Hilo Rojo

Capitulo 2


Capítulo Dos


Dafne

—! ¡Ay, amiga quita esa cara! — paula me lanza uno de los cojines qué hay sobre su cama. —, volverás a ver a los bombones de los Robinson.

Le doy una mirada asesina a mi amiga y estas solo sonríe como si no acabará de recordarme el hecho de que veré a los hermanos Robinson luego de tanto tiempo.
 

Específicamente a Jonathan.


Se lo conté hace un día a Paula y esta es la hora en la que no lo deja de mencionar.

—¿Qué? — pregunta mi amiga.

—Ya quieres dejar de acordarme el hecho.

Paula se sienta en el borde de su cama y me mira en busca de alguna emoción en mi rostro.

—¿Dafne no te emociona ni un poco el volver a ver a tu casi hermano? — inclina su rostro a un lado.

Suelto un pesado suspira que tenía reteñido.

Desde que mi mamá confirmara el regreso de los hermanos no he dejado de pensar en que lo volveré a ver. No sé si Jonathan sigue enojado Conmigo por lo que pasó ese día en su casa.

Vuelvo a suspirar.

—¿Dafne…

—Si me emociona el volver a tenerlo cerca mío— dijo —, Jordán volverá a molestarme cómo hace un tiempo atrás y Jonathan….

No termino de formular lo que iba a decir.

—¿Jonathan qué?

— No sé si volverá a dirigirme la palabra, dejo de hacerlo desde ese día y yo… —me frotó el rostro con ambas manos. —, yo ya no soy una niña paula.

Mi amiga solo asiente.

—Puede inténtalo una vez más— dice y niego.

—No.

—Vamos amiga no pierdes nada con intentarlo una vez más. — insiste.

 

—¡Lo intente por tres años! Tres años en lo que me siento culpable por no haberlo hecho mejor, intente mejor mi relación con el y explicarle las cosas… como me sentía respecto a todo lo que estaba pasando entre nosotros y el solo me ignoro por cinco años. ¡cincos años paula! — exploto —. No puedo intentarlo una vez más.

No hablo más y paula tampoco toca el tema y se lo agradezco. Mi relación con Jonathan Robinson no ha sido la mejor los últimos cinco años, por un simple malentendido y no saber aclarar las cosas en su momento, tuve como consecuencia el perder a una de las personas que consideraban como mi hermano. Siempre fue así Jordán y Jonathan cuidaban de mi desde que era muy pequeña hasta estar en el instituto juntos, no importaba que estuviéramos en grados diferentes ellos siempre estaban cuando los necesitaba, pero el día en el que el hijo mayor de los Robinson decidió llegar más lejos conmigo la que más salió afectada de ese día fue nuestra relación de hermanos y una larga amistad.

—He pensado en decirle cualquier excusa a mis padres para no ir a la cena de bienvenida de esta noche— me recuesto en la silla giratoria de paula.

Hace más de dos hora que estamos encerrada en su habitación, sus padre no están en casa por este fin de semana y decidir brindarle un poco de mi compañía y que no se sienta sola.

—Dafne hace más de dos meses que ignoras a tus queridos padrinos. ¿Crees que no me he dado cuenta? — pau me reprochar el hecho de que me he negado en varias ocasiones el visitar a los Robinson.

—Sí, lo se. Créeme que soy muy consciente de ello, pero…

—Pero ellos no tienen la culpa de lo que haya pasado ese día con Jonathan, Dafne ello tal vez no sabe lo que pasó entre tú y el— paula se levanta del borde de la cama y corta la pequeña distancia entre nosotras.
 

—No me siento segura— expreso cansada.


—Tienes que ir a esa cena sí, y si el bombo delicioso de los Robinson no te quiere dirigir la palabra aun bien— toca mis piernas cuando se postra delante de mí y sonríe. —, le haremos la vida miserable. A mi el que me cae bien es su hermano no él.

—A veces me das miedo lo sabias— le informo.

—Lo has dicho en las de una ocasión querida soy consciente de ello—me guiña uno de sus azules ojos. —. ¿Ya sabes que atuendo usarás para la cena de esta noche?

Pregunta una coqueta paula y ya sé que rumbo tomará esta conversación, y lo peor de todo es que me encantará el resultado.

—Pensaba en comprar un vestido nuevo— informó a mi amiga quien no borra la gran sonrisa de su rostro. —. ¿Qué te parece la idea? — pregunto.

—Lo mejor que has pensado hasta ahora.

Ambas reímos y salimos de la casa de pau con dirección al centro comercial para buscar un vestido antes de que empiece a car la noche.

                                                            …

Veo mi reflejo en el espejo frente a mí y sonrió satisfecha con el maravilloso gran trabajo de mi amiga.  Pau me maquillo sutilmente, nada exagerado. Mi cabello rubia cabellera un poco recorrida en la parte delantera, y llevó el vestido que compre con pau esta tarde en el centro comercial.

Es un vestido. Estoy bellísima y me encanta el resultado.

Mi amiga sonríe cuando termino de maquillar mis labios.

—Veremos si el bombón mayor de los Robinson podrá tener una velada tranquila cuando te vea amiga— siento la malician en su voz y ruedo los ojos.

—Al ver pau, ¿porque Jonathan no cenaría en paz esta noche? — me hago la inocente.

Pau se ríe.

—Enserio no lo sabes— me encojo de hombro. —. Estás bellísima Dafne

—¿Sí?

—Si. Y si Jonathan no lo ve, creo que dudaré de su masculinidad—expresa mi amiga.

Suelto una fuerte risa por el comentario de mi amiga y la noto reír también.

—Pero que cosas inventas pau— pregunta —, es obvio que le gustare. — confirmó.

—Más le vale. —dice.

Veo por ultimas vez mi reflejo en el espejo y me dispongo a salir de la casa de pau. No tardo ni media hora en el camino, gracias a lo pacifico que se encuentra el tráfico en estos momentos.

Llego a la puerta principal de la mansión Robinson y me detengo a recordar todos los momentos que viví en esta casa cuando aún era una niña.



—¡Eres tan injusto Jordán! — protestó furiosa. —. ¡¿Cómo no me dejas pasa?! ¡Eres cruel! — le grito.

Jordán no borra la gran sonrisa de su rostro.

—Princesa— dice y caricia mi cabeza. —, yo no soy Jonathan, conmigo si tendrás que competir y ganar justamente.

—¿Dices que la dejo ganar? — Jonathan se cruza de brazos. Su ceño se encuentra ligeramente fruncido.

—Si. — confirma Jordán. —, nunca que Dafne ha jugado contigo ha perdido. —jordán imita la posición de su hermano. —. ¿Es tan extraño?, la princesa se vuelve experta mientras juega contigo.

—¡Eso no es cierto! — expresó con indignación.

—Ahh no.

—No— confirmó. —, siempre le gano a Jonatan porque soy mejor que él. — dijo y ambos hermanos explotan en risas.

—vamos Dafne no eres buenas en los videojuegos. Jona solo te deja ganar por pena— se burla Jordán.

—¡Que no es cierto! — grito y le tiro uno de los cojines cerca
.


Sacudo mi cabeza para salir de esos recuerdos y me adentro a la casa de mis padrinos. La puerta es abierta por Marta. Es una señora mayor y que cuidad la casa desde que tengo uso de razón, ella siempre ha estado con los Robinson y creo que siempre estará con ellos.

Marta el más que solo una empleada, ella cuidó de cada uno de nosotros cuando éramos pequeños y aún lo sigue haciendo.

Ella es como una madre para nosotros.

—Mi dulce niña ¿cómo has estado? — me saluda con un beso y una abraso. —, mira que bella estás.

—Gracias Marta— la estrechó entre mis brazos —¿tú cómo has estado. —pregunta, Marta me sonríe con la alegría que la caracteriza.

—No tan bien comí tú mi niña hermosa— toma mi brazo y me guía dentro de la enorme casa. —los años ya me pasan factura.

La miro con sorpresa.

—Marta no digas eso, estás tan bella como siempre. —acarició su brazo y llegamos a la sala de la casa. Dirijo mi vista a donde se encuentran todos los presentes, aun no se han dado cuenta de mi presencia.

—¿Sabes una cosa? — Marta toca mi brazo con delicadeza cuando doy un paso hacia adelante.

—No—respondo con una sonrisa.

La veo sonreír con amor y dirige su mirada al frente.

—Lo escuché preguntar por ti cuando vio a tus padres llegar y no verte. — susurra bajo.

No necesito muchos detalles para saber a quién se refiere y tal confesión me toma por sorpresa. ¿Como que preguntó por mí? Se fue hace cinco años y medio todas las señales para hacerme saber que no quería saber nada de mí.

¿Porque preguntaría por mí?

Ni siquiera he visto a Jonathan y ya estoy nerviosa por el hecho.

No sé cómo voy a reaccionar al verlo, son muchos años que no se nada de él. Aún recuerdo en la ultimas ves que lo vi subir a ese avión y alejarse por completo de mí.

—¿No se han buscado cierto? — pregunta Marta sacándome de mis pensamientos

Niego.

—Eso cambiará porque el volvió— dice esperanzada de ello y hasta yo creo que las cosas pueden volver hacer como antes.

—No creo nana, el me hizo saber que no saber de mi luego que se marchara. — confieso con voz triste.

Jonathan.

Verla es lo único que deseo en este momento. No he prestado atención a lo que hablan a mi alrededor y no me interesa. Solo necesito saber si ella vendrá esta noche.

Sus padres tienen un tiempo considerable que llegaron a mi casa sin ella, los minutos pasan y no hay rastro de Dafne aún y temo que decida no venir. Al ver a sus padres llegar y no verla me fue inevitable el no preguntar por ella.

—Aquí está cariño— la voz del hombre a mi lado me saca de mis pensamientos. —, está preciosa cariño— la alaga su padre al verla llegar.

Y Ernesto, su padre tiene razón al decírselo. Ella está hermosa, mucho más de lo que recordaba.

Con pasos firmes llega hasta donde nos encontramos todos y le agradece el cumplido a su padre. Se dirige a donde se encuentran mis padres y toma su tiempo en saludar a cada uno.

—Hola madrina. — saluda a mi madre.




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