La casa de mis abuelos paternos no es muy grande, pero los patios si lo eran, en especial el de atrás porque mis abuelos tenian una mini granja para uso personal.
Detrás de eso estaba la construcción en obra negra de casa de una de mis tías y luego un plantío de magueyes de mi abuelo. En esa zona tenía un baño viejito de madera, donde todo iba a dar un riachuelo que pasa por atrás. Ahí estabamos mis primos, mis hermanos y yo; eramos como ocho personas de entre 7 y 16 años jugando entre los magueyes. En eso me dieron ganas de hacer del baño, la puerta no cerraba bien asi que mis primos estaban sosteniéndola, cuando estaba lista para ir al baño el ruido de risas y juegos se detuvo e seco por un grito aterrador. Me congelé, todos salieron corriendo y aún se oía ese horrible grito.
Cuando al fin pude moverme empujé la puerta para salir corriendo pero entré en pánico cuando vi que la puerta no abría por mas que la empujara, no tenía pestillo ni nada pero no abría. Sólo habían pasado como 5 segundos y el grito seguía escuchándose, sentí un frío aterrador desde mi espalda que atravesó mi pecho y cubrió todo mi cuerpo mientras yo pegaba la puerta, la empujaba y gritaba, pensé que me iba a morir ahí. Cuando al fin pude abrir la puerta y salir corriendo llegué hasta el patio y encontré a todos mis primos pálidos, algunos lloraban pero yo sólo sentía un nudo en el pecho. Ese grito dejó de escucharse, nos asomamos al pasillo que nos llevaba hasta los magueyes y vimos una silueta blanca flotando en el arrollo, siguiendo el curso del agua. El abuelo nos dijo más tarde que esa había sido La Llorona y que él ya la había visto y oído. Nos advirtió que no dejáramos que nos viera de frente o podríamos morir del susto. Nunca volvimos a jugar en esa zona