Capítulo 1: El Encuentro
Alejandro caminaba por las calles de la ciudad, sintiendo la brisa fresca rozar su rostro. A pesar de su ceguera, se movía con seguridad y confianza, guiándose por los sonidos y las sensaciones del entorno. Era un activista político apasionado y comprometido, dispuesto a luchar por los derechos de los más desfavorecidos.
Ese día en particular, había convocado a una manifestación en la plaza central. Miles de personas se habían unido a su causa, exigiendo justicia y el fin de la corrupción gubernamental. Junto a él, su fiel amigo y asistente, Martín, lo guiaba y lo ayudaba en cada paso del camino.
Mientras Alejandro daba un emotivo discurso frente a la multitud, una extraña presencia se apoderó de él. Una sensación de peligro y conspiración lo invadió, haciendo que se detuviera por un momento antes de continuar. Fue entonces cuando escuchó una voz a su lado.
"Permíteme ayudarte, Alejandro", dijo una voz suave y misteriosa.
Alejandro se volteó, pero solo encontró oscuridad. No podía identificar a la persona que le había hablado, pero había algo en su tono que despertaba su desconfianza. Era como si supiera algo que él no.
"¿Quién eres?", preguntó Alejandro con cautela.
"Me llamo Ricardo. He seguido de cerca tu trabajo y admiro tu dedicación. Estoy dispuesto a ser tu doble, a tomar tu lugar cuando sea necesario", respondió la voz enigmática.
La propuesta de Ricardo intrigó a Alejandro, pero también lo llenó de desconfianza. No estaba acostumbrado a depender de nadie, pero sabía que necesitaba ayuda para llevar adelante su lucha política. Dudó un momento antes de responder.
"Aprecio tu ofrecimiento, Ricardo, pero no puedo dejar mi trabajo en manos de alguien que apenas conozco. Necesito tener la seguridad de que estás comprometido con nuestras causas", expresó Alejandro con firmeza.
Ricardo intentó convencerlo, explicándole que estaba dispuesto a hacer lo que fuera necesario para apoyarlo. Prometió lealtad y dedicación, pero Alejandro no podía evitar sentir un nudo en el estómago. Algo no encajaba en toda esa situación.
Finalmente, Alejandro decidió darle un margen de confianza a Ricardo. Aunque aún desconfiaba de sus intenciones, sabía que necesitaba un aliado en esta lucha, alguien que pudiera ocupar su lugar ante cualquier eventualidad. Juntos, acordaron reunirse al día siguiente para planificar cómo trabajarían juntos.
A medida que Alejandro se alejaba de la multitud y se adentraba en la oscuridad de la noche, una inquietud lo embargaba. Por más que quisiera confiar en Ricardo, su instinto le decía que debía ser cauteloso. Sabía que enfrentaría grandes desafíos en su lucha por la justicia y que no podía permitirse tener un aliado poco confiable.
En el amanecer de un nuevo día, Alejandro se preparó para encontrarse nuevamente con Ricardo. Se repetía a sí mismo que debía estar alerta y no dejarse llevar por las apariencias. El destino de su causa y de aquellos a quienes representaba dependía de ello.
La batalla final estaba por llegar, y Alejandro estaba decidido a no ser cegado por la traición. La lucha por la justicia era su misión, y haría todo lo necesario para llevarla hasta el final.
Continuará...