Capítulo 7.
Día 35, Enero 6.
Enot Miller.
No soy capaz de entender porque es tan difícil convivir con dos chicos. Existe está tensión extraña que por más que intento entender simplemente quedo en la nada. Y no es como si no hubiera imaginado algo como esto, ellos dos a mi lado, era lo que necesitaba para ser feliz.
Estaba mucho más soleado que otros días, en la ciudad hay una vieja leyenda que habla de los 12 meses del año, se dice que la variación del clima de estos se compara con los primeros 12 días de enero, supongo que julio será un mes caluroso.
Las calles eran más recurridas que en invierno, puedo asegurar eso con facilidad. La tranquilidad y el clima frío habían desaparecido, hasta el cielo estaba de acuerdo conmigo, era azul, tan azul como los ojos de...
Me detuve junto al semáforo, justo al lado de un grupo de personas que también iban a cruzar, espere paciente entre la pequeña multitud, que era ruidosa, molesta, y hasta daba un poco de miedo. Cuando al fin la luz cambio a verde caminamos juntos hasta el otro lado de la calle, ahí la mayoría del grupo se dispersó.
Suspiré exagerado, y seguí mi camino a ninguna parte. El bullicio de la calle de alguna forma se sentía bien, yo solo quería despejar mi mente un poco ahora que el universo me daba la oportunidad, y con eso me refería a que Jayce estaba ocupado y Alan se había quedado dormido en el sofá de la sala.
Hace mucho tiempo que no pasaba tiempo conmigo misma, de alguna forma era algo liberador, aunque, en el fondo también era algo que se sentía vació. Seguí avanzando, sabía a donde iba, pero hace tanto tiempo vine, que temía mucho no recordar el camino.
Paso a paso el calor llegó a mi cuerpo, era de esperarse después de tanto tiempo caminando, me cansa la sola idea de pensar en todo el camino que me esperaba de regreso al departamento.
—¡Enot!—. Escuche un auto detenerse después de llamar mi nombre.
Justo cuando iba a salir de la ciudad, estaba tan cerca de llegar. Sin embargo había sido atrapada por... Giré, aún no sabía de quién se trataba.
—¡Aspen!—. Hace tiempo no veía a esa fresita de cabello rosa.
—¡Señorita baile sexy Miller!—. Bajo del auto y yo di marcha atrás a su dirección.
Tan pronto como llegue a su lado se aferró a mi, justo como la primera vez que nos vimos. Ella se sentía como la misma calidez de ese entonces, su sonrisa estaba incluso más brillante, traía puesto un vestido verde que la hacía lucir muy bien.
—Luces muy linda Aspen.
—Digo lo mismo... Aunque no me importaría ver aquel vestido sexy de nuevo—. Sonrió con picardía.
—¿Este es tu auto?
—Umju—. Me pregunto qué hacía en las afueras de Ephymeral.
—¿Vas a algún lado?—. Por su ropa, seguro iba a una cita.
—Realmente no ¿Quieres que vayamos a dar una vuelta?—. No le podía decir que no a esa fresita.
—Vamos—. Abrió la puerta del auto para mí, claro que eso no era necesario.
El viento se estrellaba en mi rostro, la canción "Mr blue sky" sonaba en la radio, Aspen cantaba y bailaba aún conduciendo con un ánimo contagioso. Hubiera jurado que esa no era el tipo de música que ella escuchaba, pero parecía estarla disfrutando mucho. Por mi lado yo disfrutaba el viaje, mi cabello alborotarse y ver pasar las casa, edificios, ambos e incluso otros autos.
Extrañaba esto, hace tiempo no salía solo con una amiga, y no me quejo de los chicos, ellos con increíbles. Pero desde que Nora se fue solo me quedo Claris y no la veía desde el año pasado, debía decirle a Jayce que la llevara de nuevo, la pequeña me hacía mucha falta.
—¿A dónde ibas Enot?
—A ninguna parte—. Solté con un suspiró.
—¿Esta todo bien linda?—. Asentí sin responder, también perdí mi mirada de nuevo.
Me llevo a un café, al instante me acordé de Claris y lo que le había dicho hace tiempo "Es bueno, pero el tuyo es mejor".
—¡Vamos Enot! Yo invito.
La seguí al interior del lugar, era grande, y los empleados usaban un uniforme impecable, nada de ropa casual o cómoda como ordenaba Claris. Aspen fue por los cafés, la vi ordenar y esperar en el mostrador, mientras yo me senté en la mesa al azar que había escogido, ni siquiera note al chico a mis espaldas sino hasta que escuché su voz.
—Hey, hola—. Lo ignoré, seguro no me hablaba a mi.
—La de suéter azul—. Traté de buscar a alguien más, pero además de mi, solo había un chico con una camisa azul.
—¿Se les ofrece algo?—. Fingí una sonrisa al dar la vuelta.
Solo para toparme con dos chicos, un castaño bastante lindo, era el tipo de chico que miras y simplemente da pinta de chico bueno. Ya luego note al pelirrojo de ojos verdes, también era atractivo, pero del tipo odioso que nadie quiere soportar, y para colmo de males él habló primero.
—Mi amigo piensa que eres bonita—. Abrazo por los hombros a su amigo, quién lucía incómodo, seguro se conocían desde pequeños.
—Amm.. es decir...— El pobre estaba rojo.
—Gracias—. Los cumplidos me ponían nerviosa, pero cuando se trataba de alguien tan tierno, solo pude agradecer en voz suave, y por primera vez sonreí con sinceridad.
—N-no es nada.
—¡Llegué cariño!—. Aspen puso los cafés sobre la mesa y me abrazó por los hombros. —¡¿A caso estos chicos te están molestando?!
—Nada de eso—. Aseguré al ver la maldad en sus ojos. Ya tenía un plan en mente.
—A mí me parece que sí—. Se aferro a mis hombros y el chico pelirrojo casi se babea encima.
—T-tu realmente eres b-bonita—. Se enredo un poco, al parecer había olvidado su seguridad de hace rato.
—Gracias tonto—. Me soltó y se sentó al otro lado de la mesa.
—¿Nos están viendo directamente, Cierto?—. Aspen asintió con una sonrisa al darle un sorbo a su capuchino. —Me dan ganas de molestarlos un rato—. Dijo bajito.
—¿Nos vamos?
—Nope...— se acercó a mí. —Solo hablemos bajo.
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Editado: 13.03.2024