Sophie Miller.
Estaba agotada del viaje pero quien más lo estaba era Marcus, iba a mi lado en el taxi dormido, su cabeza recostada en mi hombro mientras tenía sus brazos cruzados. Se veía tierno en ese momento.
Estaba tan emocionada de volver al lugar que me vio crecer que no importo que tan agotada estaba. Los tiquetes estaban reservados para el día siguiente a las ocho de la mañana, entendía porque Marcus estaba tan cansado, no había tenido tiempo para descansar después del trabajo, después de cenar habíamos organizado las maletas y el apartamento, apenas y teniendo tiempo para dormir solo un poco. El tiempo de viaje y la diferencia horaria tampoco le ayudo mucho a Marcus; más de diez horas y media en el avión y llegar al medio día con el calor del verano al máximo.
Tenía buenos recuerdos de este lugar, pero claro, no todos eran bellos, no es que la haya pasado muy mal, que tenga un trauma por aquello, solo sé que fue necesario en su momento y que eso no tiene por qué afectarme al llegar de nuevo hasta este lugar. Aunque a Marcus si, nunca me ha contado la historia, pero espero que lo haga.
Es raro que el día de nuestra boda no haya llegado nadie de su familia, solo los amigos que tenía en Londres de la universidad, pero no pude reclamarle nada sobre eso, mis padres no asistirían, habían muerto cuando tuve once, mi tía que cuido de mi hasta los quince que me aleje de ella, asistió porque le envié el tiquete, después de ella, solo tres familiares más.
Siempre prefería estar alejada de mi familia, incluso de mis padres, hablaba muy poco con ellos.
Cuando vi que el taxi se detuvo en una casa de dos pisos blanca, desperté a Marcus, él se bajó y saco las maletas mientras yo pagaba. Vi el taxi alejarse y me acerque a Marcus que miraba la casa con las maletas a un lado y con las llaves en su mano.
— ¿Qué sucede? — le pregunte.
Marcus me miro, sonrió de lado, pero no una sonrisa de felicidad, era forzada pero no quise decirle nada al respecto.
—Es irónico que vuelva a esta casa después de tanto tiempo.
—Bueno, hemos venido de vacaciones— comencé a pasar mis manos por su brazo—, a disfrutar del sol y el mar, no a recordar el pasado.
Me miro y esta vez su sonrisa fue amplia, se inclinó un poco, tomo mi mejilla con una de sus manos y me dio un corto beso.
—Esta será la mejor luna de miel.
Le sonreí en forma de respuesta y caminamos a la casa. Marcus abrió y dejamos las maletas en la entrada. La casa era amplia, acogedora y me recordaba a una en la una vez estuve, solo que esta era más refinada. La sala estaba junto al comedor y tras ella un ventanal que daba al patio, la escaleras que estaban frente a mi eran de madera, todo el piso era de madera fina, una pequeña sala de estar estaba a mi derecha, las habitaciones estaban en el segundo piso.
—Es preciosa. — dije mirando la casa.
Había cuadros de caballos pero ninguna foto de la familia.
—Lo es.
Mire a Marcus, había dicho eso acompañado de un suspiro que trato de ocultar. Tome su mano e hice que me mirara.
— ¿Qué tal si te das una ducha y duermes un poco mientras preparo la comida?
—No lo creo— dijo y al principio no entendí hasta que me tomo entre sus brazos y subió conmigo las escaleras—. Tú vienes conmigo.
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N/A: Holaa... quiero informarles que actualizaré dos veces por semana esta historia. ;)
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Editado: 27.03.2020