Capítulo 24: CASA FAMILIAR LU

—¿Qué haces aquí? — pregunté mientras me aferraba a mi edredón.

El sueño que tenía era aún más que mis ganas de reclamar.

— Te dije que visitaríamos a mi familia. — respondió.

El sueño era inevitable y perdía el hilo de la conversación.

— ¡Ohhh! — dije intentando responder a algo que no había escuchado.

— ¡Señorita O'Higgins! — dijo él voz alta.

— ¡¿QUÉ?! — desperté completamente. — Es domingo, domingo ocho de la mañana. ¿Es necesario levantarse tan temprano?

— ¡Si! — respondió.

No respondí más; me levanté para lavarme la cara y tener el valor de verlo a los ojos mientras por dentro reclamaba hasta el mínimo detalle.

No paso mucho tiempo y nuestra conversación se centró en cómo debía actuar en frente de la familia Lu.

— Al menos ¿Puedo ser yo misma? — dije al final de todas sus recomendaciones. — No quiero ser una niña perfecta para tu familia.

— Creo que les gustaras de todas maneras. — dijo Xiaowu.

De punto se puso de pie y se encamino hacia mi clóset.

Abrió la puerta y reviso mi ropa. Solo lo observe intentado parecer indiferente.

— No tienes un mal gusto en moda. — tenía una expresión algo satisfecha.

¿Intentaría halagarme?

— Pero, definitivamente, está ropa no encaja con tu forma de ser. — dijo él negando con la cabeza.

¿Mi forma de ser?

Aunque usualmente vestía como alguien ordinaria, ¿Cómo podía no encajar conmigo?

— Tú no eres normal. Ni mucho menos ordinaria. — dijo mientras me miraba fijamente.

¿No soy ordinaria? Tampoco me creía alguien tan especial. De hecho, hasta el momento nada me hizo sentir especial. Solo una chica ordinaria con alguna enfermedad.

— ¿No soy ordinaria? — pregunté.

— Eres como…— pensó un momento. — Como el color negro.  — hablo tranquilamente.

—¿Cómo el color negro? — dije confundida.

— Sí, te adaptas a todo tipo de situación. Y aunque te mantienes al margen siempre hay algo más profundo en ti.

Dije muchas palabras que confundieron mis pensamientos. Acaso sabe sobre la ceguera facial o mi pérdida selectiva de memoria. O quizás sobre la cadena de centros de belleza en América.

— ¡Ohhh! ¿Entonces en tu opinión que debería ponerme? — pregunté intentando elevar su ego y logrando que olvidará lo profundo de “como soy”.

— Eso. — él señaló una bolsa que había traído con él.

Después de cambiarme y estar de acuerdo a mi personalidad, junto Xiaowu nos embarcamos hasta la casa familiar Lu.

Cuando nos acercábamos noté que la casa era casi del mismo tamaño que la casa de Xiaowu. Aunque esta era más tradicional y con un jardín trasero extremadamente enorme, literalmente tenían un bosque. Llegamos y en la entrada estaba un jardín con un camino hacia la puerta.

Bajamos del auto, me acomode el vestido de cuadros y tiras en los hombros. Xiaowu me tomo de la mano y dio pasos seguros hasta la puerta. Tocamos el timbre y una amable mujer de mediana edad nos abría.

— ¡Mamá! — dijo Xiaowu con la sonrisa más tierna que vi en todo este tiempo.

— Mi pequeño niño. — ella se volteó a mirarme. — Tú debes ser Andree, ¿Verdad? — dijo la amable mujer.

Bueno, mi suegra, o la mujer de media edad, o quizá la mamá de Xiaowu, no sé cómo debería llamarla.

— Sí, un gusto conocerla. — hice una reverencia con la cabeza.

— Pasen. La abuela y el padre de Xiaowu los espera. — dijo ella amablemente.

Xiaowu no soltó mi mano en ningún momento. Tenía miedo, estaba nerviosa quería salir corriendo y regresar a América.

Llegamos a la sala y una mujer de cabello plateado se volteó a mirarnos. Ella se veía contenta de hecho era la abuelita más dulce que vi en toda mi vida. El hombre que estaba sentado en frente de la abuela también se volteó a vernos. Su expresión no era la más contenta pero tampoco tenía la expresión rígida de Xiaowu.

La dulce abuela se acercó a nosotros

— Eres Andree ¿Verdad? — dijo ella.

Sentí un escalofrío al recordar el momento cuando conocí a Xiaowu y él dijo exactamente lo mismo.

«CADA FAMILIA TIENE UNA HISTORIA, CUENTA LA TUYA»