28 de julio 2018
Jerry, por primera vez te escribo desde la cafetería. Deberías sentirte orgulloso de este cambio, porque tú eres el que siempre dice que debería probar a cambiar mi rutina.
Hoy iniciaré en mi nuevo horario y todavía tengo veinte minutos libres, es la primera vez que saco mi diario-terapeuta de casa así pensé que no estaría mal escribir algo mientras espero, para cambiar el tema.
Hoy no compré cruasanes porque mamá me obligó a comer de esa horrible sopa de salvado y vegetales antes de salir, pero sí compré un chocolate para intentar quitarme el espantoso sabor de la boca. Adivina: no funcionó.
De todos modos he estado pensando por algunos minutos, Jerry. Los primeros segundos, mientras me entregaban mi taza de chocolate y luego de tener que sentarme en una nueva mesa porque la mía estaba ocupada, caí en cuenta de que todo sería distinto ahora porque vendré en otro horario.
Dicho de una forma más clara, y además de todo lo otro, no volveré a ver a Omar.
No sé cómo carajo no lo había pensado hasta ahora, Jerry, es lo peor de todo. Es lo único malo, de hecho.
Supongo que ahora tendré que dejarlo estar y no pensar más en eso.
¿Quién sabe, Jerry? Tal vez esto sea bueno. Quizá me deje tiempo libre para enfocarme en otras cosas; hacer ejercicio o tomar alguna clase de algo… No sé. Ya veremos.
Editado: 18.04.2022