Historias de un mundo virtual

Reflexiones apocalípticas

El intenso calor del desierto invadía cada uno de los poros de su blanquecina piel introduciéndose lentamente en su corazón, borrando toda la soledad que la hería. Ella disfrutó por unos segundos de aquella calidez, hasta que fue interrumpida por una voz solemne y conocida-

— El cambio se aproxima, pronto todo esto no existirá —dijo una mujer negra.

---No seas melodramática, el cambio no necesariamente significa destrucción —dijo mientras sus manos danzaban en el aire provocando que la arena se uniera y creara un asiento que ambas mujeres se apresuraron en tomar.

—Cuando el cambio es realizado por un humano, por supuesto que sólo trae destrucción. Ellos son incapaces de crear sin aniquilar.

—¿Odias a la humanidad?

—No, solo creo que son inmaduros, niños que disfrutan lastimando a los más débiles e incluso a sí mismos, por eso no creo que debamos dejarles su propio destino ni el del mundo.

—Todos los niños deben crecer, aunque los padres no lo deseen y anhelen seguirlos protegiendo. —Sonrió condescendientemente, provocando enojo en su interlocutora— .La decisión ya está tomada por todos los dioses antiguos y tecnológicos, no hay nada que tú o yo podamos hacer para impedirlo.

—Sí, lo sé, pero no vivo en una dictadura como los humanos, puedo opinar libremente. Es un error permitirle a un solo humano la decisión de que su especie siga existiendo o se extinga junto con su mundo.

—Ana, la elegida, es más fuerte y sabia de lo que aparenta.

—Lo dudo ella es solo humana, matara a los dioses antiguos y tecnológicos junto a la humanidad y su mundo.

—Es posible…

Las dos mujeres siguieron discutiendo, hasta que sus labores en el inframundo las llamaron, obligándolas a abandonar su forma terrenal y descender a la tierra de los muertos.




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