Hija De Una Mafiosa © [#2 Mortem]

Capítulo 9.

ARIADNA

ARIADNA.

—¿De verdad quieres volver a ese lugar?

Suspiro, término de aplicarme la máscara para pestañas, las cuales agito un poco cerciorandome que no haya quedado alguna suelta que vaya a meterse en mi ojo.

—Sí —frunzo el ceño —. Ni loca paso otra semana aquí, y sobre todo, ni muerta pienso demostrarle miedo a esa maldita estúpida. Créeme si no fuera porque papá se empecinó en que me tomara esta semana, al día siguiente hubiera vuelto.

Alisson suspira a mis espaldas, al instante se acerca a mi lado. Ladeo mi cuerpo dejando mi mirada en ella, sus ojos verdes me observan con cierta intensidad que me toma un poco por sorpresa.

—Ten cuidado, porque no creo vaya a quedarse de brazos cruzados —dice y se encoge de hombros ante mi expresión confundida—. Si algo he aprendido es no subestimar nunca a las personas. Y tú no deberías de subestimar a esa tal Analy, porque la humillación más el hecho de que no se salió con la suya; es suficiente motivo para querer desquitarse.

—Sí, sé lo que tratas de decir —muy a regañadientes, tomo en consideración las palabras de Alisson.

La verdad miedo no le tengo a esa estúpida. Sí, es verdad que en el enfrentamiento que hubo en la dirección de la rectora Lewis no pude hacer más que quedarme callada, pero es porque no sabía con las personas que me estaba metiendo. Ahora que sé la clase de persona que es Analy, más que al parecer su familia tuvo problemas con la mía, de alguna forma la resolución de abrirme paso en la élite de New York se intensifica. De hecho, ¿que tan divertido sería quitarle ese reinado del que parece tan confiada de poseer? Escondo una sonrisa y pienso con calma mis planes. Por el momento no me conviene enemistar con ese grupito, que tengo que aceptar, son los que mejor económicamente y socialmente están en toda esa Universidad. Una vez esté segura que mi influencia dentro de la élite júnior de New York es por muy encima que la de los McChrystal; pasaré a la élite neoyorquina.

Le demostraré a mi madre que no tengo la necesidad de ser una mafiosa o tener algún vínculo con la mafia para tener influencia, poder y prestigio. Yo no pertenezco a ese mundo de crimiales y nunca perteneceré.

—Cuando pones ese tipo de expresión, es cuando más te pareces a la tía Dakota —la voz de Alisson me saca de mis pensamientos, le regalo una mirada confundida. Me señala el espejo—. Como si ambas pensaran en hacer arder el mundo, por el mero deleite de hacerlo.

—¿Parecerme a mi madre? —me burlo, pero corro la mirada al fijarme en mi reflejo—. No digas tonterías Alisson, sí pueda que ambas físicamente nos parecemos, pero fuera de eso somos muy opuestas. Lo que para ella está bien, para mí no lo es.

—Si tú lo dices —responde Alisson levantando las manos, pero de alguna forma consigo ver la sonrisa y la expresión divertida de su rostro. Pongo los ojos en blanco.

Suspirando con irritación, me levanto de la mullida y cómoda silla que hay en frente de mi tocador, camino por mi habitación hasta llegar a mi vestidor; de donde tomo mi abrigo y unas converse blancas de suela fina. Esta vez decidí dejar mis hermosos tacones. A veces me apetece vestir sencilla; jeans de mezclilla, rotos en las rodillas, con un suéter color crema y mis converse. Salvo por mi maquillaje que es más elaborado, todo es sumamente sencillo. Sentándome nuevamente en la silla que está frente al tocador, me pongo las converse.

Y una vez lista simplemente me pongo perfume, tomo mi bolso y salgo de mi habitación, con Alisson caminando tranquilamente a mi lado. Pasamos el umbral del pasillo que lleva a la sala de estar, donde me encuentro a mi padre  cómodamente sentado viendo un partido de fútbol. Enarco una ceja extrañada por no decir confundida, el ver a uno de los informáticos más importantes del país con ropas que nada tienen que ver con sus caros y elegantes trajes de etiqueta; viendo un partido de fútbol. Eso, si no menciono el hecho de que rara vez está en casa. Incluso mi madre pasa más tiempo en casa que él, y eso es mucho a decir la verdad.

—¿Tío Drey? —pregunta Alisson también sorprendida de ver a mi padre de esa manera.

Al percatarse de nuestra presencia enfoca la mirada en nosotras, sonríe de lado mientras se pone de pie. Parpadeo al creer ver a Wyatt y no a mi padre. Unos zapatos masculinos marrones, muy parecidos a los timberland, un jeans oscuros que extrañamente no es tan flojo como pensé que sería y que por muy bizarro que se escuche decirlo; se moldea perfectamente a sus largas piernas. Y no hablemos de la camisa manga larga gris de algodón que se moldea a cada uno de sus músculos, recogida hasta los codos; dejando a relucir un reloj negro carisimo que mi madre le regalo para uno de sus aniversario. Y si a todo eso le sumamos su cabello rubio peinado hacia atrás que tiene una que otra cana que lo hace ver cien veces más atractivo y la barba rubia, casi castaña clara, perfectamente cortada que le da el toque final.



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En el texto hay: drogas narcotraficantes mafiosos

Editado: 09.10.2020

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