Capítulo 3

Celeste

Hace un mes y dos días exactamente que Amy y Ari aterrizaron en el mismo jardín donde, una vez más, veía como se habría el cielo, pero esta vez los que caían al suelo eran otros.

Una rubia demasiado hermosa para mi gusto, otro pelirrojo con el cabello algo más oscuro que Ari, más parecido al de Amy, y otro chico que se veía muy joven, con un cabello rubio.

-Creo que comenzare a cobrar dinero por cada hombre o mujer que use mi jardín como pista de aterrizaje y despeje.- Grité frustrada mientras salía a recibir a los nuevos visitantes de los cuales Ari me había advertido que vendrían, bueno solo me dijo que vendría uno, pero ahora eran tres.

-Hola…soy Celeste, amiga de Ari y Amy, yo seré su guía turística mientras pasean por esta dimensión, mundo, o como quieran llamarlo.

-¿Dónde está Ari?- dijo el pelirrojo. Me recuerda a una remolacha.

-Hola, yo soy Iago.- Dijo el chico más joven con el cabello rubio y los ojos claros, mientras se ponía delante del pelirrojo, y esté lo empujaba atrás de él de nuevo.

-Hola Iago- le sonreí- Y tú, remolacha sin educación, ellos están en la casa de Amy, puedo llevarlos ahí o llamarla para que venga aquí.

-Llévanos.

-Buenooooo, si gustan seguirme a mi medio de transporte, no se asusten en inofensivo, tiene cuatro patas, y es de color rojo, un hermosísimo auto.- Iago se apresuro a ponerse a mi lado, siguiéndome el paso.

-¿Qué es un auto?

-Ya lo veras.- le guiñe el ojo.

Araid

Aún recordaba la primera vez que había venido a esté mundo 10 años atrás, no había cambiado mucho, y al parecer Amy seguía viviendo en esa casa.

La ultima vez ella vivía con dos personas muy buenas que la habían protegido, ella se veía feliz, también había un niño pequeño viviendo con ella, al que parecía tenerle mucho cariño, su nombre si no me equivocaba era Scott, y era su hermano, aún que no de sangre.

Recordaba como me había costado encontrarla, el pánico que sentí al estar en este mundo tan ruidoso y lleno de color por primera vez, pero lo había logrado, sabia que siempre podría encontrarla, aunque me quedara ciego, aunque no pudiera oír, podía sentir su fuego, y también tuve suerte de verla caminando hacia su casa, con su cabello rojo brillando por la luz del cielo, con una ropa extraña y oscura.

Y ahora volvía para buscarla, una vez más, pero está vez ella no estaba con sus padres, o su hermano, estaba con Ari, habían estados juntos, solos, aquí, desde hace mucho tiempo.

Una vez más como hace 10 años, encontraría a Amy.

Amy

Cuando vi cruzar a Araid, Iago y una chica desconocida por mi puerta, guiados por Celeste, se congelo mi mundo, verlos llegar significaba que el tiempo en el paraíso se había acabado y debíamos volver.

Araid lucia muy molesto, más de lo normal, Iago más feliz de lo normal y Celeste…igual de coqueta que siempre.

-Amy ¿Ari?- fue lo primero que me dijo.

-Arriba, durmiendo.- Ni bien terminé de decirle eso y subió las escaleras, hacia la habitación, lo que me hizo preguntarme ¿Cómo sabia donde estaba mi habitación? Fui corriendo detrás de él, mientras detrás de mi venían Celeste y Iago.

-¡Ari! – le gritaba Araid mientras Ari despertaba sobresaltado, gracias a dios estaba vestido con una polera y uno shorts.

-¿Araid?- abrió grande los ojos y parpadeo rápidamente.- ¿Qué ha sucedido?- Araid dio un respiro profundo, como si contara hasta diez.

-Cada uno se ha ido por su lado, han formado grupos o alianzas, la comida escasea, y por ahora las criaturas de fuego han vuelto a su territorio, ya es seguro que vuelvan y espero que le hayas enseñado lo necesario en este tiempo.- Hablaba seriamente, pero ya no estaba enojado.

-Si, lo hice.- Luego hubo un largo e incomodo silencio, mientras Araid me miraba, miraba de vuelta a Ari, luego Ari a mí, de ahí a Iago y Celeste, Celeste y Iago nos miraban a los tres.

-Buenoooooooo.- dijo Celeste.- ¿Qué tal si todos bajamos y comemos algo mientras Ari se viste apropiadamente?

- Si, Araid, Iago, deben tener hambre, y la chica de abajo también, a propósito ¿Quién es ella?- digo.