Hola extraño: me gustas.

16

13 de Julio 2018.





 

Jerry, creo que esta es mi semana de la suerte o algo por el estilo. Creo que fue por ver con mamá ese canal cristiano cuando nos cortaron la TV por cable la semana pasada. Tal vez deba seguir viéndolo.

Fíjate, Jerry:

*El sábado Ivy me dijo que me tomara el resto del día libre, sin ninguna razón.

*Luego mamá me dejó elegir que cenar y no se quejó.

*El domingo no dijo nada porque me pasara todo el día jugando con la X-box.

*El lunes en la cafetería pusieron los cruasanes a mitad de precio. Incluso pude comprarle un para a mamá (por cierto, le encantaron).

*Cancelaste nuestra consulta por problemas de salud (no te ofendas, Jerry, me agradas, pero tu consulta me estresa. Ojalá sanes pronto de esa gripe).

*El martes el metro estaba vacío y alcancé a un asiento. Se lo conté a Arturo cuando pasé por el aparcamiento (¿Si recuerdas a Arturo el vigilante?). En fin, Arturo y yo hablamos un rato y ¿A que no sabes quién llegó? Exacto. Y me saludó al salir. A mí, no un "Hola" general, no una mirada que pude haberme imaginado, no. Nos pasó por el lado y dijo "Buen día".

*El jueves Ivy dijo que se iría dos semanas, me entregó un juego de llaves y me dijo que la llamara si pasaba algo (Librarme de ella siempre es lindo).

*Mamá y yo no hemos discutido en toda la semana.

Y obvio que por ultimo lo mejor de todo, Jerry. Eso fue lo que me decidió a contarte mi semana, en primer lugar:

*Esta mañana llegué temprano porque mamá me llevó al trabajo, dijo que iría por algo que no recuerdo para sus amigas de las caminatas matutinas, así que me acercó y por eso llegué temprano. Me senté en la cafetería y pedí mis cruasanes de siempre y luego, como imaginarás, llegó Omar, yo no lo había visto desde el martes, porque estuve llegando tarde, así que creo que me quedé embobada unos segundos. Y después él se giró y yo todavía lo estaba mirando, casi me muero de la vergüenza, Jerry. Pero luego se acercó hasta mí. No bromeo, en serio. Y me preguntó por lo que comía.

Dijo que siempre miraba los cruasanes y parecían ricos, pero no que no se atrevía a comerlos porque no estaba seguro de si sería demasiado dulces, pero que como yo los comía cada día, podía darle una opinión en circunstancias.

¿Entiendes, Jerry? Casi me muero, pero de los nervios. Apenas pude abrir la boca para decirle que si eran muy buenos, y que no eran demasiado dulces. Y luego me dio las gracias y se marchó. Pidió cruasanes, pero no se quedó a comerlos.

Si yo fuera otra persona, tal vez lo habría invitado a sentarse en mi mesa o al menos le habría sacado más conversación, pero no pude hacer nada de eso.

Igual ese corto intercambio de palabras fue suficiente para que no se me borrara una sonrisa de la cara. Me ha visto, Jerry. A mí, que soy invisible. La gente nunca me ve, nunca me recuerda, pero él si mi ha visto comiendo mis cruasanes en la mañana. ¿Esto es una clase de señal?

Tal vez una de que debo dejar de lamerme los dedos en la cafetería, porque ahora sé que Omar repara en mi presencia.



#44721 en Novela romántica
#29536 en Otros
#4295 en Humor

En el texto hay: obsesion, diario, psicologo

Editado: 18.04.2022

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.