Hace un año te fuiste y aún me sigo preguntando dónde estás. Todo parecía tan perfecto hasta que un día, de repente, te vas, dejándome con el corazón hecho trizas, que aún no puede asimilar tu partida y que no volverás. Tal vez ese es mi destino ahora, sufrir por tu partida que nunca tuvo motivos, ni respuestas a las incógnitas que existen en mí desde el día en que te fuiste.
Mi mente se llena cada vez de más dudas e inseguridades. Sigo pensando que tal vez no fui lo suficientemente buena para ti y por eso te marchaste, o quizás encontraste la felicidad en otros brazos y ya no me necesitabas. El solo pensarlo hace que se forme un nudo en mi garganta el cual no logro deshacer.
Suelo llorar hasta poder quedarme dormida. A veces suelo dormir con alguna de tus sudaderas, aquellas que aún están impregnadas de tu olor, que suelen hacerme creer que sigues aquí y que no te has ido. Aquellas sudaderas son las únicas que a veces logran manterme en pie, aquellas que olvidaste o quizás dejaste a propósito para atormentarme con tu recuerdo.
Confieso que he tratado de odiarte, pero no puedo hacerlo. ¿Por qué demonios tenías que ser tan dulce y tierno conmigo? ¿Por qué me diste una esperanza en el amor si terminarías yéndote, como si no te importara en lo más mínimo? No te importó dejar todo lo que habíamos construido en años. Un día simplemente decidiste por los dos que era el final sin preguntar. Rompiste el corazón que te amó durante tantos años y me dejaste desolada con la mente llena de dudas y un corazón que se niega a olvidar. Y juro que he hecho todo lo posible para poder olvidarte, pero simplemente mi mente se niega a hacerlo.
Quizás deba empezar a cambiar mis pensamientos y hacer cosas para que mi mente se distraiga y deje de pensarte. Así quizás logre olvidarte. Reemplazarte sería una buena opción, pero quizás no para mí, ya que estoy tan hundida en tus recuerdos que terminaría extrañándote más.
Tal vez deba dejar atrás todo lo que fuimos antes y comenzar a crear un nuevo presente y futuro para mí. Tal vez así pueda convivir con tu recuerdo agridulce en mi mente de un amor que me hizo feliz, pero a la vez me destrozó. Y quizás solo así pueda lograr que mi corazón asimile tu partida, cariño.