—No puedo creer que te hayan dado toda una semana completa por una simple quemadura —El comentario de mi madre me amarga mi delicioso desayuno, dejando caer mis palillos sobre mi plato de forma ruidosa, consiguiendo un bufido de parte de mi madre —Y todavía te enojas porque diga la verdad —Me levanto de la mesa porque lo ultimo que quiero hacer el día de hoy es tener una pelea con mi madre.
Así que me encamino hasta mi cuarto, después de haber terminado de lavar mis respectivos platos, donde me dedico a cambiarme de ropa con rapidez mucho antes de que mi hermano entre de nuevo al cuarto para hacer de las suyas.
—Me voy —Informo cuando ya he tomado todo lo necesario para ir al trabajo, a pesar de que aun falten mas de tres horas para mi turno, prefería mil veces perder el tiempo en algún lugar que aquí en estas cuatro paredes.
—Alto ahí —La voz de papa me detiene, dirigiendo mi mirada en su dirección para terminar de una vez por todas cualquier estupidez que quiera reclamarme —¿Cuándo mas piensa quedarte aquí? —Su pregunta me molesta demasiado, me hace morderme mi mejilla para contener las miles de cosas que tengo por decirle —Esto no es un hotel —Estoy consiente de eso y es algo que me gustaría mas que esta casa —No ayudas en nada, no aportas nada y quieres vivir aquí nada mas —Clavo mis uñas contra mi propia palma para retener las ganas de decirle todo lo que yo he hecho por esta casa, los problemas en los que me tuve que meter para quitarles una preocupación de encima a ellos, me lo trago lo mas que puedo con intensiones de no hacer el problema mucho mas grande.
—Lo tomare en cuenta —Es lo único que digo antes de darle la espalda.
Son solo un par de segundos que me descuido, unos simples y insignificantes segundos que son suficientes para mi madre para lanzar algo en mi dirección, algo que aterriza con fuerza sobre mi brazo herido antes de terminar de romperse en pedazos al caer sobre el suelo. Las lagrimas se acumulan en mis ojos a causa del dolor que siento sobre el hombre y la impotencia que invade mi torrente pero hago todo lo posible por mantenerlas a raya, solo para demostrar una valentía que honestamente en estos momentos he perdido pero que aun así me niego a demostrárselo.
—¡No le des la espalda a tu padre cuando este hablando! —Me grita logrando que mi ira aumente mas —¡Maldita niña malcriada! —La escucho en silencio, recibiendo sus dolorosas palabras que a pesar de haberlas escuchado con regularidad durante mi vida, aun seguían doliendo mucho mas de lo que quisiera que lo hicieran —¡No se que estoy pagando contigo! —Empiezo a caminar en dirección a la puerta con la mirada borrosa a causa de las lagrimas que se acumulan con desesperación en busca de libertad, una que no estaba dispuesta a darles —¡Si sales por esa puerta, no te quiero volver a ver de nuevo! —Sus palabras son lo ultimo que necesito para salir de este lugar sin rumbo alguno y sin intensiones de regresar a pesar de no tener ningún sitio a donde llegar, ni ninguna de mis prendas conmigo.
En cuando salgo del edificio el nudo en mi garganta incrementa y un par de lagrimas se resbalan por mi rostro, las cuales limpio con rapidez, antes de ponerme en marcha.
La música suena a con potencia en mis oídos mientras me sigo desplazando por las enorme calles de la ciudad, no se cuento he caminado, empiezo a creer que demasiado cuando empiezo a distinguir los enorme y lujosos edificios del centro de la ciudad. Me duelen las piernas pero aun así me obligo a mi misma a seguir caminando con la esperanza de acabar con todo ese enfado y odio que aun se acumulan dentro de mi, trato de deshacerme de esos sentimientos con algo que siempre he hecho que es caminar. No importa cual cansada este mi cuerpo, ni el clima en el que me encontrara, mi cerebro no dejaba de dar ordenes a mis pies de moverse a pesar del cansancio que pudieran sufrir, el los detendría cuando todas mis angustia desaparecieran por completo.
Un fuerte golpe sobre mi adolorido hombro me trae de nuevo a la realidad, encontrándome de frente a un pelinegro, que parece avergonzado por tan simple acto.
—Lo siento mucho —Se disculpa de inmediato, pasándolo por alto antes de seguir con mi camino —¡Espera! —Alguien me toma del brazo deteniendo mi caminar, desviando la mirada hasta la persona que me detiene, encontrándome con el mismo chico —Tu hombro esta sangrado, ¿esta bien? —Me pregunta antes de darme cuenta de la mancha grande que hay sobre mi blusa, la cual resalta ante el color blanco, y de la que no me había dado cuenta de su existencia.
—Estoy bien —Me cuesta trabajo responder después de tanto tiempo sin decir ningún tipo de palabras —Gracias —Alejo mi brazo de su agarre de la manera mas amable posible antes de agradecerle y emprender mi camino nuevamente.
—¡Espere! —Vuelve a decir antes de interponerse en mi camino, bloqueando mi caminar.
—Te he dicho que estoy bien —Le hago saber de forma grosera sin poder evitarlo —Perdón —Me disculpo porque lo ultimo que quiero hacer es desquitarme con alguien que no tiene nada que ver con mis problemas —En verdad estoy bien —Intento sonar lo mas segura posible para convencer el chico que me observa con curiosidad.
—Acompáñame —No me da tiempo de negarme cuando me jala de mi brazo para guiarme hasta una pequeña farmacia, escondida entre dos grandes y llamativos edificios, donde nos adentrarnos sin importar el letrero de cerrado sobre ella —Siéntate —Me pide señalando una pequeña banquita dentro del local.
—¿Estas loco? —Pregunto sorprendida sin apartar la mirada de el, quien se mueve con familiaridad en el lugar —¿No has visto que esta cerrado? —Señalo el cartel que cuela sobre la puerta para puntualizar a lo que me refiero sin obtener respuesta del chico.
—El local es de mi hermano —Contesta después de un tiempo, saliendo con un par de cosas en las manos —Ha salido a comer así que no regresara en un tiempo —Me obliga a tomar asiento posicionándose detrás de mi.