Comencé a buscar mi celular pero no lo encontré por lo que supuse que se me había perdido y comencé a maldecir internamente por no cuidar bien las cosas.
Bufé, me senté sobre el sofá, acerqué la mochila dejándola a mi lado, saqué los cuadernos para hacer la tarea y al terminar saqué los cuadernos que el odioso de mi tutor me había prestado para comenzar a pasar los apuntes.
Luego de dedicarle algunas horas terminé, suspire con alivio y miré la hora en el reloj, eran las cinco de la tarde y mi estómago me pedía comida mientras rugía como un león hambriento. Decidí ordenar una pizza, guardé las cosas en la mochila y me dispuse a esperar a que llegara mi comida.
Mientras guardaba los cuadernos del insoportable una nota resbaló cayendo al suelo, la levanté y observé. Sabía que no debía meterme en lo que no me importaba pero la curiosidad había matado al gato.
«Viernes 27»
Mientras me preguntaba que quería decir eso escuche como tocaban la puerta, me levanté y acerqué hasta ella para abrirla encontrando parado en la puerta a un chico de cabello negro y ojos color miel.
Muy apuesto.
—¿si?
—tu pizza—me extendió la caja con una enorme sonrisa en su rostro.
—espera un segundo.—saqué el dinero del bolsillo de mi pantalón y le pagué—gracias.
—a ti.
—¿a mi?—pregunté confundida—¿Por consumir?—reí.
—también.
Nos miramos por algunos segundos. De seguro mi nariz se había puesto roja o morada y solo llamaba su atención.
Estaba considerando la idea de invitarlo a pasar pero mi conciencia me reclamó diciéndome que era un desconocido y sería una tontería invitarlo a entrar.
—gracias—repetí nuevamente—y se alejó, antes de subir a su moto se giró a mirarme y habló.
—por cierto soy Jason.
—Yamileth—sonreí.
—lindo nombre—me devolvió la sonrisa.
Nuevamente dio media vuelta, subió a su moto y finalmente se fue.
Al menos aún quedan personas con algo de modales
La noche llegó, me encontraba viendo una película de terror, era sobre una chica que estaba investigando acerca de una casa abandonada y descubrió que anteriormente fue habitada por una familia que fue asesinada a lo que se desconocía el paradero del asesino, su curiosidad era grande por lo cual ella tenía que encontrar la verdadera razón de que fue lo paso allí.
Seguí viendo la película hasta que de la nada la puerta se abrió de golpe dejando ver una sombra en la puerta haciendo que pegará un fuerte grito.
—¡Te amo Garfield!—la luz fue encendida y cerré los ojos.
—¿Que te pasa?—Y fue ahí donde dejé de gritar para abrir los ojos debido a que reconocí la voz de mi padre.
En definitiva no era la niña asesina que venía por mi para matarme con un cuchillo y después a sacarme los ojos.
La puerta estaba abierta dejando a la vista algunas personas afuera que se veían algo preocupadas, mi horrible grito había atraído la atención de los vecinos.
—¿que pasó?—preguntó una mujer que llevaba entre sus manos una escoba.
—¿está todo bien?—preguntó un hombre como de cuarenta años.
—¿Estás bien—preguntó otra mujer que se encontraba en pijama.
—si esta todo bien.—respondió mi padre dirigiéndose hacia la puerta en donde se encontraban todos—Gracias por preocuparse. Lamento si mi hija los despertó.
—¿que pasó?—pregunto el chico de la pizza de esa tarde llegando hasta la puerta.
Oh rayos, eso quiere decir que uno: vive cerca de mi casa, o dos: grité tan fuerte que se escuchó por todos lados. Que vergüenza.
—si,—dije levantandome del sofá para acercarme hasta la puerta—lo siento, todo esta bien, solo veía una película y me asusté mucho, enserio lo siento—los vecinos se miraron entre si y después comenzaron a irse murmurando cosas.
El chico rió—buenas noches, deberías de no ver tantas películas de terror si te asustan.
—¡Oye!—exclame fingiendo estar enojada y dio la media vuelta para irse.—¿somos vecinos o mi grito fue tan fuerte?—pregunté asustada a lo que inmediatamente se giró a mirarme.
—tu grito se escuchó hasta en veinte cuadras.
—¿¡Que!?—pregunté alterada—¿Enserio?
Volvió a reír—no, somos vecinos, yo vivo enfrente.
—oh—reí—lo siento mucho—dije apenada.
—no te preocupes.—el carraspeo de una cargante me hizo dar media vuelta—ah, hola.
—hola muchacho.
—ah... Soy su vecino, con su permiso, yo me voy.
—adiós.—Jason se giró y caminó hacia su casa, cerré la puerta y sonreí—te pasaste un poco. ¿Lo querías intimidar?
—no.—sabía que mentía—solo que ya es tarde y tiene que dormir al igual que tu.
—ya lo se, en fin yo solo tengo ojos para Andrew.
—si, si.—mi papa ya sabía de mi crush Andrew—¿Que te paso en la nariz?
—me pegué por accidente—me limité a responder.
—bueno—no se escuchaba muy convenvido—vete a dormir que mañana hay escuela.
—lo haré.
Subí a mi habitación, tomé una corta ducha, me coloqué el pijama, me dejé caer sobre la cama y me dispuse a cerrar los ojos.
*****
El despertador comenzó a sonar. lo apagué y me levanté, acomodé la cama, me cambié y bajé a la cocina. Esa vez no había nota pero ya sabía que mi padre no estaba y llegaría hasta en la noche, aún así tenía en claro que me deseaba un feliz día. Tomé un jugo de manzana, corrí hacia el baño a cepillarme los dientes, cogí la mochila, las llaves y salí de casa encontrando afuera de la casa de enfrente a mi vecino.
—hola—saludo desde el otro lado de la calle.
—hola.—caminé hacia el.
—¿a donde vas?—preguntó.
—al instituto ¿y tu?—pregunté al verlo subir a su moto.
—también—encogió los hombros—¿en cual estas?
—Maxwell—respondí—¿y tu?
—Greandlan—asentí—¿quieres que te lleve?
—prefiero caminar.
Mi conciencia me reclamó por no aceptar haciéndome sentir como una completa tonta, después de todo ella siempre hacia eso.
—entonces ¿no quieres que te acompañe?
—como quieras—respondí restándole importancia.
Editado: 30.09.2020