaba realmente sorprendido en la forma en la que ambos se veía. Sólo podía recordar una pareja del pasado en la que sus ojos reflejaban tal sentimiento al mirarse el uno al otro, y era exactamente de la misma manera que se veían Anabeth y Lucían , estos últimos eran personas frías y exudaban poder lo cual acentuada más su admiración.

 

Había sido amigo del destructor de todo por tantos siglos que era sumamente extraño verlos sonreír, ver fragmentos de luz en la oscuridad, y como la luz y la bondad de su hermana aceptaba bien esos destellos de maldad. La sonrisa de su hermana nunca le llegaba a los ojos excepto cuando estaba dirigida a él, le agradaba pensar que la soledad del Rey finalmente llegaba a su fin, el más que nadie sabía que era un líder soberano, un hombre de valía y honor merecía lo que Anabeth le ofrecía. Secretamente esperaba que Anabeth aceptará la proposición de Lucían , esa sería la única forma de salvar a su raza.

 

Aunque también era algo en lo que no quería pensar, no quería pensar en la puerta de la esperanza que se avecina va sobre ellos. Sin decir nada salió de la habitación dejándolos solos.

 

—No te preocupes amor, no dije nada... Sólo olvídalo.

—¿Cómo podría olvidarlo? Lucían  .

—Anabeth, sólo... Sólo tenía que decirlo o se quedaría atascado en mi pecho.

 

Lucían  pegó su frente a la de ella cerrando sus ojos, lleno sus pulmones con el aroma de la mujer que tenía frente a él. Como la brisa del océano, deseaba que ella sintiera algo por él. Era lo más puro que había tenido entre sus manos, la primera vez que necesitaba que alguien como ella lo amara. Quería que fuera su amiga, su compañera, su vida entera... Tontamente su vida entera. Pero para ello tendría que quitarse la máscara y revelar su verdadero rostro, algo para lo que ella no estaba lista.

 

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¡¿Dime que no es verdad?! Mi mundo está cada vez más destruido, más confuso ¿Cómo puede amarme? ¿Cómo puedo ser su vida? ¿En qué momento esto ocurrió? ¿Esto sería parte de su plan desde el principio? Quizá sólo pretende que me interese en él, quizá piensa que de ese modo aceptaré la conversión... Pero está en contra de mi naturaleza.

 

Mientras más tiempo estoy cerca de él, más encerrada me siento. Como si no tuviera dónde ir, ya sabes... Como si alimentara de migajas para que me pudiera escapar.

 

¿No te parece que eso es patético?

 

Es peligroso, muy peligroso para mí... Tengo que alejarme de él no puedo quedarme y perder la mitad de lo que soy.

 

¿Como?

 

No estoy asustada de él, no le temo, es solo que... no quiero permanecer aquí, esta es una prisión sin importar de qué está hecha. Afortunadamente ya tengo la lista que necesito, tengo que encontrar el modo de salir de aquí, quizá para ello necesite tu ayuda.




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