Hija de dos mundos

Capítulo 5: “una visita inesperada"

Nos quedamos helados mirando la puerta, sin saber que hacer, ya era demasiado con esto de pertenecer a otro mundo para que más encima tuviera que enfrentar a alguien sabiendo que no soy de aquí, es extraño ahora, no me siento cómoda como antes, me siento como de otro mundo, lo cual es irónico, porque es así.  
— ¿Quién es? —le pregunté susurrando a Ene.  
—¿Por qué crees que yo sé? —respondió con él mismo tono.  
— Porque eres un extraterrestre con poderes —señalé de brazos cruzados. 
— ¡Oh!, no me digas claro que lo sé y por ende también sé quien es —añadió en voz baja con un tono burlesco.  
— Entonces si sabes dime —agregué molesta. 
— No, porque tú también sabes quién es —indicó arqueando una ceja.  
— Y, ¿cómo se supone que yo sé? —mencioné cada vez más desesperada por su tranquilidad. 
— Cierra los ojos, piensa que atraviesas la puerta, luego su cuerpo, escucha, ¿sientes su corazón?, —dijo serio.
— Sí —añadí abriendo los ojos.  
— Entonces ya sabes quién es, ¿verdad? —interpeló sonriente  
— Sí, es John...esto es extraño, pero increíble a la vez... ¡oh! no es él ¿debo ocultar a Nat? —mencioné nerviosa recordando el problema.  
— Exacto, este es uno de los pocos poderes de los principiantes, más adelante podrás leer sus mentes y muchas cosas más. Sí debes ser Madison para solucionar esto —señaló inquieto.  
— Es increíble todo lo que pueden hacer estoy tan... —Ene me miraba estupefacto.  
— ¿Cómo es que puedes estar pensando en eso?, ¿Crees que ahora es el momento indicado? —preguntó con un tono irónico.
— Ya...ya, primero lo importante después todo lo demás —aludí desilusionada.  
— Exacto, así que concéntrate —añadió con seriedad. 
— Ya y, ¿cómo hago eso para volver a ser humana? —cuestioné nerviosa.  
— Cierra nuevamente los ojos y piensa en lo que te quieres volver —mencionó sereno.  
Cuando abrí otra vez los ojos, ya era Madison nuevamente, así que le dije: 
— Ene, tienes que esconderte, John no puede saber que estas aquí —en un tono mandón, digamos que no es mi estilo, pero necesitaba que lo hiciera pronto, ya estaba bastante estresada con lo que le iba a decir a John.  
— ¿Es necesario? —añadió sonriente, volviendo a su natural ironía. Solo quiere fastidiarme con sus estúpidas preguntas como las que yo le hice a él, aunque en mi defensa yo hago preguntas por intriga no por molestar como él.  
— No puede verte así Ene y tú...no tengo porque darte explicaciones, solo hazlo —expliqué enfadada, en serio esto de ocultar lo que soy me está alterando.  
— Ya, pero antes debo decirte que tienes un carácter demasiado sensible, ahora sabes lo que se siente —interfirió algo molesto.
— Probablemente, pero mis preguntas eran razonables —añadí elevando un poco el tono. 
— Como tú digas —dijo alejándose.  
Ahora que Ene estaba escondido me dirigí al umbral de la puerta para abrirle a mi amigo: 
— Hola John, ¿qué haces por aquí a esta hora? — interrogué simulando estar relajada.  
— Venía a ver como estabas, después de que te desmayaste no supe nada de ti. Dijeron que te habías ido a tu casa y eso me preocupo. ¿Estás sola? porque hace un rato te escuché gritar —cuestionó impaciente. 
— Que considerado eres John, pasa si quieres, así me cuentas como estuvo el día —manifesté sonriente.  
— Okey, igual no fue nada fuera de este mundo, además aún no respondes mi pregunta —enunció poniendo énfasis en la primera oración.  
— Aaaah no solo estaba hablando por teléfono con una amiga, nada más... ¿quieres algo para comer? —añadí nerviosa.  
¿Por qué habrá dicho y puesto tanto énfasis en eso de nada fuera de este mundo?, ¿acaso sospecha algo? O quizás simplemente fue una expresión, pero no sé qué es lo que pretende estando aquí, probablemente vino para ver si estaba bien y nada más. Voy a calmarme estoy sacando conclusiones con muy poca información, fin del tema.  
— Segura que es solo eso, te ves nerviosa—anunció mirándome fijamente.  
— Si es solo eso...ya voy a buscar unas cosas a la cocina y hablamos —interferí mientras me dirigía al lugar mencionado.  

Una vez allí me encontré con Ene quién estaba escondido detrás del mesón, mirándome de forma burlesca: 

— ¿Qué haces ahí? —pregunté agachándome 
— Me escondo como me pediste —expuso despreocupado.
— Hablaba de otro lugar, donde no te expongas...bueno ya no importa —cambié de tema —siento que algo le ocurre a John, Ene, está raro, cortante, él no es así, pero no quiero presionarlo a que me diga, ¿qué hago?  
— Lo primero es llevarle lo que pidió antes que empiece a sospechar, cosa que ya está haciendo, relájate y actúa natural y lo segundo es esperar a que él te lo diga cuando esté preparado, así de simple —explicó levantando los hombros como si fuera tan fácil. 
— Tienes razón, gracias por el consejo —mencioné sonriendo y levantándome.  
Salí de la cocina con una bandeja que tenía un té, unas papitas y unas aceitunas. John me miraba evitando el contacto visual, siento que me oculta algo.  
— Disculpa la demora, no encontraba las papas —añadí dejando la bandeja en la mesa de centro.  
— No te preocupes —dijo levantándose— igual ya me iba.  
— John, ¿qué te ocurre?, estás raro desde que llegaste y no comprendo el por qué, ¿acaso te dije algo malo —informé cabizbaja.  
— No Madi solo estoy cansado, ayer no dormí nada por el examen, solo quería saber cómo estabas —se explicó algo incomodado. 
— Lo sé y lo entiendo, pero come algo que sea, no me dejes con la bandeja servida —insistí.  
— Ya me quedaré un rato más, solo porque tú me lo pides — dijo esbozando una sonrisa.  
— Así me gusta verte —comenté. 
— ¿Así cómo? —dijo tomando una aceituna.  
— Sonriendo —él volvió a sonreír con mi cumplido.  
— Y a mí me gusta verte relajada —expresó sonriente. 
— Sí, es verdad es mejor así, sé que probablemente siempre estoy ocupada yendo de aquí allá, pero también sé relajarme —añadí satisfecha. 
— Lo sé —añadió mirándome.  
Un silencio incómodo se apoderó del momento, John se levantó y dijo: 
— Ya...ya me voy —mencionó nervioso.  
— Te acompaño —me levanté para dejarlo a la puerta.  
— Gracias por la invitación —aludió, mientras caminaba.  
— De nada —dije asintiendo. 
Llegamos a la puerta y nos despedimos con un beso en la mejilla, nos miramos, algo en él era diferente, no sé qué era, pero no es el amigo que conozco, algo le ocurre y eso me inquieta. Voy a tomar el consejo de Ene, esperaré a que él esté listo para contarme.  
Dio media vuelta y lo observé hasta que desapareció en la oscuridad.  



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En el texto hay: misterio, secretos, seres cosmicos

Editado: 13.07.2020

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