Historias de terror

Historia 2

En un pequeño pueblo rodeado de montañas, se encontraba una vieja mansión abandonada que todos evitaban. Las leyendas locales decían que la casa estaba maldita, pero nadie sabía exactamente por qué. Sin embargo, cuando llegó un nuevo grupo de adolescentes al pueblo, decidieron que era el lugar perfecto para una noche de exploración y valentía.

Esa noche, Ana, Marcos, Laura y Javier se aventuraron a entrar en la mansión. Al cruzar la puerta chirriante, un aire frío los envolvió. El interior estaba cubierto de polvo, y la madera vieja crujía bajo sus pies. La oscuridad era casi total, pero con la ayuda de linternas, pudieron ver los muebles cubiertos con sábanas blancas, como si alguien hubiera dejado la casa apresuradamente y nunca hubiera regresado.

Decidieron dividirse para explorar más rápido. Ana y Marcos subieron al segundo piso, mientras que Laura y Javier se quedaron en la planta baja. Los minutos pasaron sin incidentes, pero una sensación de inquietud comenzó a crecer en ellos.

De repente, Marcos escuchó un susurro proveniente de una de las habitaciones. "Ana, ¿escuchaste eso?" preguntó. Pero Ana no respondió. Al girar su linterna hacia ella, descubrió que Ana ya no estaba allí. Había desaparecido sin dejar rastro.

Desesperado, Marcos comenzó a buscarla por toda la casa, pero no había señales de ella. Mientras tanto, en la planta baja, Laura y Javier escucharon un golpe fuerte proveniente de arriba. Al correr hacia las escaleras, vieron a Marcos corriendo hacia ellos, pálido y agitado.

"No encuentro a Ana, desapareció", dijo con la voz temblorosa. Decidieron que era mejor salir de la mansión y buscar ayuda, pero cuando se dirigieron a la puerta principal, esta estaba cerrada. Javier intentó abrirla con todas sus fuerzas, pero la puerta no se movía. Era como si algo la mantuviera firmemente cerrada.

El pánico se apoderó de ellos cuando comenzaron a escuchar risas infantiles que resonaban por toda la mansión. Las luces de las linternas parpadearon y se apagaron, sumiéndolos en la oscuridad. A lo lejos, vieron una pequeña figura que los observaba. Era una niña, con un vestido blanco antiguo, y el rostro cubierto de sombras. En sus manos, sostenía una muñeca destartalada.

La niña comenzó a avanzar lentamente hacia ellos, pero a medida que se acercaba, su rostro se volvía más visible. No tenía ojos, solo cuencas vacías que parecían absorber la luz. Con cada paso que daba, los chicos sentían cómo la temperatura bajaba y un miedo helado se apoderaba de ellos.

Justo cuando la niña estaba a punto de tocarlos, una voz suave y espectral susurró: "No deberías estar aquí". En ese momento, las luces se encendieron de golpe y la puerta principal se abrió de par en par. Sin perder un segundo, los tres salieron corriendo de la mansión.

Nunca encontraron a Ana, ni tampoco regresaron a la mansión. Días después, los aldeanos comentaron que, durante la noche, vieron a una joven caminando por la mansión, acompañada de una niña pequeña. Desde entonces, la casa estuvo más silenciosa que nunca, como si hubiera sido finalmente habitada por quienes habían estado esperando.



#266 en Terror

En el texto hay: terro, historias breves

Editado: 05.09.2024

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