Tras terminar con mis deberes sociales, pude dar comienzo al plan de dirigirme a la comisaria y contratar a un detective. Sé que en un inicio no vi esto como una opción viable, pero… ¿qué más me queda? Sonará pesimista, pero ya no hay mucho que pueda perder. Paciencia, ganas, estabilidad emocional… mejor no busco motivos, haré esto y punto.
Una vez atravesé la puerta enrejada, llegó a mi mente el recuerdo en el que Abigail mencionó la llave dorada, esa que es capaz de abrir todas las cerraduras pertenecientes a las casas de las siete familias.
—¿Por qué mi padre haría algo como eso?..
—¡Muy bien! —espetaron con firmeza detrás de mí, volteé asustado y caí recargado en la reja sin poder evitarlo—. Explícate, Blake.
—¡Josh! Qué susto me diste...
Tan paranoico estoy que no fui capaz de reconocer su voz en un inicio. Cruzado de brazos, me mira disgustado. Hace mucho que no veía este gesto en él.
—¿Qué haces aquí? —pregunté con aire en los pulmones—. ¿No deberías estar en la escuela?
—Eso mismo te pregunto a ti, Blake.
—¿Por qué me llamas por mi apellido?
—No necesitas que te explique eso —genial, Josh de mal humor es lo último que quería ver hoy—. ¿Me quieres explicar por qué desapareciste el otro día?
¿Qué le digo? ¿Cómo le explico? No desconfió de él, pero no sé cómo hablarle sobre Abigail y lo que pasó estos últimos días. ¿Por dónde empiezo?
—Y espero una explicación convincente —insistió ante mi silencio. No tengo de otra más que intentar ser claro.
—Han pasado muchas cosas…
—Bien, te escucho. Tengo todo el día.
Miré hacia ambos lados en la acera, parece que no hay nada sospechoso.
—¿Qué pasa? —preguntó confundido tras hacer lo mismo que yo.
—No es buena idea hablar aquí —me di la vuelta y abrí la puerta—. Entra, te explicaré todo.
Me demoré un par de horas en darme a entender y poder hacer un orden cronológico y correcto de los hechos. Presenté a Abigail y a Alfred para que mi relato tuviera sentido y di conclusión a todo con los planos que hallé y el plan que aún quiero concretar hoy.
—Así que era por eso... —musitó pensativo con la mano en la barbilla— no te podías arriesgar. Menos mal —sonrió aliviado—, estaba preocupado de que fuera otra cosa. Igual pudiste ahorrarme varios momentos de incertidumbre —rio inocente.
—No encontré un momento adecuado para presentarlos y en la escuela con esa multitud no lo era.
—Parece que no sabes actuar, tesoro, te descubrieron —sonrió Abigail antes de llevar una taza de té a su boca.
—No, de hecho es bueno para ocultar las cosas —explicó Josh en mi defensa—, puede engañar a cualquiera, pero lo conozco lo suficiente como para saber cuándo finge.
—Eres alguien que se fija en los detalles, ¿no es así, Josh? —sonrió ella. Consiguió una sonrisa vanidosa como respuesta.
—Es bueno saber que no puedo actuar frente a ti —aclaré con un poco de decepción.
—Si lo haces y noto alguna razón o necesidad, no te delataré.
Algunas risas y comentarios agradables respecto a lo quisquilloso que llego a ser cuando deposito mi confianza en alguien más… después, volvimos al tema que más nos interesa a todos.
—Quien diría que la escuela tiene una planta subterránea —sostiene el plano con ambas manos para examinarlo—. Muy raro para lo que es, pero intuyo que tu padre tenía sus motivos. Seguramente estaba en sus planes que descubiertas esa zona. Eso explicaría la existencia de ese medallón —lo señaló en mi cuello.
—El señor Darrell Blake era un hombre muy interesante e inteligente, —explicó Abigail— tenía una extraña forma de pensar. «Hace las cosas a su manera» dijo mi padre una vez, « por eso y más, es digno de admirar».
—Seguro. Por cierto, ¿quiénes son ellos? —señaló a los guardaespaldas detrás de él.
—22 y 24. Son nuestros guardaespaldas personales—sonrió dichosa.
De inmediato sentí la mirada de Josh sobre mí, una que obvio no entiende y que busca respuestas.
—Yo pensé lo mismo —leer lo anterior dicho en su rostro no fue complicado.
—Entiendo. Y respecto al plan, ¿cuándo lo van a llevar acabo?
—Mientras más pronto sea, mejor. No podemos arriesgarnos a que le hagan daño a alguien más. De hecho, estaba en camino a la comisaria para contratar al detective.
—Las posibilidades de que esto resulte exitoso son 50 y 50.
—Esperamos que las cosas vayan a nuestro favor —Abigail siempre optimista, eso me agrada de ella, tal vez porque eso yo no lo puedo hacer.
Charlamos un poco más sobre el tema, se aportaron comentarios desestresantes y después, Josh se dispuso a irse. Aliviado de que todo estuviera bien conmigo:
—No les quito más tiempo. Gracias por la hospitalidad y el rico té.
—¿A dónde vas? Saldré también, si lo necesitas llamo al chofer y te recompenso el mal rato de hace días con un poco de comodidad.
—No te preocupes, no iré tan lejos, veré a los chicos en la escuela. Si no me ven en la salida van a pegar panfletos con mi cara por toda la ciudad —rio mientras se acomodaba su chamarra.
—Deben quererte mucho como para llegar a esos extremos —dijo Abigail tras escuchar tal ocurrencia—. Espero poder conocerlos pronto, suenan simpáticos.
Más presentaciones… ¿por qué siento que los chicos van a ser todo un tema en dicho momento? Afortunadamente todo salió bien con Josh, pero este hombre no tiene para problemas para relacionarse con otros, no como los chicos.
No olvidé mi cortesía y acompañé a Josh hasta la entrada, de todos modos ambos nos dirigimos a la calle.
—¿Guardaespaldas personales? —preguntó escéptico—. Creí que se trataba de un broma al inicio…
—Me va a costar acostumbrarme a una sombra detrás de mí todo el tiempo, pero podría ser de ayuda.
—No quiero ser escéptico, pero tener a un fortachón contigo las 24 horas hace que tu “vulnerabilidad” sea más evidente. Toda la indiferencia que cosechaste a lo largo de estos últimos meses se vendrá abajo. Llamas más la atención ahora.
—Trato de concertarme en lo positivo; al menos con este tipo de servicio no tendré que gastar tanta energía en la vista periférica y al tratar de quitarme molestias de encima. Si antes la gente no se me quería acercar, ahora menos.
—Buen punto. Aprovéchalo hasta donde puedas y ten cuidado, no te confíes. Si necesitas algo no dudes en decirme.
—Esta bien. Gracias por todo.
Cómo ultimo aliento de apoyo, me tocó el hombro:
—Gracias a ti. Estoy orgulloso de ver cómo has progresado, no esperaba menos mi Bicolor —dejó un puño suave en mi brazo— . Todo saldrá bien, ya verás. Suerte.
Anduvo a paso un poco apresurado por la acera. No tuve tiempo de volver a agradecer en silencio sus palabras cuando escuché a 22 pararse detrás de mí, listo para partir y hacerme compañía el resto del día
—Va a ser difícil acostumbrarse a esto... Andando.
#428 en Thriller
#199 en Misterio
suspenso y misterio, asesino oculto y victimas inocentes, escuela amistad
Editado: 26.07.2024