1. El guardián de la cripta
El cementerio donde trabajaba tenía una cripta vieja que nadie visitaba. Decían que pertenecía a una familia olvidada. Una noche, mientras hacía mi ronda, escuché un fuerte golpe proveniente de esa dirección. Me acerqué con la linterna, pero antes de llegar, vi una figura vestida de negro parada frente a la cripta. No se movía, solo miraba la puerta, como si la estuviera custodiando. Cuando intenté acercarme, la figura desapareció. Desde entonces, cada vez que paso por la cripta, siento que alguien me observa desde las sombras.
2. Los cantos en la madrugada
Trabajo en un pequeño cementerio de provincia. Una madrugada, mientras inspeccionaba las tumbas, escuché cantos lejanos. Eran voces suaves, casi angelicales, pero en ese momento no había funerales ni nadie en el lugar. Me acerqué al origen del sonido y vi un grupo de sombras de pie alrededor de una tumba, susurrando algo en un idioma desconocido. Mi cuerpo se congeló de terror, y cuando intenté retroceder, las sombras se giraron hacia mí, mostrando rostros desfigurados y ojos vacíos. Salí corriendo y nunca volví a esa parte del cementerio.
3. La niña de la tumba
Había escuchado rumores sobre una niña que aparecía en las noches cerca de una tumba antigua, pero nunca les presté atención. Hasta que una noche, mientras trabajaba, la vi. Estaba sentada en una lápida, con la cabeza baja. Pensé que era alguien que se había quedado tarde, así que me acerqué para decirle que debía irse. Cuando levantó la mirada, me di cuenta de que no tenía ojos, solo cuencas vacías. Me quedé paralizado mientras ella sonreía y se desvanecía en el aire. Esa imagen me persigue cada vez que estoy solo en el cementerio.
4. La procesión de los muertos
Era una noche sin luna, y el cementerio estaba más oscuro que de costumbre. Mientras hacía mi ronda, vi una procesión de personas caminando lentamente entre las tumbas, todas vestidas con ropa de distintas épocas. Al principio pensé que era algún tipo de evento nocturno, pero al fijarme en sus rostros, me di cuenta de que todos tenían la piel pálida y ojos vacíos. Me quedé mirando, paralizado, hasta que desaparecieron en la niebla, dejándome solo en un silencio sepulcral. Desde entonces, evito trabajar en noches sin luna.
5. El sepulturero fantasma
El cementerio tenía un sepulturero que había trabajado allí durante décadas antes de morir. Después de su muerte, la gente seguía viendo a un hombre cavando tumbas en la parte más antigua del cementerio. Una noche, fui asignado a esa área. Al llegar, lo vi: un hombre cavando una fosa, con una pala oxidada. Me acerqué, pero cuando me encontraba a unos metros de él, se desvaneció en el aire. Solo quedaba el agujero en la tierra. Al día siguiente, la tumba apareció sellada, como si nunca hubiera sido abierta.
6. Las tumbas que sangran
Una tarde lluviosa, estaba revisando una sección del cementerio que estaba siendo restaurada. Noté que varias de las tumbas más viejas parecían tener un líquido oscuro que se filtraba entre las grietas. Pensé que era el agua de la lluvia mezclada con la tierra, pero al acercarme, me di cuenta de que era algo mucho peor: parecía sangre. Intenté alejarme, pero algo invisible tiraba de mi pie. Grité por ayuda, pero el cementerio estaba desierto. Finalmente, logré liberarme, pero desde ese día, evito esa parte del lugar.
7. El hombre en la tumba vacía
El cementerio tenía una tumba que siempre me había inquietado. Estaba en una esquina apartada, y la lápida no tenía nombre, solo una fecha. Una noche, mientras inspeccionaba esa área, vi a un hombre sentado en el borde de la tumba. Llevaba un traje negro y estaba mirando al vacío. Me acerqué para preguntarle si necesitaba ayuda, pero cuando llegué, ya no estaba. Miré dentro de la tumba y estaba vacía, como si nunca hubiera contenido un cuerpo. Esa noche, decidí no volver a patrullar esa zona.
8. El árbol maldito
En el centro del cementerio había un árbol enorme, tan viejo como las tumbas que lo rodeaban. Nadie se acercaba a él, pues decían que estaba maldito. Una noche, me atreví a caminar por esa área. Al llegar cerca del árbol, sentí un frío intenso y vi sombras moverse entre las ramas. Escuché risas y susurros que venían de todas direcciones. Cuando me di vuelta para irme, algo me agarró del brazo. Grité y me solté, pero nunca vi quién o qué me había sujetado. Desde entonces, evito pasar por allí.
9. Los ruidos bajo tierra
Una noche tranquila, mientras me encargaba de cerrar las puertas del cementerio, empecé a escuchar golpes desde el suelo. Al principio pensé que era mi imaginación, pero los golpes se hicieron más fuertes, como si alguien estuviera intentando salir de una tumba. Me acerqué al área de donde provenían los ruidos y vi cómo la tierra de una tumba reciente se movía, como si algo estuviera escarbando desde abajo. Quise gritar, pero el miedo me paralizó. Al día siguiente, la tumba estaba intacta, pero no pude olvidar lo que había escuchado.
10. El mausoleo maldito
Había un mausoleo en el cementerio que siempre me daba mala espina. Nadie lo visitaba, y se decía que los que se atrevían a entrar salían cambiados. Una noche, la curiosidad me ganó y decidí entrar. Al abrir las puertas, un viento helado me golpeó, aunque era pleno verano. Dentro, el aire estaba denso, y podía escuchar un murmullo constante, como si alguien estuviera rezando. De repente, las puertas se cerraron solas detrás de mí, y el murmullo se transformó en gritos desgarradores. Intenté abrir las puertas, pero estaban selladas. Solo cuando recé desesperado, las puertas se abrieron de golpe, y salí corriendo. Desde entonces, nadie se atreve a acercarse a ese mausoleo.
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Editado: 20.09.2024