Capítulo 21. El Primer Paso.
JANE
Todos, especialmente yo, miramos sorprendidos al joven adolescente frente a Daniel que nos mira a todos a punto de echarse a reír. Julie se pone de pie a mi lado y se cruza de brazos, una diminuta sonrisa decora sus labios y no puedo evitar notar la forma en la que mira al rubio, casi hipnotizada por su reacción al ver a Owen. Y la entiendo, la máscara falsa de patán que llevaba puesta hace unos minutos ha caído por completo dejándonos ver al verdadero Daniel; el chico dulce que observa a su antiguo mejor amigo con una profunda nostalgia en los ojos.
—No puedo creer que estés aquí —balbucea Daniel completamente vulnerable.
—Bueno, será mejor que lo creas porque llevo aquí un buen tiempo. Lástima que no podía salir del pueblo, siempre quise ir a visitarte —le dice Owen apesarado y suelta una risita ahogada—. Creciste mucho, Danny.
Daniel sonríe y sus ojos se llenan de agua.
—Apuesto a que tú te hubieses quedado así de enano.
Owen se queja en broma y se lleva sus manos al pecho haciéndonos reír a todos.
—Eso dolió.
—Bueno, ahora que podemos ver al maestro... ¿qué prosigue? —pregunta Charlie interrumpiendo, divertido por el intercambio de bromas entre los viejos amigos.
—Ahora, amigo que aún no conozco pero que seguramente me caerá genial cuando lo haga... es hora de que las hijas de la luna aprendan a unir sus poderes para convertirlas en un arma mortal contra criaturas oscuras.
El chico se gira para mirarnos con los ojos brillantes por la emoción. Trago fuerte volteando a ver a mi hermana, Jules me imita y me da una mirada llena de aliento antes de tomar mi mano. El temor dentro de mi se desvanece al sentir su tacto; con ella a mi lado sé que todo va a salir bien, mientras estemos juntas nada ni nadie podrá derrumbarnos.
Un rato más tarde Julie y yo nos encontramos sentadas en el pasto frente a Owen, nuestro primo ojea los libros tomándose su tiempo para leer y analizar cada línea que su madre dejó escrita en ellos. Los demás se encuentran a nuestras espaldas, sentados a una distancia prudente para dejarnos el espacio que necesitemos.
De repente Owen levanta su cabeza y nos mira con una expresión indescifrable para mi.
—Tengo buenas y malas noticias, ¿cuáles quieren primero?
Julie y yo nos miramos de reojo antes de responder.
—Las buenas.
—Las malas.
Miro a Julie con incredulidad, ¿qué clase de persona elije saber lo malo primero? Bueno... es Julie, no me sorprende en realidad. Así que suspiro rendida.
—Las malas.
Owen hace una mueca.
—La unión de poderes es mucho más compleja de lo que pensé. Creo sinceramente que ustedes no están completamente listas para hacer algo de esa magnitud, ni siquiera se han transformado por primera vez, su fuerza aún no está completa. Nos llevará algún tiempo lograrlo, tengo la esperanza de que podamos lograrlo pero no pronto. Tendrán que entrenar sin descanso días, semanas o hasta que se transformen. Pero les advierto que no será fácil, mucho menos algo bonito, lo que harán las podría llevar a sufrir mucho dolor y agotamiento.
—Haremos lo necesario —asegura Jules firme.
Miro al chico suspirando.
—¿Y las buenas?
—Mamá sabía algunas cosas. Ella escribió aquí una hipótesis de lo que pasaría con ambas luego de entregar el poder de la luna y el sol. Aquí dice que como el poder es tan fuerte y puro al igual que ustedes cuando nacieron, una parte de él podría quedar aferrada o... podría unificarse con sus almas. Tal vez... esto podría explicar el por qué tienen tantos dones sin tener más de dos genes.
—¿Quieres decir que aún podríamos tener el poder del sol y la luna dentro de nosotras?
—No completo como antes de que se lo entregaran a Jade, pero si una parte. Si lo piensan, tiene mucho sentido. Jane puede convertir un objeto mortal en una rosa, y tú puedes dar vida a algo que ya está marchito. Eso no lo hace un hada, eso no lo hace... lo que sea que seas Jules, porque eso no está escrito aquí, mamá supo que Jane era un hada porque lo sentía cuando su madre estaba embarazada, pero contigo no pudo diferenciar ningún otro gen más que el licántropo.
Julie suspira bajando la mirada hacia sus manos.
—Genial. Tú madre era mi última esperanza para saber que soy, y ahora resulta que ni siquiera ella lo sabía.
—Lo único que mamá sabía o más bien intuía era que tus ojos iban a poder ver mas allá de todos los mundos existentes. Hay algo en ti Jules, algo sin igual, como...
—Es como si le hubiesen otorgado un don especial. He oído que eso ocurrió una sola vez —interrumpe Chloë sorprendiéndonos—. El Dios de Paradise le otorgó a un hombre un don único; lo convirtió en el guardián de los mundos, el encargado de que ningún ser sobrenatural pusiera en riesgo el equilibrio.
—¿Ese no es Glethor? —pregunto arrugando la frente.
Chloë niega.
—No, querida. Gelathor es el que mantiene el equilibrio en el mundo oscuro. El guardián de los mundos es quien lo mantiene en todos los demás que existan. Aquel ser sobrenatural que se atreva a desequilibrar un mundo al que no pertenezca será cazado por el guardián y enviado con el Dios de Paradise para ser castigado de la peor forma que exista.
Daniel la mira asombrado con las cejas en alto.
—¿Cómo sabes todo eso, bonita? —le pregunta admirado.
Siento a Julie tensarse a mi lado cuando lo escucha llamarla así. Aplano mis labios disgustada. Primero se burla de mi hermana, luego intenta conquistarla, y ahora se encarga de conquistar a otra frente a ella. Ya no sé qué pensar de este Vikram, pero no me agrada para nada lo que hace.
—Mis padres son historiadores, han estudiado la historia de toda la creación por años. Supongo que a veces les presto atención —la pelinegra se encoge de hombros sonriendo a la vez que le guiña un ojo al rubio.
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Editado: 31.05.2025