Hermosa Irreverente

《Te faltan como diez mil tornillos》

Cap 6

Renata

Cubro mi boca con mi mano cuando bostezo, parpadeo un par de veces para poder asegurarme que he despertado correctamente, realmente dormir me sentó bien, me siento con más energía y con muchas ganas de comer.

Frunzo el entre cejo cuando me doy cuenta que ya es de noche y seguimos en el auto, ¿qué está pasando aquí? Lo decía de broma pero, ¿será que si me va a secuestrar?

Volteo a verlo y me doy cuenta que se está quedando dormido, si fuera un secuestrador no sé dormiría, así que no lo es, bajo el vidrio para poder ver correctamente donde estamos, de inmediato me llega un golpe de aire a la cara, pero lo que me sorprende es que no estamos en una carretera tránsitada, no hay autos, si acaso acaba de pasar uno.

Me inclino hacia enfrente y veo la guantera abierta, pero lo que me sorprende es lo que hay dentro de ella.

—¿En dónde estamos y a dónde carajos vamos? —pregunto mientras le doy un pequeño golpe en el pecho para que se despierte, abre los ojos y me mira un poco confundido —¿Sabes que? Me quiero bajar.

—A ver esperate.

—No, me quiero bajar, deten el auto..

—Primero cálmate, no te estoy secuestrando, así que elimina esa idea de tu cabeza, porque estoy seguro que eso piensas, tampoco te voy a hacer daño...

—Pues eso dicelo al asesino que va manejando

—¿Asesino? —pregunta confundido y por unos segundos ve al hombre que va al volante, quien ni siquiera nos mira por el espejo retrovisor.

—Quiero que detengas el auto.

—Está bien, solo quiero que...

—¡Ahora!

—Puede ser un poco peligroso que el auto se detenga a mitad de carretera, mejor...

―¡Detén el auto ya!

—Estamos a unos minutos de...

—¿O detienes el auto o aceptas las consecuencias de tu decisión? —como no me responde decido abrir la puerta del auto y el hombre que maneja baja la velocidad.

—Cierra eso por favor, es peligroso.

—Más peligroso es estar en medio de no sé donde con dos hombres que al parecer son asesinos —niega totalmente confundido

—Isaac, deten el auto y pasame de la guantera el...

Sin si quiera analizar lo que estoy a punto de hacer, me aviento y salgo rodando, el auto para de inmediato, los dos bajan y van hasta donde yo me encuentro.

Me empiezo a quejar del dolor e intento levantarme yo sola, pero no puedo, en lugar de llorar comienzo a reírme porque es realmente estúpido, salté del auto para escapar, pero ahora no puedo levantarme para huir.

—¿A caso estás loca? —pregunta molesto mientras me ayuda a levantarme —Isaac, por favor llama a una ambulancia.

—Y a la policía, para que los detenga por llevarse a alguien en contra de su voluntad.

—¿Puedes caminar? —asiento —Isaac, cuelga eso.

—Llévame a mi casa.

—Estamos muy lejos, así que sube al auto.

—No voy a subirme de nuevo.

—¿Piensas quedarte en medio de la nada? —volteo a mi al rededor y veo lo sólido que está la carretera —por lo menos deja que te lleve a donde hay civilización y allá decides.

—Está bien, pero si me haces algo solo recuerda que mi mamá te va a encontrar y vas a pagar —asiente sin entender muy bien lo que digo.

Los tres subimos al auto y durante los treinta minutos que dura el camino, nadie dice una palabra, solo con el doctor cuando hicimos una parada en un hospital para que me revisaran, por suerte me dijeron que estaba bien, unos cuantos golpes y un raspón en la pierna que me dolió mucho cuando lo desinfectaron, pero todo bien.

Miro por la ventana cuando el auto se detiene frente a un edificio, Isaac baja del auto y nos deja a los dos solos, cuando intento abrir la puerta no puedo, esta vez tiene seguro.

—¿Te duele mucho tu pierna? —pregunta después de un largo tiempo en silencio.

—No. ¿Puedes abrir? Me quiero ir.

—¿Qué pasaba por tu cabeza cuando tomaste la decisión de aventarte del auto?

—No te conozco ni a ti, ni al señor que maneja, cuando vi el arma fue lo único que se me ocurrió.

—¿El arma? —pregunta como sino entendiera de lo que hablo.

—Sí, la que esta en la guantera —suelta un suspiro al escucharme.

—¿Por qué no en lugar de aventarte me preguntaste?

—Porque no ibas a ser honesto conmigo.

—Pregúntame.

—¿Qué?

—Pregúntame.

—¿Por qué tienes un arma? —le hago la pregunta finalmente.

—Isaac no solo es mi chofer, es parte de mi seguridad, por eso porta el arma, no porque seamos asesinos.

—¿Tienes seguridad?

—Claro, México es un país demasiado peligroso, además el pasa desapercibido como chófer.

El señor de seguridad regresa y bajamos del auto para entrar al edificio donde se encuentra su departamento, al entrar me da un breve recorrido para terminar sentados en la sala.

—Tengo que decirte algo —voltea a verme un poco preocupado —No le mentí a tu mamá —frunzo el entre cejo.

—¿Ahora de qué hablas?

—Venimos a la playa para la boda de mi prima Dania.

—¿Qué? —asiente —me trajiste en contra de mi voluntad y a eso se le llama...

—Te traje con el permiso de tu mamá.

—Pero con el mío no.

—¿Vamos a empezar? Para que me prepare mentalmente.

—¿Y que va a haber de comer? —al escuchar mi pregunta sonríe.

Luego de cenar algo decidimos ver una película de acción, ya que es mi género favorito, cuando va por la mitad mis ojos comienzan a cerrarse.

Me despierto al escuchar el celular sonar, lo primero que veo es la hora, son 10:00 a.m. froto mis ojos y empiezo a buscar el aparato que acaba de interrumpir mi sueño, lo saco de mi mochila y se lo acerco.

―Te están hablando ―no me hace caso ―¿No piensas contestar?

―Contesta tú ―dice aún dormido.

Llamada

―Bueno ―contesto mientras bostezo.

―¿Quién habla? ―pregunta una chica del otro lado de la línea.

―Renata ―se queda un momento en silencio.

―No eres con quien quiero hablar.



#1560 en Novela romántica

En el texto hay: humor, romace, amor

Editado: 16.08.2024

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