Hermosa Irreverente

《27 de enero del 2022》

Cap 5

Renata

Definitivamente debe estar bromeando, que clase de persona en pleno uso de sus facultades mentales pasaría el fin de semana con un extraño que conoció hace tres días, puede ser un psicópata, tratante de blancas, secuestrador, violador o podría ser uno de tantos hombres que invitan a jovencitas a su casa para cumplir sus fantasías sexuales.

Le falta un tornillo si piensa que eso va a pasar.

―¿Me estás escuchando? ―pregunta interrumpiendo mis pensamientos.

―La verdad no ―me doy la vuelta y camino hacia la salida, pero me detengo cuando él se para enfrente de mí —muévete

—No —lo empujo hacías atrás y antes de que pueda continuar mi camino me toma la mano —escuchame y nos vamos de aquí.

—No voy a pasar el fin de semana contigo, fin del tema —me suelto de su agarre.

—Sacamos la mejor nota en los ejercicios de cálculo.

—No me interesa.

—Escucha...

—No, la respuesta es no, vete a tu casa y pasa el fin de semana solo, conmigo no cuentes.

—Quería evitar usar este método, pero no me dejas otra alternativa, vas a pasar el fin de semana conmigo o le digo al profesor que yo hice tus ejercicios de cálculo.

—Has lo que quieras.

—En ese caso, Acompáñame —me toma la mano y antes de que de un paso me suelto de su agarre.

—Sé caminar.

—¿Qué castigo te pondrá? —pregunta curioso mientras nos dirigimos hacia el salón en donde se encuentra —me enteré que a Valeria la hizo repetir los ejercicios, quizá y a ti te hace venir a asesorías en la tarde como León, solo que tú de cálculo.

—Eres un Idiota —me detengo y él sonríe —te juro que esta me la vas a pagar.

—Mira no esta tan mal quedarse una o dos horas después de clase para aprender.

Respiro profundo, ¿quedarme después de clases? No, no podía y menos por la materia de cálculo.

—Ganaste idiota, voy a pasar el finde contigo, pero solo si consigues el permiso de mi mamá —aquello es imposible —pero sin importar la respuesta de ella, tú te callas acerca de los ejercicios de cálculo, ¿tenemos un trato?

—Lo tenemos.

―Hola ―al escuchar su voz niego, lo que me faltaba ―Quiero agradecerte por ayudarme.

—Ayudarte no creo, porque tú no estás aportando nada.

—Bueno, te agradezco por hacerme el trabajo.

—Como sea —estoy por irme pero algo llega a mi mente ―Una pregunta. ¿Quién te dijo que me gustabas?

―Galilea ―esa respuesta no me la esperaba.

No puedo creer lo que acabo de escuchar, ¿será verdad o solo lo dijo por decir? Tengo que preguntárselo a mi amiga.

—Me voy porque tengo clase.

—Si vete —le digo mientras hago un ademán para despedirme.

―Entonces...

―Vamos a mí casa para que le pidas permiso a mi mamá.

—Perfecto.

Salimos de la escuela y en aproximadamente 15 minutos llegamos, ambos entramos hasta donde se encuentra el comedor.

―Hola ―me saluda mi madre ―¿Cómo te fue? ―mira al Emperador ―¿Quién es él? ―el chico se va a presentar pero no lo dejo.

―No es nadie y contestando a tu pregunta, he tenido mejores días.

―¿No nos vas a presentar?

―Mamá, ni siquiera se como se llama.

―¿Tienen un trabajo juntos o algo así?

―No, estoy aquí porque quiero hablar con usted.

―Claro.

―¿Dónde está Roberta? ―pregunto para cambiar de tema.

―Está haciendo su maleta.

―¿Por qué?

―De eso quiero hablar contigo.

―¿Nos vamos a mudar? ―añado emocionada ―sería la mejor noticia que podrías darme.

―No te ilusiones, porque por ahora nos quedaremos aquí ―mi felicidad se esfuma ―tengo un viaje de trabajo y en dos horas sale mi vuelo.

―¿Y a qué lugar vamos?

―No Renata, esta vez voy sola ―la miro confundida ―regreso el martes en la tarde y no las puedo dejar sin supervision de un adulto, así que se van a ir con su padre.

―Me encanta la idea de pasar tiempo con papá.

―Que coincidencia ―el Emperador se mete en la conversación entre mi madre y yo ―le estaba diciendo a Renata que la invitaba a la boda de mi prima.

―¿En dónde es?

―En la playa, de hecho le dije que pasara el fin de semana conmigo.

Sonrío, mi madre le va a decir que no, nunca duermo fuera de casa a no ser que este alguno de mis padres de otra forma no tengo permiso.

Suelto un suspiro de alivio, ya gané, no voy a ir a ningun lado con él.

―¿Solo van ustedes? —aquella pregunta me sorprende.

―Por supuesto que no, invité a unos amigos.

Definitivamente le está mintiendo.

―¿Cuándo se irían?

Esta conversación entre ellos no me dice nada bueno.

―Le comenté que nos fuéramos hoy a las tres de la tarde, para llegar a las ocho de la noche, se quedaría viernes, sábado, domingo y regresaríamos el lunes en la tarde.

—¿El lunes?

—Sí, no hay clases hasta el martes.

―¿Qué te respondió mi hija?

―Me dijo que no podía darme una respuesta hasta hablar con usted, entonces yo le dije "no creo que tu mamá te diga que no, sacaste la mejor calificación en cálculo y con un punto extra"

Sí, el Idiota es inteligente, utilizar eso para convencer a mi madre...

―¿Eso es verdad? ―me mira y yo no digo nada, quiero ver hasta donde es capaz de llegar.

―Aquí están los ejercicios ―le enseña las hojas.

―Felicidades hija, hace tanto tiempo no sacabas una buena calificación en esta materia ―admira las hojas como si fueran un premio ―por supuesto que te doy permiso ―dice emocionada.

―¡¿QUE?! ―añado desconcertada.

—Hace mucho no sales, te vendrá bien distraerte.

―Y qué mejor que en una boda en la playa.

―Tú cállate ―le digo a él mientras me acerco a mi madre ―mamá, yo no necesito nada, reconsidera lo que estás diciendo.

―Te doy permiso para ir a la boda.

―Pero... ―replico.

—Muy bien Renata, tenemos el permiso de tu mamá, que era lo que te preocupaba —niego un par de veces.

—Pero es que ya estaba el plan de ir con mi papá, no me gustaría quedar mal con él.



#1705 en Novela romántica

En el texto hay: humor, romace, amor

Editado: 16.08.2024

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