Cap 34
Renata
La semana ha transcurrido muy lenta y no sé precisamente porque, pero los días duran más tiempo de lo normal y no es mi imaginación porque a mi hermana le pasa lo mismo. Esto debe deberse a un cambio de horario o a que estamos tan estresadas que vemos el tiempo pasar lentamente.
Ahora estoy en la clase de la psicóloga y el día va de mal en peor, me acaba de pedir que le enseñe avances de mi trabajo, aquien no tiene nada le quita un punto en la calificación final, pero eso es lo que menos me importa, psicología, es una materia adicional, no cuenta para la boleta oficial, así que no hay problema.
Sinceramente es el peor trabajo que ha dejado. ¿De que nos sirve saber acerca del amor? Fue más "fácil" hacer el proyecto del año anterior La felicidad aunque casi me reprueba, pero fui a hablar con Diares y le dije que no podía reprobarme porque eso era lo que yo pensaba acerca del tema y al hacerlo estaba reprimiendo mis emociones.
Al final me salí con la mía y terminó entendiendo mi punto.
Pero esta vez es diferente, cada que trato de redactar mi trabajo no puedo, mi mente está en blanco, es un tema que no entiendo y que ni siquiera se si se pueda entender.
Estúpido trabajo. ¿Quién pone este tipo de trabajos en la preparatoria?
Doy gracias al cielo, doy gracias al cielo...
Doy gracias al cielo por haberte conocido, Por haberte conocido, doy gracias al cielo Y le cuento a las estrellas lo bonito que sentí, lo bonito que sentí cuando te conocí.
Ya Renata, deja de cantar.
Pero la culpa es de mi mamá tiene una obsesión con ese cantante, ayer hicimos videollamada antes de dormir y repitió la canción como mil veces, por suerte le bajé todo el volumen a la tableta, poco me duro el gusto porque mi papá se dio cuenta y me pidió que le subiera el volumen.
Pero todo fue diferente cuando vi la manera en la que mi padre disfrutaba que mi madre cantara y no es que lo haga muy bien pero tampoco lo hace fatal, digamos que... un término medio.
Sus ojos se iluminaban al tiempo que veía a mi madre cantar y bailar mientras volteaba algo de un sartén.
Amaury al darse cuenta me susurró.
—Eso es amor.
Me alegré por la sonrisa que se dibujó en los labios de mi papá.
¿Cómo puede existir algo así?
La forma en la que la miraba era tan especial, me resulta extraño que sin importar los años que han pasado la siga viendo de la misma manera.
—¿Y bien? —susurra Amaury —¿Aceptas mi invitación?
—No —respondo mientras pongo la fecha en mi libreta.
—Ranita, ¿en serio? —asiento sin mirarlo, en ese momento me quita la pluma con la que estoy escribiendo.
—Dámela —niega —¿Estás seguro? —me mira confundido cuando mi mano empieza a tocarlo por encima del pantalón.
—¿Qué haces? —sonrío —aquí no, estamos en la escuela —susurra preocupado ya que enfrente tenemos a Diares.
Lo ignoro por completo y de inmediato se pone de pie.
—¿Sucede algo? —pregunta Diares, no aguanto y suelto una carcajada —Renata, ¿por qué la risa?
—Porque me dieron ganas de reír, creí que era evidente.
—Amaury, vuelve a tomar asiento —me mira y niega.
—Es que tiene miedo de lo que le puedo hacer —coemnto en doble sentido, él lo entiende pero la directora no, piensa que le puedo jugar una broma como lo tirarle el agua encima.
Al ver la cara del Emperador me empiezo a reír.
—Vuelve a tomar asiento y Renata para de reír, por favor.
Ninguno hace caso.
—Les voy a pedir que salgan un momento y regresen cuando...
No la dejo terminar cuando ya estoy en la puerta.
—Te encanta perder clases, ¿verdad? —Pregunta Diares un poco molesta.
—Me fascina —respondo con una sonrisa y niega.
Salimos del salón, yo decido entrar al baño de mujeres, me veo en el espejo mientras arreglo mi uniforme.
—¿Pero qué..? —pregunto confundida al verlo entrar, se asegura que no haya nadie en los cubículos y luego cierra la puerta principal.
Arqueo una ceja.
¿Qué pretende?
—Fue muy gracioso como te pusiste en el salón —se acerca a mí.
—¿Te parece? —asiento mientras me empiezo a reír, pero guardo silencio cuando una de sus manos recorre mis muslos levantando mi falda.
Trago saliva y ahora él es quien sonríe.
Su mano sube hasta mi entrepierna.
—¿Ahora ya no ríes? —pregunta con descaro —¿Quieres que siga? —asiento.
Sus dedos hacen a un lado mi ropa interior, pero no hace nada.
—En la escuela no —susurra muy cerca de mis labios y suelta una carcajada.
—Idiota —lo empujo hacia atrás.
Se vuelve a acercar y pongo los ojos en blanco.
—No, aléjate.
—¿Estás segura?
—Sí, ya perdiste tu oportunidad.
—Mírame —no lo hago, así que toma mi mentón para que lo vea —¿Ranita se volvió a quedar con las ganas de que la tocara?
—Eres un reverendo idiota —le susurro muy cerca de sus labios, me sonríe y cuando estoy por besarlo me alejo —¿Emperador se quedó con ganas de probar mis labios?
—No, eso sí que no.
Me carga y enredo mis piernas en su cintura, nos besamos con desesperación, como si estuvieramos esperando este momento toda la vida.
Sus labios bajan a mi cuello y es ahí cuando decide sentarme en la barra del lavamanos, se separa un poco de mí y me sonríe.
Levanta mi falda y sus labios empiezan a besar mis muslos van subiendo hasta llegar a mi entrepierna.
—Amaury... sigue...
—No pensaras que voy a parar aquí, ¿verdad?
Tomo aire antes de que siga, pero en ese momento comienzan a tocar la puerta con desesperación.
Amaury maldice por lo bajo.
—¡Salgan de ahí! —grita Diares.
Ambos nos vemos en el espejo mientras nos acomodamos la ropa.
—¡Abran, por favor! —grito mientras golpean la puerta —¡Está atorada!
—¡Aléjense!
Tenemos solo segundos para inventar una excusa del porque Amaury está en el baño de mujeres y tiene que cuadrar con las cámaras que lo vieron entrar segundos después de mí.