—Es espléndido, todo marcha como yo lo quiero — festejaba el Conde Roland en su balcón, miraba por debajo de él, observando como algunos ebrios andaban por la noche — nada me puede salir mal.
—Pero mi señor, el joven Sebastián… — intentaba recordarle su sirviente Efesto, apenas lo menciono volteo violentamente y se acercó con su cetro en manos, el cual levantó con la intención de herirlo.
—¡Ese no llegara lejos! ¡Incluso si logrará juntar un grupo no serán nada comparado con el Barón Emil! — Efesto ni se inmutó al ver la amenaza y el Conde decidió no herirlo.
—Pero me temo que el Barón Eastwood sigue vivo — la reciente información tomo por sorpresa a Roland.
—¿Qué has escuchado? — pregunto acercándose a su sirviente.
—Rumores de que mando a cobrar favores — explico su calmado sirviente.
—Quiere decir que el guerrero tenía dos metas.. — volvió a retirarse a la barda del balcón.
—Puede que en un principio el no creyera en mi.. eres precavido Eastwood.. — miro las estrellas por un instante.
—Aborrezco a los de tu clase Eastwood, pero creo que me servirás — sus manos parecían estrujar algo — sabes Efesto yo supe del gran ejército de Solomon, de como el Conde Dimitri estuvo andando de pequeños grupos para amasar ese extraordinario ejército.
—¿Entonces cuál es su meta con los pretendientes? — se atrevió a preguntar Efesto, el Conde lo dejo pasar.
—Ellos limpiarán el tablero para mí, se matarán entre ellos y al final yo tomaré el castillo esmeralda — proclamó con una insaciable sonrisa a la noche.
—¿Pero si ambos Barones viven?
—Simplemente se batirán en duelo por mi hermana, recuerda que ellos me darán tierras por ella y claro por ese rumor sobre mi — se rió un poco de tan solo recordarlo — es una pena como esos ilusos creen que conseguirán todo al esposar a mi hermana.
—Si, el rumor que usted mismo creo, el de su supuesta enfermedad — Efesto no estaba orgulloso de dicha mentira.
—Mañana estará reunido el grupo que llame, con el partiremos al nuevo castillo — tras su anuncio se retiró a sus aposentos.
Efesto miro el paisaje nocturno, pensando en que volverá a pisar el campo de batalla, tan solo la idea le calentaba la sangre, pero no podía quitarse de la mente a Sebastián por alguna extraña razón.
—Tal vez usted mi señor está menospreciando al otro candidato.
El Conde Roland paseaba por un pasillo a sus aposentos, cuando se detuvo delante de un escudo colgado en la pared, este reflejaba a la perfección el rostro de Roland, echando su cabello a un lado se podía ver una cicatriz en su cuello, de un corte ocurrido hace un año atrás.
—¡Bastardo! ¡¿Cómo puedes usar a tu hermana de forma tan vil?! — Eastwood arremetía contra el Conde sujetándolo de sus ropas, este último tenía el cabello corto.
—Vamos calma Barón, no debe perder la calma en su celebración — el Conde hablaba con su habitual calma y serenidad — a nadie le parecería apropiado ver qué el prometido peleé con su cuñado en la celebración.
—¡Nadie te respetará si saben cómo usas a tu hermana como moneda de cambio! — el Barón estaba fuera de sí al enterarse de la crueldad de Roland.
—¿No te es mejor que ella tenga experiencia? — preguntaba con una sonrisa cínica.
Sin contenerse más Eastwood le propinó un puñetazo en el rostro, logrando que el Conde se retuerza de dolor apretando su rostro con sus manos, de su nariz caía sangre y este al percatarse enfureció, Efesto llegó tarde, pero su presencia trajo a Roland una gran idea para su venganza, aprovechando que los invitados se dieron cuenta de su altercado.
—¡¿Eastwood como eres capaz?! ¡¿Yo que te di la bienvenida a nuestra familia?! — tenía lágrimas en los ojos y un rostro impactado, sus palabras causaron gran revuelo.
—¡N-no..! ¡Es solo.. es..! — Eastwood se detuvo de contar los hechos al ver a Verónica.
—Si.. te medí bien, tú no darías el honor de mi hermana por el tuyo — disfrutaba el momento el Conde.
—¡Su ofensa debe ser pagada!
—¡Si! ¡¿Acaso no tiene vergüenza de sus actos?!
—Dios mío que sujeto tan menospreciable
—Perdón… todos ustedes tienen razón, no tengo excusa — pedía perdón tragándose todo — Yo le mandaré una gran cantidad de tesoros para compensar mi falta.
—Eso suena bien pero..
—Si, eso es algo pero siento..
—Si mi gente, tienen razón, luego de este suceso me hace pensar nuevamente en esta boda — sus palabras tomaron por sorpresa a Eastwood, pero Roland parecía muy dispuesto a dar por finalizado el acuerdo.
—¡No..! No puede.. —volvió a ver a la hermana del Conde, ella estaba triste.
—Si ella vuelve su vida de antes volverá.. ella será usada nuevamente como moneda de cambio — el Barón no podía permitirlo.
—¡Conde le pido un duelo para devolverle su honor! — Eastwood le pareció ver en el rostro de Roland una sonrisa llena de una retorcida satisfacción.
—¿El… lo tenía planeado..? — quedó anonadado ante la sola idea.
—Bien.. lo acepto — fingió humildad, esto asqueo al Barón.
Salieron del castillo del Conde, acompañados de una gran cantidad de testigos y con Verónica, ambos se les proporciono una espada, dándose un espacio ambos cruzaron sus armas.
—Que sea un duelo justo, siendo la justicia la que nos dará al vencedor — ambos rezaron el honorable cántico, Roland sonreía burlón, ambos sabían muy bien lo que pasaría.
Separaron sus espadas, dando comienzo al duelo, Eastwood atacó salvajemente con rápidas estocadas.
—Ja, simple movimiento, nada que yo no pueda manejar — pensó con calma mientras desviaba una estocada con su espada, sus movimientos eran precisos y llenos de elegancia, hacia parecer que bailaba.
Aprovechando los burdos ataques del Barón, Roland golpeo el rostro de Eastwood con su codo y le dio un corte en su pierna derecha.
—Maldito.. se burla de mi, pudo acabar esto pero en su lugar él.. — ignorando el motivo del por qué se batía en duelo atacó de vuelta.