Hermosa Irreverente

《La pijamada》


Cap 36

Amaury

Las clases están pasando rápidamente, al menos para mí, Renata en cada hora que pasa dice que prefiere aventarse del segundo piso a seguir escuchando las voces de los maestros explicando algo que no entiende.

Y me preocupa que hable en serio, porque sí decide hacerlo, habrá daños colaterales, por ejemplo; podría romperse un hueso o recibir un golpe fuerte en la cabeza que provoque... es mejor no pensar en eso.

Todo el día a estado bostezando y es entendible, es viernes, lo único que quiere es descansar y para su mala suerte hoy no podrá, tengo preparado algo en mente.

Es algo que estado pensando desde hace algunos días y estoy seguro que le va a encantar.

Bajamos a la cafetería, compramos algo para desayunar y tomamos asiento.

—Renata, tengo planes...

—Que bueno por ti.

—Contigo —termino de decir.

Estoy por hablar pero entran unas chicas riendo.

—Renatita —pone los ojos en blanco —imagínate que hoy vamos a tener noche de chicas —le susurra cerca de su oído.

—Imagínate que no me importa —le responde con una sonrisa.

—¿No extrañas hacer cosas de chicas? —la mira con cara de cállate — ¿Quieres venir? —está por responder pero no la deja —solo bromeaba, jamás te invitaría.

Se levanta y ve lo que Galilea tiene en una de sus manos.

—Deberías conseguirte amigas, debes sentirte mal de no hablar cosas de chicas por estar con él, pobre de ti.

Le arrebata el yogurt de sus manos y Galilea cierra los ojos, al igual que yo,  piensa que se lo va a derramar encima.

—Deja de gastar saliva y abre tus ojos, no me tengas miedo.

De mala manera deja el yogurt en la mesa.

Creí que se lo iba a tirar encima, todo apuntaba a eso, pero, ¿por qué no lo hizo?

—Me das lástima.

Renata sonríe.

—¿De verdad? —pregunta con incredulidad y Galilea asiente —¿Tú que careces de todo, le tienes lástima a alguien como yo? Que curioso.

—Por estar con él, perdiste una gran amistad —responde evadiendo el comentario que ha hecho Renata.

—Así que tú digas, "que gran amistad" la verdad no.

—Espero que nunca en la vida...

—Galiea, déjala tranquila —interviene Ybar, lo que me sorprende, ¿no sé supone que detestaba a Renata? 

—No te metas.

—Solo deja de molestar y ya vámonos —la toma del brazo pero se suelta de su agrre.

—Das lástima, Renata.

—Con lo mucho que me importa.

Sale de la cafetería y la veo dirigirse al salón.

Sin duda algo está mal con ella, es evidente que lo que le dijo Galilea le afectó.

Durante es resto de las clases no dice nada, mantiene su vista al frente como si estuviera prestando atención, pero sé que no es así, su mente debe estar en lo que sucedió en la cafetería.

La clase termina y todos empezamos a salir, empeizo a guardar mis cosas y cuando levanto la mirada me doy cuenta que ya no está, 

Bajo de inmediato y la encuentro en la salida, está a punto de irse.

—Renata —se gira y me mira cansada  —hoy preparé algo para los dos, una cena a la luz de la luna, ¿qué te parece?

—Mira, no necesito tu lástima —el tono que utiliza no me gusta —No tienes que hacerlo para que no me sienta mal.

—No, estás...

—Amaury, no tienes que pasar tiempo conmigo solo porque no tengo amigos.

—No lo hago por eso.

—Como sea —empieza a caminar para irse, pero me paro enfrente de ella, impidiendo que continúe su camino.

—Preparé algo para está noche...

—Amaury, basta, por favor.

—Sé que te va a gustar,  lo he estado preparando desde...

—No voy a ir a esa maldita cena con la luna porque se que lo haces por lo que dijo Galilea.

Antes de que pueda contestarle pasa a lado de mí y la veo subirse al auto de su papá.

Suelto un suspiro.

Subo a mi auto y manejo.

Estaciono mi auto frente a su casa, salgo y toco el timbre.

Al pasar unos segundos alguien abre la puerta.

—Renata no está —responde Karoa de mala manera.

—¿Puedo pasar? —se encoje de hombros —¿Estás bien?

—¿De verdad preguntas eso?

Estoy por hablar cuando veo a Roberta asomarse.

—¡Cuñado! —sonrío —pasa, ¿qué haces ahí? —su prima no está de acuerdo con que entre —Karoa, dale permiso —muy a su pesar se hace a un lado y entro —supongo buscas a Renata.

—Sí.

—¿Que ocurrió? —niego al tiempo que epezamos a caminar —¿Por qué no vinieron juntos?

—Tuvimos un malentendido.

—Por eso yo tengo pareja, porque no quiero complicarme la vida, pero en fin, puedes esperarla en su cuarto.

—Gracias —le tomo la palabra y subo.

Camino hasta donde hay una fotografía de ella y de su papá, sostengo el portarretratos por unos segundos y lo vuelvo a dejar en su lugar.

Luego de unos minutos la puerta se abre.

—¿Quién te dejó entrar? —antes de que pueda contestar lo concluye —¡ROBERTA!

—Tenemos que hablar, el día que fuiste a mi departamento dijiste que era mejor hablar las cosas, ¿tan rápido se te olvidó?

Cierra la puerta y se acuesta en la cama, hago lo mismo.

Suelta un suspiro.

—Lo que me dijo Galilea me puso a pensar y mucho —dice mientras mantiene su mirada fija en el techo —no tengo amigas, hay cosas de chicas que no puedo platicar contigo, de contártelas te las cuento, pero no es lo mismo, ¿entiendes? —asiento —me molestó demasiado que dijeras lo de la cena, porque sentí que con eso estabas confirmando lo que ella dijo.

—Mira, admito que fui un idiota por insistir tanto, solo pensé que era buena idea para que te despejaras de la escuela de los profesores y de las personas que molestan.

Se queda pensando en lo que acabo de decir, al ver que no dice nada, decido hacerlo yo.

—No me das lástima —sus ojos se posan en los míos —la cena era algo que tenía planeado desde hace tiempo, pensé que sería algo romántico.

—¿La cena con la luna todavía está disponible?



#1920 en Novela romántica

En el texto hay: humor, romace, amor

Editado: 16.08.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.