Han pasado exactamente dos días desde mi última conversación con Lorenzo, el parece no comprender que el alcohol afecto tanto a mis neuronas que no puedo recordar nada de lo que sucedió esa noche. Me ha evitado en todo momento, e incluso hasta en los ensayos me ha evitado. ¿Me ha afectado? Si pero a la vez no.
Sobre la escuela, puede decir que aunque soy una de las mejores en los turnos de clases, me he convertido en alguien algo popular y objeto de burlas por culpa de Vizcaya, pues me han dicho hasta que soy una ofrecida por unas fotos que se subió comiendo en un McDonald con los chicos.
Aunque decidí quedarme hoy en casa, pues la cabeza me dolía demasiado luego de una noche intensa de lectura por mi nueva novela de Danielle Steels titulada “Imposible”. Decido que es hora de dejar mi mundo de unicornilandia para ir a la cocina a prepararme algo de comer.
Con mi pijama puesto de unicornio, mis pantuflas de abeja y un antifaz de ojitos de unicornio puesto en mi cabeza, acompañado de un moño despeluzado, salgo a comer algo cuando veo la escena más asquerosa del mundo.
— ¡Mierda! — me giro para no ver más la escena de Lorenzo agarrándose a una chica en la encimera de la cocina— Lorenzo, tienes un cuarto para hacer todas esas cochinadas, en la cocina ¡No!
Me giro lentamente para ver si pararon la escena y encuentro a Lorenzo riéndose pícaramente, agarra de la cintura a la chica que es morena de buen cuerpo que estaba semidesnuda, la cargo entre sus brazos y se la llevo para el cuarto. Yo sin quedarme callada le enseñe el dedo del medio antes que cerrada la puerta.
Agarro mi toallita húmeda que traía en uno de los bolsillos del pijama para sonarme la nariz y al ver la encimera me dieron ganas de vomitar. Limpio bien el lugar y solo puedo recordar lo fabuloso que se veía sin camisa, como sus músculos se tensaban mientras tocaba a esa tipa, sus tatuajes se le ven tan perfectos y esa cabellera rubia que logra infartar a cualquier. ¡Calma Camila! ¡Aguanta, no estamos necesitadas! ¿Aún no?
Me preparo un emparedado de jamón y queso, cuando comienzo a escuchar jadeos intensos. Miro el pan y el hambre se escapa de mis manos. Observo a Tobby que me mira con una gran cara de asqueado al igual que yo.
— ¿Quieres salir un rato Tobby?
(....)
Tobby caminaba con su culito paradito mientras me arrastraba por las glamurosas calles de Fairfax, se paraba en cada esquina a oler todos los objetos y no hablar cuando otro perrito venian hacia él, se pone nervioso y quieren que lo cargue. Bueno ambos estábamos caminando cuando un increíble carro descapotable rojo se nos parqueo al lado con una música bastante alta.
—Cami ¿Qué haces por acá? ¿Y con Tobby?
Lauren bajo el volumen de la música y se nos queda mirando en espera de una respuesta.
—Lorenzo estaba en la casa con una chica haciendo cosas asquerosas, no quiero recordarme de los horribles jadeos. ¿A dónde vas?
—Para casa de Josh ¿Quieres venir?
Asentí inconforme pues para la casa no iba a volver hasta bien tarde, abrace a Tobby y nos montamos en el auto de Lau
Josh vivía en uno de los barrios más ricos de toda Fairfax, su casa literalmente era una gran mansión de 3 pisos donde todo está pulido en mármol, ósea una casa de ensueño. Ya saben que Josh es una gran partido, millonario, mujeriego y con una gran anaconda, un Poe Verne en persona.
En cuanto parqueo su auto, Lauren salió corriendo a los brazos de Sam, mientras que Tobby y yo temblábamos de nervios, bueno Tobby siempre está temblando. Jack seguía con su estilo misterioso, el típico estilo de me importa una verga todo el mundo, tenía una chaqueta negra, un pullover azul que tenía una calavera endemoniada y sus típicos jeans azules con sus botas negras altas.
Sam nos guío hasta la sala donde estaban todos reunidos a excepción de Lolo que, bueno sabemos en dónde anda y lo que está haciendo.
— ¡Trajiste a Tobby! —grita Josh de alegría mientras me arrebataba de las manos al pobre perro que temblaba de miedo — ¿Lorenzo sabe que su perro está aquí?
—Estaba muy entretenido en otra cosa, que ni cuenta se va a dar—sonrió y le pido que me devuelva al pobre chihuahua que está a punto de darle un infarto— ¿Qué van hacer hoy?
Jack por primera vez en días me dirige la mirada y suelta con fastidio su cigarro para responderme.
—Drogarnos ¿Quieres?
De seguro abrí mucho los ojos porque Lauren se empezó a reírse fuerte haciendo que me preocupara, además de comenzar a idear un plan de irme corriendo.
—Jack, no digas esas cosas que Camila va a pensar que somos chicos malos—le regaño el dueño de la casa mientras me daba una sonrisa maquiavélica — Nosotros vamos a ensayar, pero estamos esperando por Lorenzo.
Asentí un poco más calmada, mientras aun en mi mente seguía la idea de una fuga entre Tobby y yo. Me pongo hablar con Lauren, mientras los chicos preparaban una nueva canción. De pronto siento el sonido de la moto de mi querido hermanastro, no sé porque razón mis manos comienza a sudar, mi corazón latir por mil y los nervios están a flor de piel.
Lorenzo abre la puerta de la casa y viene acompañado de la morena de hace un rato. En su cara se ve una gran satisfacción, que la cambia totalmente cuando me ve con su perro en casa de Josh.
—Chicos, ella es Samara mi novia
Todos los chicos comienza a celebrarle el noviazgo, mientras que yo le paso la mano al perrito miedoso, Lauren se queda a mi lado mirando a la muchacha, como si la estuviera analizando.
Luego de un momento de charlas, Lorenzo me hace una seña para hablar. Le dejo el chihuahua a Lau que enseguida comienza hacerle cariño en la panza. Comienzo a sudar descontroladamente cuando me acercó y lo veo algo alterado. Creo que ya debemos dejar claro que es un bipolar sexy.
— ¿Qué haces con mi perro acá? —pregunto mientras mordía su labio inferior y me miraba fijamente.
—Salí a pasear con él, y bueno Lauren nos recogió —Me cruzo de brazos y arqueo una ceja para verme ruda — además ¿Qué te importa Lorenzo?