Hace cientos de años, dos niños los cuales no tenían nada que ver el uno con el otro se encontraron de casualidad.
El padre de ella era una negociante que había viajado por el mundo.
Cada vez que llegaban a un país distinto se amoldaban a su vestimenta y junto a su hombre traductor lograban comunicarse. Diez años después este negociante decidió asentarse en la ciudad.
Él y su familia aprendieron el idioma. Su hija cumplía 18 años, celebraban junto a su mejor comprador, la familia del niño que ahora era un joven enamorado de la belleza extranjera.
Ambos se juraron amor eterno, sus padres no estaban de acuerdo.
Una extraña leyenda corrió por la ciudad.
UNA JOYA QUE TE CONCEDÍA UN DESEO.
El joven se fue al bosque a buscar la preciada joya, deseaba poder estar con su amada sin que sus padres se opusieran.
En aquel temible bosque vivía una bruja, cansada de su vida quiso ayudar al joven, pero en vez de acercarlo a la joya lo mato. En los últimos momentos que su alma aún se encontraba en su cuerpo la bruja le dio dos opciones. Reencarnar como un gran rey o convertirlo, como castigo, en un inmortal.
Su alma tomó la decisión y volvió a respirar como un inmortal.
Decidido a buscar a su gran amor; cuando estaba tan cerca ella estaba regresando a su pueblo natal para casarse con un gran noble de alto rango.
Amar demasiado nunca será bueno… Y el desenlace de su amor no se vivirá en ese tiempo.
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— Entonces tú grabaste las escenas de la joven extranjera. — él tomó un poco de café.
— Literalmente soy la mala de la historia. — sonreí al saber el lado malo del papel que no pedí.
— Y… ¿Qué hacías saliendo del camerino de Xiaowu? — preguntó.
— Le dejé una torta de fresa. ¿Le gustan verdad? — dije sintiéndome a gusto conmigo misma.
Repentinamente el escupió todo el café, una tos repentina apareció. Parecía querer decir algo.
— Zhao Lin ¿Está bien? — dije asustada.
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Xiaowu terminó de cambiarse y al salir vio una tarta en su mesa. Tenía una nota.
«Espero que te guste.
ANDREE»
Se sentó, tomo una pequeña cuchara y comenzó a comerla.
«Ella es tan linda. Mientras comía recordé las escenas de la grabación, sonreí avergonzado. Ella tenía talento, pero más talento tiene para maquillar. Cuando maquilla sonríe mucho, se concentra y arregla hasta el más mínimo detalle. Le gusta la perfección. Sus manos se ven tan suaves.». Pensó mientras comía.
De pronto sintió el sabor de la tarta. ¡ERAN FRESAS!
Boto la torta y se levantó de su asiento lo más rápido que pudo.
Su respiración se agitó y perdió el conocimiento en un par de minutos.
«A LOS DISPUESTOS, EL DESTINO LOS GUIA. A LOS QUE SE NIEGAN, EL DESTINO LOS ARRASTRA.»
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Editado: 03.09.2022