Capítulo 23

Capítulo 23. Oscuridad.

JULIE

Los gritos de Luka se escuchan cada vez más cerca y eso me anima a aumentar la velocidad, corro con tanta fuerza que me sorprende no sentir ni una pizca de cansancio, la adrenalina y la necesidad de llegar a mi amigo son más fuertes que cualquier sentir humano de mi cuerpo. Sé muy bien que Daniel me pisa los tobillos, así que confío en que estaremos bien, después de todo él es uno de los licántropos más fuertes en combate.

Me detengo bruscamente cuando mis ojos logran captar a Luka amarrado a una enorme cruz de madera oscura, cada extremidad se encuentra sujeta a la madera con grandes cadenas de plata que queman su piel. Frente a él se encuentra una figura humanoide escalofriante, no hay ningún trozo de tela sobre él por lo que podemos ver su piel biscosa; completamente oscurecida, como si hubiese sido calcinada hasta lograr ese horrible color, las llagas en ella supuran una pus asquerosa que desprende un olor putrefacto a azufre, su espalda está tan encorvada que parece tener una pretuberante joroba. Me horrorizo cuando noto la razón de los gritos de Luka, pues con sus garras largas desgarra el abdomen de mi amigo.

Una furia profunda e impresionante se instala dentro de mi y puedo sentir la oscuridad adueñarse de mi ser.

—¡HEY! —grito con rabia y la criatura deja de torturar a Luka para girarse hacia mi.

Su rostro desfigurado se arruga cuando sus ojos amarillos descolocados se abren en grande y su boca babosa y quemada se curva en una sonrisa burlona.

—Julie, atrás, son Cenix, son muy peligrosos.

Ignoro la advertencia de Daniel y sin quitar los ojos de encima de esa cosa me acerco a paso firme.

—Aléjate de él —pronuncio rechinando los dientes con la ira contenida.

La criatura suelta un chillido parecido a una risa maníaca y luego un chillido espantoso sale de su horrible boca para después comenzar a correr hacia mi a toda velocidad con la intención de atacarme, Daniel grita mi nombre y antes de que pueda reaccionar él se coloca frente a mi protegiéndome con su cuerpo, sus brazos me rodean con fuerza y cierra los ojos esperando un zarpazo que nunca llega.

La criatura suelta un aullido de dolor cuando se estrella con una fuerza descomunal contra un escudo invisible que suelta un destello potente cuando su cuerpo hace contacto con él. Cae al suelo e inmediatamente comienza retorcerse chillando de dolor.

Daniel se separa de mi y su rostro lleno de confusión se enfoca en mi. No sé lo que ve, pero lo deja paralizado. Lo hago a un lado y avanzo hacia el monstruo que se retuerce como lombriz sobre el suelo. La sangre arde dentro de mis venas y cada poro de mi piel desprende furia, odio y mucha oscuridad... y me pierdo en ella, en su profundidad. Con la mirada fija en la criatura me concentro en hacerle sentir tanto dolor que sus chillidos agónicos incrementan lastimándonos los oídos.

—Julie...

Escucho la voz cautelosa de Daniel a mis espaldas pero no siento nada, no me detengo, solo dejo ir mi furia y cuando siento que ha sido demasiado, levanto mi pie y con fuerza lo dejo ir en la cabeza de la criatura, destrozando su cráneo con la suela dura de mi bota. Los chillidos se detienen, pero sigo pateando la cabeza con furia, soltando gruñidos y jadeos, ignorando lo que sea que suceda a mi alrededor.

Hasta que algo humedo acaricia la palma de mi mano. Me detengo y al mirar hacia un lado veo un lobo que lame mi mano como si intentara calmarme. Parpadeo confundida y doy un paso hacia atrás para observar lo que he hecho. Ahogo una bocanada de aire cuando veo el charco de sangre debajo del Cenix y su cabeza hecha todo un revoltijo de sesos. Mi corazón late con desenfreno y mi estómago se revuelve pero no me da tiempo de reaccionar cuando muchos chillidos agudos se escuchan a nuestro alrededor y en shock recorro el lugar con mis ojos; aproximadamente quince criaturas más nos rodean y chillan mientras nos ven con hambre y sed de sangre.

—Mierda —susurra Daniel a mis espaldas.

Las criaturas se lanzan hacia nosotros al mismo tiempo que Daniel se transforma y los ataca con salvajismo, más a los que intentan llegar a mi. El otro lobo no pierde el tiempo y se une a él, ambos me protegen y yo intento salir del shock paralizante en el que me encuentro pero el miedo de haberme perdido en la oscuridad se adueña de mi.

—Julie.

El quejido lleno de dolor de Luka me atrae a la realidad y mis ojos lo buscan, sigue en el mismo lugar atado de manos y pies, con su camisa hecha trozos y el abdomen ensangrentado. Justo en el momento que decido dar un paso hacia él, muchos rugidos potentes se imponen sobre los chillidos de las bestias y en menos de un segundo muchos lobos se unen a la lucha. Miembros de BloodMoon, Blue Night y algunos aliados se suman a nosotros y despedazan a las criaturas. Recupero mi respiración y con decisión me acerco a Luka esquivando el peligro, cuando llego a él trato de liberar sus manos de las cadenas pero los candados no ceden y no veo las llaves cerca.

Me quejo desesperada, se que con mis débiles manos jamás podría romperlas y tampoco se como usar los dones que poseo para hacerlo, además de que ninguno de los lobos puede ayudarme sin que la plata los queme.

—Él... las t-tiene...

Miro a Luka con angustia, sus ojos pesarosos están fijos en la bestia destrozada sobre el suelo. Dirijo la mirada hacia él y noto la cuerda con las llaves sujeto a su cuello. Me acerco a mi amigo y sujeto su rostro con mis manos. Luce mal, débil y a punto de perder el conocimiento.

—Iré por ellas —le prometo—. Solo resiste, por favor. Promételo, prométeme que vas a resistir.

—L-lo prometo.

Dándole una última mirada doy media vuelta y corro de vuelta hacia el Cenix que maté. Ahogo un grito cuando soy empujada bruscamente y caigo al suelo con una de las criaturas chillando sobre mi cuerpo, con mis piernas lo pateo mientras que con las manos sobre su pegajoso pecho lo alejo de mi para que no pueda morderme, pero sus garras me rasguñan los brazos. Intento hacer lo mismo de hace rato pero fallo inutilmente.