Hijos de la oscuridad

Capítulo 4

La abuela se sentó con cuidado sobre el borde de la cama.

Al ver el rostro de su pequeño nieto, supuse que aquello la pondría muy angustiosa.

Intercambiamos miradas.

—Ven.

Caminamos hasta dónde se encontraba la pequeña cocina.

—Cuentame sobre esa noche. Sin esconderme nada.

Nos sentamos en las únicas dos sillas de madera que habían allí.

—No sé quién hizo todo esto, abue. Nos fuimos porque no quería que pasaras por todo esto. Ese hombre nos estuvo persiguiendo—tomé un largo suspiro—Ni siquiera pude verle el rostro. Entró por la cocina cuando pasó y...

Ella apoyo una mano sobre la mía.

—Lo sé.—luego me acarició con cariño—La policia me contó los destalles. Fue un milagro que se salvarán...pero.

Relamió sus labios, y por un segundo lo medito.

—¿Quieres saberlo?

Me temblaron las manos pero igual asentí.

—Tu madre peleó hasta el final. Lucho contra el asesino. Pero tu padre...recibió la peor parte.

Cerre mis ojos.

—Ese maldito lo mató sin darle tiempo a reaccionar. En cuanto tú madre, sobrevivió solo por unos minutos antes de fallecer. Encontraron sus cuerpos, tendidos al lado el uno con el otro.

En ese momento, sentí como me dolía el pecho.

—Ella...—musite.—Ella...

Aprete mis puños con todas mis fuerzas. De repente, la ira se adueño de mi cuerpo. Quería gritar, quería romper todo...

Pero en cuanto me levante de mi asiento, Hunter ya se habia despertado.

—¿Abuela Berenice?

—Cariño—dijo tras levantarse e ir abrazarlo.—Nos iremos pronto de aquí.

—Pero...él nos encontrará.

Yo me posicione al lado de mi hermano.

—Abuela—le hable—Hunter tiene visiones sobre el futuro. Y se vuelven en realidad.

Berenice miró a los ojos de su nieto.

—¿Eso es cierto?

Hunter asintió con pesar.

La abuela miro un punto fijo, como si algo cruzara por su cabeza.

—Junten sus cosas chicos, no tenemos mucho tiempo.

—Espera—le dije.

Pero la abuela comenzó a meter nuestras ropas apresuradamente.

Hunter y yo nos quedamos viendo. No entendiamos nada.

—Abuela, ¿qué es lo que no nos estas contando?

Ella se detuvo justo de espaldas. Se dio media vuelta.

—Se los contaré en el camino. Pero no tenemos tiempo que perder.

Me guarde mis preguntas. Le hice señas a Hunter para que le hicieramos caso.

Tomamos todo lo que habiamos dejado. Y nos subimos al auto de la abuela.

—¿Volveremos de nuevo a tú casa, abue?—pregunto Hunter.

Ella colocó las llaves para encender el auto.

—No. Conozco a una amiga de mucha confianza. Iremos allí. Nos ayudará.

Mientras tanto cuando conducia hacia la carretera. Hunter vio que a lo lejos al mismo chico de antes.

Acerco su rostro a la ventanilla.

El rubio misterioso le señalaba hacia adelante.

Hunter contrajo el rostro extrañado.

Pero en cuanto sus ojos se fijaron en esa dirección vio con terror como una camioneta iba de manera descontrolada hacia nosotros.

—¡Abuela, cuidado!

Ella no lo vio venir porque aquel auto se movió de un lado a otro.

Cuando estaba a punto de chocar contra nosotros el rubio apareció de la nada en el capote del auto, luego metio el brazo por la ventana para tomar el volante y así poder evitar el accidente.

Aquel auto siguió de largo estrechandose contra otro.

La abuela miraba el volante sin entender.

—¿¡Qué esta sucediendo!? ¡El volante se giro solo!

Hunter llegó a ver unos ojos amarrillentos, una sonrisa exagerada. Este chico le guiñó. Después se lanzó hacia la nada.

—¡No!...¿Qué?

Hunter me miro apenas la abuela hizo a un lado el auto para detenerse.

—¿Lo viste tú también?

Asentí asustada.

—¿Qué cosa vieron?—preguntó la abuela sin entender que sucedia.

—El chico rubio, acaba de salvarnos la vida.



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En el texto hay: angeles, sombras, sobrenaturales

Editado: 08.03.2023

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