Christopher.
Mi corazón late con demasiada fuerza, la ola de emociones ha comenzado a inundar por completo mis adentros. Era el nerviosismo lo que principalmente me amenazaba con hacerme explotar.
"Deja de ser un gallina, deja de actuar así. Tienes que mantenerte fuerte, tienes que seguir haciéndolo o lo arruinarás", me reprendió la voz severa dentro de mi cabeza, pero esta solo logró hacerme sentir más inquieto.
Han pasado tres horas desde que Koran y Adela se fueron y, desde entonces, me he estado volviendo loco, pues los chicos y yo hemos empezado a movernos para nuestra pronta partida del refugio de Emmett.
Estoy hecho un lío...
Tenemos que irnos, tenemos que dejar el refugio en cuanto antes. Si me quedo más tiempo aquí, involucraré a Emmett y a sus compañeros en un serio problema con el Guardián. Ya es demasiado con lo que tenemos por ahora, además... no puedo perturbar más a Emmett, no después de todo lo que ha hecho por ayudarnos.
Sé que salir al mundo de ahora es demasiado riesgoso, pues con lo horrible que se ha puesto la situación allá afuera con los humanos, está más que claro que si los enfrentamos, correremos un gran peligro. Pero en estos momentos no tengo otra opción. Darle cara al desastre que se ha desatado... tiene que suceder tarde o temprano.
Nuestro plan es buscar un punto cargado de energía luminosa para abrir un portal que pueda llevarnos a Phoenix. Nos es imposible utilizar la que hay en el recinto, pues si recurrimos a la energía de los Anónimos que se encuentran aquí... nos expondremos demasiado. El Guardián será capaz de detectar de inmediato a la energía del vengador que aún poseo. Logrará encontrarnos y todo se irá a la mierda.
Es por eso que ahora debemos encontrar un lugar lejos de ellos, para que no sea capaz de distinguir mi energía en medio de toda la luminosa. Temo decir que la que cubre ahora al mundo... ya es tan similar a la mía que incluso logrará camuflajearla. Entre la oscuridad que hay afuera... la mía podrá pasar desapercibida.
Gran mierda.
Ese es otro problema porque, si el mundo es ahora total oscuridad, se nos será más difícil encontrar una fuente de energía luminosa.
"Aún existe...
Claro que existe.
No todas las personas han perdido la razón, Chris. No todos se han vuelto violencia y temor. Recuerda a los que siempre han creído en esto. Recuerda a los que nunca le temieron...
Ellos son los que deben crear un balance en este momento".
Miro a mis costados en busca de alguno de los chicos y por el pasillo que se encuentra a mi izquierda logro percatarme de Abby. Camina hacia mí, cargando una enorme mochila negra. Sus ojos, escondidos detrás de unas lentillas verdes, me miran con pesar después.
—Pensé que ya habías entrado —indica después hacia la puerta que se encuentra al final del corredor que yace frente a mí. Desvío la mirada de ella y trago grueso. La escucho suspirar después.
—Chris, sé que tienes miedo, pero debes enfrentar esto ahora. Tienes que darle la cara y explicarle lo que hemos acordado todos.
—No nos creerá, Abby —suelto después de encararla—. Todos han sido testigos de cómo ha reaccionado conmigo y...—
—Es normal que sienta miedo, no te conoce ahora, Chris —me interrumpe Abby. Esas palabras me hacen sentir como si me clavaran un puñal en el pecho.
Estoy siendo ridículo, lo sé. Ella despertó hace una hora, fue lo que nos avisó el médico Anónimo, pero no he tenido el valor de acercarme ni siquiera a la puerta de la habitación. No quiero alterarla otra vez, no quiero que me tema... No quiero que vuelva a rechazarme.
Trato de aferrarme a las palabras de Abby, pero aún así me causan dolor, porque tienen razón. Ella no sabe quién soy, y yo tampoco sé quién es ella ahora. Lo único que sé es que está aquí de nuevo y que se trata de ella, de Constans. De la chica que me salvó hace veinte años, de la persona que estuvo conmigo en tantos momentos de locura. De la chica... de la que aún sigo estando enamorado y por la que he hecho lo inimaginable para poder recuperarla.
Es ella, es así cómo lo siento, pero aún así tengo que ser sincero conmigo mismo. Ella va a temerme porque no me conoce, porque ha pasado por cosas horribles y seguramente en este momento debe encontrarse muy confundida. Tengo que ser prudente, tengo que actuar con cautela porque la situación con ella también es muy delicada.
—Chris... —la voz de Abby me ayuda a regresar al aquí—. No quiero lastimarte... pero es mejor que te vayas haciendo a la idea de que ella no...
—No me conoce. Lo sé —respondo con voz débil y después tallo mi rostro con mi mano. El corazón se me ha hundido más en el pecho, y aunque ahora trato de convencerme a mí mismo de que aferrarme a la verdad es lo mejor... una parte de mí sigue sin cooperar.
La puerta al final del pasillo se abre, y Abby y yo giramos para mirar a quién ha salido. La rubia de inmediato deshace nuestro contacto cuando se percata de que es Jess la que ahora se encuentra afuera de la habitación.
—Chris... —Jess mira la puerta y después enfoca su mirada en mí—. Está... estable. No nos explicamos el porqué es así, pero ella ha comenzado a hablar.
Asiento y después miro hacia la puerta entreabierta. Logro escuchar la voz de Emmett y la del médico Anónimo. Están hablando de los medicamentos que aún se le deben suministrar. No la escucho a ella dentro de su conversación, pero aún así... soy capaz de oír su respiración.
Oh, por Dios...
Trago grueso y después de dedicarle una mirada a Jess, decido armarme de valor para volver a caminar y, sintiendo un ligero temblor en mis manos, tomo la perilla de la puerta de la habitación y la empujo.
Una tensión más aplastante que antes me envuelve cuando pongo un pie dentro y soy recibido por tres pares de ojos. Emmett mira de soslayo a la chica que yace en la cama y después a mí. Lo veo asentir, despacio, y eso es todo lo que necesito obtener de él para entender que puedo intervenir.