n u e v e

YoonGi había ido muy temprano a casa de JiMin por él, quería salir con él. Y el pelinegro no sabia porque pero estaba emocionado. Se vistió con jeans negros ajustados y una camiseta blanca con estampado de dibujos en color negro. Una camisa de rayas la cual llevaba abierta que tenía una frase en la parte del pecho y unas botas negras para completar el atuendo. 

YoonGi por su parte, vestía jeans de mezclilla, una camiseta verde con estampado de letras blancas, tenis blancos y una chaqueta de mezclilla negra. Y como siempre... tenía una bandana.

JiMin creía que harían algo divertido pero los planes del pálido eran otros. Arrastró al menor al local de videojuegos. Sí, aquel donde se había peleado el mayor o mejor dicho lo habían golpeado por culpa del menor.

JiMin se rehusaba a entrar pero el pálido estaba empeñado en que entraría quisiera o no, así que tomo su pequeña y regordeta mano y prácticamente lo arrastro al interior. Cuando llegaron a aquella mesa del conflicto, YoonGi acerco una silla donde le hizo una señal a JiMin para que se sentara, pero este se negaba y se acercó a la mesa. 

 —¿Puedes enseñarme a jugar?—Pregunto el pelinegro realmente queriendo que se apiadara y le enseñara.

—Minie...—YoonGi también había empezado a decirle así para evitar confusiones.—Se sentaba en silencio y observaba cómo jugaba.—Dijo mientras lo llevaba a la silla tomándolo de un brazo.—Así que sé cómo ella y quédate aquí.—Ordeno el pálido sentándolo.

Un poco molesto el menor empezó a moverse en la silla para acercarse más a la mesa y para molestar un poco a YoonGi, en realidad. El pálido lo veía entre divertido e incrédulo. JiMin estaba haciendo todo el ruido posible mientras YoonGi solo lo veía.

De pronto el pelinegro dejo de moverse un momento y YoonGi seguía viéndolo así que dio un salto más con la silla haciendo ruido y moviéndose exageradamente en esa para después quedarse quieto y cruzar los brazos viendo al castaño con molestia.

—¡Hey JiMin!—Escucharon la voz de una chica en la entrada. 

 —Cariño te enseñare como se juega.—Dijo rápidamente YoonGi tomando al menor del brazo y acercándolo con él a la mesa.

El pálido lo hizo inclinarse un poco frente a él mientras que YoonGi se posiciona a la espalda del pelinegro, acomodó las pequeñas manos sobre el taco y colocó las suyas sobre estas fingiendo decirle cómo hacerlo.

JiMin solo sonreía exageradamente para que todo mundo viera lo feliz que era al estar ahí con su no novio. Le dieron una rápida mirada a donde estaba Minie y ella simplemente los vio y se dio la vuelta para salir del lugar. 

JiMin mordió su labio inferior.

Cuando vieron que Minie salió del local, YoonGi se separo del pelinegro jalando el taco y golpeándolo en la cara con este. El menor se quejó y toqcó la zona golpeada. No había sido muy fuerte pero dolía.

—Acabas de sabotear nuestro montaje.— Se quejó el pálido viéndolo. 

 —¿Por qué dices eso?—Preguntó incrédulo el menor.—Pareció que funcionaba. Observó toda la escena.—YoonGi asintió con seriedad. 

 —Sí, seguro vio lo obstinado que eres. Buen trabajo.—Finalizo con sarcasmo.

Aquello hizo sentir un poco mal a JiMin. Pues pensaba que quizás el pálido tenida razón y lo había arruinado. Suspirando profundamente se dijo a sí mismo que pondría de su parte para hacer bien las cosas.

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JiMin apenas saldría de la universidad, se había quedado hasta tarde porque estaba en la biblioteca terminando unas tareas de la semana y también estaba estudiando para los exámenes que tendría pronto, por suerte a YoonGi no se le ocurrió solicitar su ayuda en estos momentos.

Cuando vio la hora entendió porque se sentía tan cansado y adormilado, pronto serían las 10:00 pm y cerrarían la biblioteca. Con parsimonia tomó el montón de hojas que tenía esparcidas por toda la mesa y las acomode en carpetas diferentes por materia.

Apiló los libros y los dejo en una orilla del escritorio para que el encargado los llevara a su sitio. Colocó su mochila en sus hombros y salió dando un bostezo. Aún había muchos estudiantes y todos lucían igual de cansados. Eran esas fechas en que todo mundo estaba como loco.

Cuando el pelinegro estaba cruzando la calle de la universidad un claxon lo asusto haciéndolo saltar a otro lado para evitar el golpe pero con el susto terminó soltando sus carpetas al aire. El auto ni siquiera se detuvo y terminó esparciendo más las hojas por toda la calle.

Con un gruñido de fastidio se agachó para empezar a recogerlas todas antes de que algún otro auto pasara o alguien las pisara. JiMin estaba muy adormilado pero aun así noto al chico que se hinco a su lado ayudándolo a recoger el monto de hojas esparcidas por todas partes.

No podía verle el rostro pues la luz de las lamparas los iluminaba de manera muy tenue y su vista estaba algo borrosa por pasar tanto tiempo en la biblioteca.

—Que buenos compañeros tiene.—Comento burlón el desconocido mientras recogía hojas.—¿No tienen asignaturas que les enseñen buenos modales?—Preguntó divertido, entonces JiMin se sonrojo porque el chico seguro había escuchado la risa de las personas en el auto.

Una vez ambos estuvieron de pie, el pelinegro puedo ver que su piel era ligeramente acanalada, delgado y un poco alto. Le llegaba cerca de la nariz. Su mandíbula era afilada, sus labios ligeramente rellenos, una nariz pequeña y ojos medianos de color negro que hacían juego con su cabello. El moreno estiró su mano entregándole las hojas con una sonrisa a la cual JiMin correspondió.

—Gracias.—Dijo amablemente JiMin recibiendo las hojas. 

—Nam JooHyuk.—Estiro su mano presentándose.

—Park JiMin.—Respondió el pelinegro estrechándola. El chico hizo un gesto de sorpresa.

—JiMin.—Repitió asintiendo.—¿Necesitas más ayuda?—El moreno solo la pequeña mano.