Historia De Una Prostituta

ENCUENTRO

Salí del hospital a las nueve en punto, la hora justa en que llego el médico de guardia, Jorge me había invitado al tomar unas copas al bar de siempre, acepte sin mucho ánimo, de verdad quería pasar tiempo con el ratón de biblioteca, desde el momento en que me dio su tarjeta con sus datos me preguntaba cómo demonios podría acercarme a ella. Parecía ser alguien diferente.

Llegue a casa, me di un baño rápido, le escribí un mensaje a mis padres avisándoles que iría al bar por unas copas que no llegaba tarde. Jorge quedo de pasar por mí así que no me llevaría el coche. Salí a esperarlo en el pasillo de entrada a la casa, me recargue en el buzón, sonó mi celular, Anet había enviado un whastapp, lo abrí de inmediato. Era una fotografía de Aglae con su cambio de look, me quede con la boca abierta. Se cortó el cabello y lo había tenido de rojo, se veía muy bien, faltaba ver que ropa usaría. Jorge se detuvo frente a mi casa y toco el claxon con euforia

-¡Estamos a nada de graduarnos viejo!

Solté la carcajada y corrí a subirme en el copiloto. Hablamos de trivialidades, llegamos al bar y fui directamente a la barra, no paraba de pensar en Aglae y su cambio de look, se veía guapísima, debía aceptarlo, había callado mis pensamientos de una mujer poca atractiva. Pedí un whisky en las rocas, lo tome con paciencia, Jorge ya estaba ligando con algunas chicas, no tenía ganas, la quería a ella. Había unos tipos a un lado de Jorge, más grandes que nosotros, a leguas se veía, iban de casanovas, sonríe para mí mismo, si quisiera le quitaría a cualquier chica que se le acercará.

Uno de ellos el que se veía más joven se alejó de ellos caminando con valentía hacía enfrente y de pronto la vi, estaba en el bar, era Aglae, el tipo la beso con avidez y ella correspondió el beso, vi como sus manos se posaron en sus nalgas, sí que el cambio de look le asentó muy bien. Vestía un pantalón ajustado de piel y una ombliguera roja, ambas prendas hacían que su cuerpo luciera mucho mejor de lo que lo recordaba por la mañana. Así que ese ruco era su cita. Francamente me dio un poco de envidia, él podía tocarle y yo no.

No le quitaba los ojos de encima, me tome el whisky de un solo trajo y pedí otro. De pronto el semblante de ella cambio, ya no sonreía y buscaba algo o a alguien con la mirada, quería acercarme a ella, sí lo haría, pero de pronto el hombre la tomo de la mano como si fueran novios y caminaron hasta la barra, se detuvieron algunos pasos a lado de mí, me voltee completamente para que ella me viera y nos saludáramos como por casualidad.

-Un tequila doble, por favor –dijo muy segura

Definitivamente no era lo que aparentaba, le gustaba lo fuerte, sonreí para mí. El barman le dio el tequila y lo bebió de un trajo, pidió otro. Me quedaba claro que algo no estaba bien, el hombre pego su cuerpo a ella y algo le decía, ella fruncía el ceño y decía que no, decidí entonces acercarme, era hora de hacerme el héroe, el momento perfecto para que ella confiara en mí. Me acerque y en el momento en que lo hice ella le dio un rodillazo en los testículos, el tipo grito del dolor y ella aprovecho el momento para salir corriendo, salí detrás de ella, ella corría con rapidez, parece que al final no era solo un ratón de biblioteca.

Le gritaba su nombre, pero ella corría con más rapidez, hasta que tropezó y cayó totalmente boca abajo, lo que me dio el tiempo perfecto para alcanzarla, tomarla por los brazos y levantarla, tenía los ojos cerrados con fuerza, sus manos estaban en puños, su rostro estaba rojo por el color de la sangre que acaba de bombear a grandes cantidades por el esfuerzo, olía a rosas.

-No puedes irte en el estado en que te encuentras –le dije, esa mujer me gustaba, me gustaba enserio, ahora no solo quería llevármela a la cama, sino que quería hacerla completamente mía en cuerpo y alma, abrío los ojos me miro y me abrazo con fuerza comenzando a llorar.

-Tranquila, estoy contigo y no permitiré que te hagan nada; préstame las llaves de tu auto yo manejo, solo dime a dónde vamos

 Ella sonrío, se separó de mí, se limpió las lágrimas, me entrego las llaves, pedimos el coche y cuando menos lo esperaba estaba manejando con ella mirándome desde el lado del copiloto, ya me había dado santo y seña de donde vivía y sorprendentemente no estaba lejos de la casa, una cuadra después.

-¿Es tu novio? –dije rompiendo el silencio, ella suspiro

-No, yo… era su amante

-¿Eras?

-Sí, esta noche decidí que se acabó todo

-Creo que eso me quedo claro hasta a mí, y mira que no fui yo quien recibió el golpe bajo –ella esbozo una sonrisa

-Es una larga historia, de años de relación

-No es necesario que me digas nada –dije cuando la vi retorciéndose en el asiento

-Gracias por seguirme

-Digamos que vi una mujer guapísima que me apantallo, en primer lugar porque no pensé que fuera tan bella y en segundo porque le dio un buen golpe a un tipo que no la valora, podemos llamarlo coincidencia –aparque frente al departamento, nos bajamos del coche, le entregue las llaves.




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