Histeria, 13 narraciones de terror

¡Por favor, ayúdame!

Ayer recibí un e-mail de mi amiga Clara. Hace casi un año que no la veo, siempre fuimos muy unidas desde la infancia, asistimos a la misma escuela y lo hacíamos todo juntas, es prácticamente mi hermana. A raíz de nuestra gran amistad he pospuesto muchos de mis proyectos personales solo para ayudarla, nunca me gustó verla sufrir por su matrimonio. Diego, su esposo, siempre fue un maldito insensible, la torturaba psicológicamente, la maltrataba verbalmente y en ocasiones hasta llegó a golpearla. Nunca entendí cómo terminaron juntos, ni qué es lo que vio Clara en él desde el principio; para mí, desde que lo conocí, siempre fue una basura de persona, un déspota, abusivo, manipulador.

El único apoyo de Clara siempre fue mi amistad, siempre estuve ahí para ella y a veces, incluso, para hacer frente a sus batallas, aunque esto me ocasionara problemas con mi propio esposo y dejara de lado proyectos personales. No me importó nunca hacer eso con mi vida, ella es muy importante para mí y nunca la dejaría sola a merced de ese maldito canalla. No podría haber continuado con mi vida sabiendo que algo más podía hacer por ella. Nunca consideré justo que llevara una vida llena de angustia y dolor solo por no poder darle un hijo a su Diego. Intenté hacer que se divorciara o escapara o cualquier cosa para salir de ese infierno, pero Clara temía mucho a las amenazas de su abusador, y por largos años ese mismo miedo la obligó a vivir una existencia lamentable. Realmente no sé cómo toleró todo eso sin hacer nada, hasta un perro mal herido se defiende al sentirse amenazado, pero ella no… Aguantó y aguantó por años.

Pensé que desde el accidente de Diego, mi amiga estaba liberada de los abusos, que ya no necesitaría de mi ayuda y consuelo, que podía ahora vivir una vida plena, y por eso decidí mudarme a una ciudad cercana con más población, era algo que necesitaba hacer desde hace varios años, por mi profesión y mi familia, no estamos muy lejos una de la otra, no más de una hora de viaje en autobús. Pero la última carta de Clara me sorprendió mucho y realmente me preocupó, por ello mismo es que ahora voy a visitarla y a quedarme unos días en su casa. Mientras viajo en el transporte, releo en mi teléfono su e-mail y trato de entender o de creer en sus palabras, de todas formas la voy a ayudar.

Asunto: ¡¡¡POR FAVOR, AYÚDAME UNA VEZ MÁS!!!

Querida Mariana, te escribo para contarte que estoy viviendo un calvario por parte de Diego. Sí, leíste bien.

Intenté llamarte pero el maldito rompió mis teléfonos y me tiene atrapada en casa, por ello es que te escribo por este medio. Diego está convirtiendo mi vida en un infierno nuevamente, pensé que desde el accidente todo había terminado y estaba retomando las riendas de mi vida y la verdad que estaba comenzando a sentir que era feliz de nuevo, pero hace dos meses todo volvió a ser como era antes. Yo sé que es difícil de entender, por eso déjame contarte todo detalladamente, con tu experiencia en estas cosas sabrás qué hacer porque yo ya no sé.

Todos los días es lo mismo: a las siete treinta de la mañana, siento aterrada cómo se levanta de la cama y sé que va a ser un día difícil. Se va al baño, abre el agua caliente para darse una ducha, y si no dejo su ropa preparada en la cama, abre el armario y comienza a tirarlo todo por la habitación, a veces también me arroja objetos.

Luego de esto, mueve la silla de la cocina donde siempre se sentó, y si el desayuno no está servido comienza a violentarse, tanto hacia la casa como hacia mí, abre las alacenas y tira todo. En ese momento trato de salir de la cocina antes que llegue a los cuchillos, la última vez que me quedé durante sus ataques de rabia, me arrojó uno. Si hasta ese momento hice las cosas bien, se va, abre y cierra la puerta del frente con mucha fuerza.

Realmente no sé dónde se va, es como si fuera a trabajar como antes pero tú sabes bien que ya no puede hacerlo, pero es recién en ese momento cuando tengo unas horas de paz, siempre y cuando no haga nada que a él le moleste, porque es como si me estuviera vigilando, en cuanto hago algo como agarrar el teléfono se molesta, me golpea y rompe el teléfono.

Al mediodía, exactamente a las trece horas, abre violentamente la puerta del frente, corre la silla del comedor donde siempre se sentó, y si no le preparo su plato favorito vuelve a hacer un desastre, en ocasiones incluso hasta me empuja y rasguña mis brazos. Te adjunto una foto para que veas que no miento ni exagero. Después de eso desarma la cama y se acuesta, y yo debo acompañarlo sí o sí, de lo contrario se exaspera, por así decirlo. A las dieciséis horas en punto, siento como se mueve en la cama, se levanta y siento su mano pasar por mi espalda, como un gesto hipócrita de cariño hacia mí. Aterrada y temblando, escucho cómo la puerta del frente se abre y se cierra de un portazo, entonces a veces me levanto y cocino algo mientras estoy tranquila, pero otras me quedo llorando en la cama.

A las veinte horas vuelve a entrar violentamente a la casa, al principio me sobresaltaba cuando hacía esto, pero con el tiempo una se acostumbra. Enciende el televisor y espera que haya algún partido de fútbol, y si no lo hay ya sabrás con quien se desquita, así que grabé algunos partidos y los reproduzco en el DVD. Pensé que notaría que eran partidos viejos y que estaban grabados, pero no lo hace, solo me aseguro que sean encuentros donde su equipo favorito gane, no quiero provocarlo y que me empuje o me arrastre por el suelo.

A la hora de la cena debo repetir lo mismo que hice al mediodía, solo que esta vez también quiere un postre. Tardé mucho tiempo en adivinar qué era y tuve que aguantar su furia y golpes. Luego de eso, a veces se da una ducha, cuando lo hace deja el baño hecho un desastre y el agua corriendo, de allí deambula por la casa volteando objetos como cuando solía embriagarse, para ese momento yo ya estoy acostada como siempre dando la espalda a su lugar de la cama, siento como el colchón se deforma cuando se acuesta y algunas veces siento sus horribles manos recorrer mi cuerpo. Si me niego, pasa lo que pasó siempre cuando me rehúso a tener relaciones con él, comienza a golpearme y ahorcarme.




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