q u i n c e

A YoonGi le gustaba mucho bailar y la verdad es que aquello se le daba muy bien. Pero por ahora prefería estar haciendo el tonto con JiMin. Ambos estaban en el centro de la pista moviéndose mientras reían.

Los marrones ojos del menor se pasearon por el pálido rostro de YoonGi.

Ese que posiblemente ya conocía de memoria pero del cual nunca se cansaba. Y nunca parecía ser suficiente. Siempre quería más tiempo solo para verlo.

La pequeña sonrisa del pálido se borro al ver cómo lo veía el menor, JiMin dio un paso acercándose al pelimenta.

YoonGi colocó sus manos en la pequeña cintura del menor mientras que JiMin colocaba sus brazos sobre los hombros del pálido.

—Te amo.—Soltó el menor sin pensarlo.

—No puedo respirar...—Jadeo YoonGi. JiMin se alejó para verlo a la cara llevando sus manos a su nuca.

—Acabo de decirte que te amo...—La voz del menor fue un susurro. El mayor sonrío levemente.

—No puedo respirar significa que también te amo.—Su sonrisa se amplio haciendo que JiMin sonriera también.

Una pálida mano se coloco en la abultada mejilla del menor y daba suaves caricias a esta haciendo que cerrara los ojos por inercia. Pronto, sus abultados labio sintieron los delgados labios del mayor. El beso era suave y lento. Gritaba muchas cosas que al mismo tiempo callaba.

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JiMin termino de meter un suéter en su mochila para cerrarla y colgarla su hombro. Salió de su habitación y bajo las escaleras sintiendo su corazón descompasado... como siempre que vería a YoonGi.

—Ya estoy aquí.—informó JiMin al llegar a donde YoonGi esperaba por él recargado en su auto. El pálido tomó la pequeña mano y quitó la mochila en el hombro del menor. Se alejó de éste para dejar la mochila en la parte trasera. Una vez acomodada, YoonGi abrió la puerta del copiloto y sin soltar la pequeña mano que había tomado nuevamente, ayudó al pelinaranja a subir. Metió medio cuerpo al auto para abrochar el cinturón del menor y jaló de este para ver que estuviera bien abrochado. Cuando estuvo seguro de ello dejó un rápido beso en sus labios.

JiMin soltó una timida risita y el pálido sacó su cuerpo del auto para cerrar la puerta del menor y rodear el auto para subirse él también. Puso el auto en marcha y evitó reír al notar la molesta mirada del menor sobre él.

—Yoonie...—Habló el menor con brazos cruzados sobre su pecho, entrecejo arrugado y un leve puchero. Su tono era de advertencia.

—Jiminie...—El pálido soltó una risita al ver a su novio intentando lucir intimidante.

—¿De verdad quieres hacer esto cada vez que salimos?—Su puchero se hizo mas prominente.

—Está bien. Está bien.—Se rindió el mayor. Orillo el auto y se colocó el cinturón también. JiMin sonrío asintiendo.—¿Y mi premio?—YoonGi sonrío de lado viendo al menor que se sonrojaba.

JiMin jaló de su cinturón para aflojarlo sin quitárselo, se acercó al palido y besó su mejilla. 

 —Anda, conduce que se hará tarde.—Ordenó riendo al ver la decepción en los gatunos ojos del mayor.

—Ah. Serás la causa de mi muerte, Jiminie.—Negó YoonGi poniendo el auto en marcha.

Después de un rato de viaje, JiMin empezaba a cuestionarse si YoonGi no lo estaba secuestrando o algo parecido, pronto apareció un letrero que decía Sangju*.

—¿Por qué vamos por aquí? ¿A dónde me llevas?—Se sentía curioso.

El pálido en lugar de contestar a sus preguntas, tomó la regordeta mano y la guió a sus labios para besarla y después pegarla a su mejilla.

—Confía en mí.—Pidió el pálido.

Y JiMin sonrío al escuchar aquello porque realmente confiaba de manera ciega en él.

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El pálido aparcó el auto y lo apagó. Se estiro un poco y sonrío al ver que el menor estaba abrazando la chaqueta que YoonGi le había dado para que usara de almohada. Realmente no quería despertarlo, pero tenia que hacerlo.

El pelimenta salió del auto y lo rodeo hasta abrir la puerta de JiMin, la mitad de su cuerpo se adentro a este. con una mano se apoyaba en el reposabrazos que había entre ambos asientos, mientras que el otro lo apoyaba en el respaldo del asiento reclinado del menor.

El mayor se inclinó y dejó suaves y pequeñitos besos sobre la mejilla de JiMin, fue moviéndosela por la mandíbula de este hasta dejar un suave beso en su cuello para regresar a su mejilla. JiMin sonrío con los ojos cerrados y aquello bastó para que YoonGi le diera un sonoro beso.

—¿Ya llegamos?—Preguntó adormilado el menor, abrió un ojo y veía a YoonGi sonriendo a centímetros de su cara.

—Ya llegamos.—Afirmó dejando otro beso sobre la ropa en su hombro.

YoonGi salió primero y ayudo a JiMin a bajar. Sacó la mochila del menor de la parte trasera al igual que la suya. YoonGi se colgó por la espalda su mochila y por en frente la de JiMin. Éste se rio al verlo. Nunca lo diría en voz alta, pero el menor sabía que aquellas pequeñas acciones, eran como un "te amo" no dicho.JiMin se sentia perdido. No tenían idea de en donde estaban en ese momento, pero pronto sus ojos se abrieron.

Estaban frente al Templo Beopjusa*. Estaba tal como lo recordaba de su niñez.

JiMin amaba esa clase de cosas, el saber que en el lugar donde estaba de pie justo ahora, años atrás estuvo un monje del lugar. Veía cada pequeña parte intentando atesorar ese recuerdo.

Los marrones ojos del menor se llenaron de lagrimas y llevo su mano libre a su pecho intentando recuperar el aliento. Pues habían corrido un poco para llegar ahí.

—Creí que nunca vería esto de nuevo.—Su voz sonaba un poco rota.

—SeokJin tenía razón... esto es lo que te hace feliz. Volver a casa y visitar el Templo Beopjusa. Son las cosas que más feliz te hacen.—YoonGi giró a verlo sonriendo.

El menor soltó su mano porque fue inevitable no llorar por lo que decía. Saco sus lentes y secó sus lágrimas con la manga de la sudadera. El pálido no pudo evitar sonreír ante aquella tierna imagen, sabía que el menor estaba llorando de felicidad y eso lo hacía sentir bien... había hecho algo bien.