Holidays of Winter

Prólogo

 

LEO

No puedo creer lo que me acaba de decir mi primo Alonso, me ha contado que debería irme a conocer mundo que hay ciudades increíbles como por ejemplo Nueva York, España, San Francisco, Londres, etc.…

 Él viene de conocer esas ciudades, me ha dejado con la boca abierta, pero que hago con Rachel ¡Dios! La amo con locura, pero necesito labrarme un buen futuro, si quiero ser alguien en la vida, no puedo conformarme con la granja de mis padres.

Tengo que hacerlo, cuanto antes mejor solo espero que los que deje aquí me perdonen algún día.

RACHEL

Leo me viene a buscar al trabajo como casi todos los días, la verdad no es el trabajo de mis sueños, pero hay que ganarse la vida. Le veo apoyado en su coche, no puedo evitar mirarle con ojos de enamorada, llevamos dos años y son los mejores de mi vida.

Le amor con todas mis fuerzas.

 Cuando me voy acercando, él levanta la vista, me sonríe y eso hace que me derrita por completo. Se acerca a mí, me agarra de la cintura y nos besamos con tanto amor, que hasta Romeo y Julieta tendrían envidia de nosotros.

—Hola, nena. —Me abraza fuerte.

—Hola, cariño. ¿Qué tal el día? —Me agarra de la mano y vamos al coche.

—Estas preciosa, vamos tengo reservado para cenar en el P3.

—¡Ah, sí! ¿Que celebramos? —Pregunto curiosa.

—Que te quiero. —Me vuelve a besar.

Llegamos al restaurante, nos sientan en unas de las mejores mesas. Con vistas al bosque en esta época del año esta todo nevado y es un espectáculo para la vista. Siempre me gusto este sitio, sobre todo porque aquí fue nuestra primera cita.

Cenamos y le noto algo más callado de lo normal, y eso me extraña, pero no le doy importancia, por que es mismo de siempre cariñoso y amable.

Al cabo de dos horas llegamos a casa, llevamos 6 meses viviendo juntos. Al principio nuestros padres se opusieron es cierto que nos sacamos unos cuantos años él tiene casi 30 y yo voy a cumplir 22, pero lo que diga la gente me da igual. En el amor no hay edad o por lo menos eso dicen. Yo creo mientras que ames a esa persona nada importa ¿Verdad?

Noto como está distinto, no entiendo porque no quiere que este más que en sus brazos, vemos una película los dos acurrucados en el sofá, nos besamos y por supuesto nos damos cariño como dos enamorados. Después de la peli nos vamos a acostar, le noto nervioso cuando entramos en la habitación.

De repente, veo una maleta enorme echa, me asusto y le miro.

—¿Qué pasa? —Digo asustada.

—Lo siento, pero tengo que irme. —Veo como baja la mirada.

En ese preciso momento, que dice esas palabras mi corazón se porte en dos, no puedo evitar que mis ojos se llenen de lágrimas.

No entiendo nada.

—¡Quééé! ¿Por qué? —Es lo único que sale de mi boca.

—Por todo, me ahogo en este lugar aquí no puedo prosperar ni alcanzar un buen futuro.

No puedo creer lo que están oyendo mis oídos, estoy totalmente bloqueada.

—No quería que sucediera así, pero no puedo quedarme más en este pueblo.

—No, no, yo me iré contigo. —Le suplico.

—No, no puedes dejar el pueblo tu madre te necesita en la pastelería.

—¡No! Por favor no me dejes.

Lloro desconsolada, mientras veo como coge la maleta y sale por la puerta.

En ese preciso momento, mi corazón se rompió en mil pedazos y se convierte en hielo.

Nunca más permitiré que me lo vuelvan a romper.

 

 

 

 

 



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En el texto hay: amor, dulce navidad

Editado: 12.12.2019

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