Historias De Terror

La leyenda del Biloko

Mivek y Sanza estaban profundamente enamorados. Él era un hombre joven, guapo y valiente, mientras que ella era la más bonita de la tribu en la que ambos habían nacido en Zaire. Mivek le había prometido a Sanza que la haría su esposa, así que para, demostrar su gallardía a toda la tribu, se aventuró a ir de cacería solo en la selva tropical. Su objetivo era capturar un par de aves exóticas que liberarían el día de su boda.

 

Tanto jóvenes como ancianos estaban a la expectativa, pues la selva ocultaba peligros inimaginables. Pero el mayor terror de todos era una extraña criatura que, según las historias de miedo de Zaire, habitaba en el corazón de la selva. Se trataba del Biloko, un ser espeluznante que despreciaba la vida. Sus potentes garras y afilados dientes destrozaban a cualquiera que se atreviera a pasar por la selva tropical de Zaire.

Mivek se despidió de todos, pero, en especial, abrazó a Sanza como si se despidiera de ella para siempre. Sanza, con el corazón entristecido por lo que percibió, esperó hasta la noche para seguir el rastro de su amado Mivek a través de la selva tropical. En plena oscuridad, caminó sigilosamente siguiendo las huellas de su prometido.

En medio de la selva, Sanza vio el brillo de los ojos y los temibles colmillos de un ser espantoso. Sus garras poderosas y afilados dientes dejaban ver la sed de sangre que tenía esa noche el Biloko. Despavorida, corrió entre la poblada selva, hasta que su corazón no aguantó más el terror.

Mivek escuchó un alarido terrorífico que venía de la profundo selva. Aquel tono de voz era inconfundible: se trataba de Sanza. El joven corrió tan rápido como pudo exclamando:

–¡Sanza! ¡Sanza! ¡Voy a por ti!

Pero sus gritos para tranquilizar a la joven fueron apagados por una fuerte garra que le cogió por la garganta. El Biloko no podía dejarlo salir vivo de la jungla. Con sus garras descuartizó el cuerpo del joven, mientras lo iba devorando ávidamente con sus feroces fauces.

Esa noche, los habitantes de la tribu de Sanza y Mivek escucharon los gritos despavoridos del joven mientras era descuartizado. En la madrugada, vieron aparecer la silueta de  Sanza, quien parecía haber perdido totalmente el sentido. Al preguntarle, la joven, con la mirada perdida, solo repetía: “Biloko, Biloko”. Los lugareños entendieron que Sanza jamás podría recuperarse después de haberse topado con aquel monstruo que todavía hoy habita la selva zaireña.



#1115 en Terror

En el texto hay: paranormal, terror, asesinato sangre

Editado: 29.10.2022

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