#5

Silencio.

Es lo único que se puede escuchar dentro del auto junto al radio, quien a pesar de estar en un volumen bastante bajo como para escucharlo con perfección, era suficiente para distraerme de la cierta incomodidad que se había instalado después de lo que había pasado entre nosotros.

Mi cabeza no podía comprender lo que habíamos hecho hace tan solo un par de segundos y es que aunque solo había sido un beso, un contacto insignificante entre labios, mi cerebro parecía impactado por la manera en la que se había desarrollado tal hecho, recordando lo poco que conocía al castaño y lo fácil que había accedido a hacer algo que jamás me había permito hacer con nadie por mas conocido y atractivo que fuera.

Una regla de oro para mi y que la había roto en tan pocos segundos por la culpa del castaño que se mantiene concentrado y sin ningún tipo de expresión que me ayude a saber lo que puedes estar pasando por su cabeza.

Mis pensamientos desaparecen en cuando lo veo entrar en una de las zonas mas prestigiosas de todo Seúl, donde la gente con mucho dinero vivía y donde gente tan normal como yo solo podíamos conocer a través de fotografías y videos. Políticos, Empresarios y Celebridades Internacionales con muchos recursos eran los únicos capaces de no solo entrar en esta zona, sino de vivir dentro de conjunto de departamentos lujosos como lo eran los de Hannam The Hills.

—Buenas noches —Se detiene para saludar al guardia de seguridad que sonríe con alegría en cuando se da cuenta de la presencia del castaño.

—Joven Taehyung es una alegría volverlo a ver —Hace una reverencia cortes dándome una mirada discreta antes de concentrarse en el chico a mi lado, quien no para de sonreír de una manera tan cortes que lo hace ver como alguien mas, un chico totalmente diferente al que estaba acostumbrada a ver.

—¿Qué tal han ido sus vacaciones? —Lo miro con curiosidad porque en verdad parece interesado en la conversación —¿Qué le ha parecido el lugar que les recomendé? —Aparta un poco la vista para presionar un botón que abre las grande rejas frente a nosotros, regresando su mirada de inmediato hacia el señor que parece adorar mucho al castaño.

—Mi esposa ha quedo encantada con el lugar —Me mantengo en mi lugar, callada y observando la escena porque es lo único que puedo hacer en un momento tan incomodo como lo era este —Muchas gracias por tal invitación —Se inclina de nuevo en forma de agradecimiento consiguiendo que el ría un poco restándole importancia al tema.

—Me alegra escuchar eso —No logro entender como es que aquel chico frio y distante que es conmigo, pueda ser tan amable y carismático con otros como lo era en este momento.

Era como si vivieran dos personas en una sola algo que me era difícil de entender en su totalidad.

—Mi esposa le ha preparado esto, espero y le guste —Le pasa una bolsa negra que el castaño no duda en aceptar antes de pasármela a mi, cosa que acepto por reflejo —Por cierto, su novia es muy guapa —Por fin el señor se atreve a mirar en mi dirección solo para dar por hecho algo que honestamente estaba demasiado lejos de ser cierto.

—No soy.... —Ni siquiera soy capaz de terminar la frase cuando me interrumpe.

—Lo es, ¿verdad? —Miente con una sonrisa en su rostro tomando una de mis manos entre la suya, la cual hago todo lo posible para alejarla de la mía lo mas lejos posible pero que fallo de inmediato  —Gracias por la comida, disfrutaremos de ellas —Se despide antes de ponerse en marcha dejando ir mi mano de manera brusca al igual que la sonrisa sobre su rostro.

—Idiota —Susurro para mi misma antes de contraerme contra el asiento en busca de una distancia que honestamente sabia que no era capaz de conseguir dentro del auto pero que aun así hacia todo mi esfuerzo para poder conseguirla.

Mi mente se distraer en cuando soy capaz de observar la cantidad de edificios dentro del lugar, sorprendiéndome aun mas lo grande y lujosos que parecían por fuera sin poderme imaginar tan siquiera lo lujosos que todos y cada uno de ellos podría ser por dentro. Era tal y como todos podríamos imaginarnos un reino lujoso y apartado de la sociedad como los de la antigüedad pero en estos casos eran mucho mas modernos de lo que antes podrían llegar a serlo.

No hay muchas personas caminando por las solitarias calles que hay dentro del complejo pero las pocas personas que soy capaz de ver efectivamente parecen sacadas de una de aquellas revistas de moda que mi hermano solía coleccionar en nuestro cuarto, no había ninguna imperfección en ella a pesar de llevar vestimenta informal, les quedaba tan bien que parecía recién salidos de una costosa revista.

Mi vista da por terminada cuando el castaño a mi lado se adentra en el estacionamiento de uno de los edificios finales, estacionándose entre autos impresionantes que nadie normal podría ver desde miles de revistas pero que parecían realmente normal dentro de este increíble, lujoso y espacioso estacionamiento.

—¿No piensas bajar? —Me sobresalto al escuchar su voz gruesa, saliendo de mi pequeño transe para asentir antes de deshacerme del cinturón de seguridad y salir del auto, cerrando la puerta con suavidad tras de mi como si pudiera romperlo con el tal hecho de cerrarla como lo haría con cualquier otro auto.

Me vuelvo a distraer en cuando tengo el tiempo de inspeccionar mucho mas de cercas los autos a nuestro alrededor que parecen relucir tan bien que soy capaz de verme reflejados en ellos, no me atrevo a acercarme a ellos, así que me mantengo a uno distancia prudente para no dañarlos de ningún modos, después de todo estaba completamente segura que un insignificante rasguño podría costarme un tanto de miles de pesos que honestamente no podría juntar ni vendiendo mis órganos.

—¿Te piensas quedar todo la noche observando todos los autos?  —Su voz me hace sobresaltarme de nuevo, retrocediendo un poco, chocando con uno de los autos que activa su alarma ante tan simple contacto.