El consejo

Hoy como cualquier otro día, nos encontramos en el salón de entrenamiento, estantes por todas las paredes, llenos de armas, arcos, dagas, espadas, capsulas redondas con el poder de hipnotizar a las personas que estén en un radio de dos metros, bolsitas de diferentes colores con polvos dentro cada uno con un hechizo especial, lanzas con finales puntiagudos, gemas preciosas que dan el poder de la visión.

Atne practica resistencia en combate y uso del arco y Celeste mejora con el uso de las diferentes armas mientras que yo intento practicar con mis poderes para poder fortalecerlos todo lo que pueda.

Desde muy pequeñas esta siempre ha sido por decirlo así nuestra rutina, despertarnos con los primero rayos del sol, desayunar, ponernos la vestimenta adecuada para entrenar, escoger en que íbamos a concentrarnos ese día y tratar de perfeccionarlo hasta que el sol estuviera oculto.

Nuestra madre la luna de día puede convertirse en una mujer. Realmente muy hermosa, alta, de tez blanca pálida, mejillas y labios rosados, cejas oscuras y claras, nariz respingada, fina y hermosa, vestida siempre con una túnica blanca que le cubre hasta los pies con una cola que se arrastra por el suelo de forma silenciosa, la mayoría del tiempo iba descalza y otras veces con unas hermosas zapatillas con incrustaciones de diamantes, siempre con un aura de paz y tranquilidad a su alrededor. Mientras el Sol irradia su luz durante el día, mama es una mujer, una reina que se encarga de que todos y todo este bajo control en su reino, sin guerras o cualquier tipo de discordias.

Llevábamos ya un buen rato entrenando cuando un destello de luz entro rápidamente por la puerta a lo que Atne y Celeste le dispararon con sus arcos dándole en un punto fijo haciendo que este explotara y fuera como un espectáculo de fuegos pirotécnicos, esto solo significaba o que era un simulacro de mama para saber cómo actuaríamos si esa fuera la señal que hemos estado esperando desde siempre o que nos necesita en el salón del trono.

Salimos las tres casi corriendo hacia el salón del trono sin perder tiempo y al llegar ahi solo encontramos a papá con un pergamino blanco que desprendía pequeñas chispas de colores.

- Es para ustedes- dijo apenas nos vio extendiendonos el pergamino para que alguna lo cojiera.

Lo tomo Atne y luego me lo paso a mi para que lo abriera y leyera su contenido. El papel era rústico al tacto, un poco amarillo por el paso del tiempo y estaba enrollado con una cinta roja que terminaba en un moño.

Desate ese moño y desenrolle el pergamino:

Su entrenamiento ha llegado a su fin la hora se acerca. Son solicitadas por el Consejo Supremo en el Primer Cielo, no es una petición es una orden

El Consejo Celestial

- Así que ya es hora- dijo papa con cierto temor y tristeza- Póngase presentables para el Consejo mis niñas- y terminando de decir esto desapareció ante nuestra vista.

Cada una se dirigió a su habitacion para cambiar la ropa de entrenamiento por algo presentable para la ocasion. Despues de bañarme y arreglar mi cabello en una moña alta busque un vestido y opte por uno de color verde esmeralda de tirantes que llega hasta la rodilla, mientras que mis hermanas optaron por vestidos de colores neutros.

Al volver al cuarto de entrenamientos, giramos una de las antorchas haciendo que se abriera un portal por el cual pasamos llegando directamente a las puiertas fuera del gran salon donde el Consejo Supremo tenia sus reuniones, dentro estarian su madre, El sol, su padre como representante terrrestre, algunas estrellas, un presentente de cada ser de la noche y seres mas alejados que decidirian que hacer para que las cosas en la tierra fluyeran con naturalidad.

Luego de unos minutos las grandes puertas se abrieron, avanzaron con paso firme por el gran salon, y al llegar al centro hicimos una leve reverencia en señal de respeto.

- Chicas han sabido toda su vida cual es su mision, se han entrenado para esto y es hora, el entrenamiento ha llegado a su fin- dijo el Dios Sol

- La Tierra esta en guerra, nuevamente las criaturas de la noche pelean por el poder y nuestro deber es proteger a los humanos y criaturas en general, por eso se tomaran un elixir que les dará las habilidades de cualquiera de las criaturas que habitan en la Tierra, es hora que demuestren de que están hechas. No podrán volver hasta dejar en paz la Tierra, de lo contrario por decisión del Dios Supremo, serán desterradas.

-Ahora vayan con Igor, la estrella más vieja el les dará consejos y dirá que esta pasando, luego vayan a su sala de entrenamiento y tomen las armas que necesiten, tomen el elixir y bajen a la Tierra a cumplir su unica mision de vida como mujeres, servir a los demás- dijo nuevamente el Sol, nuestro Dios Supremo.