Hubiera sido yo

Capítulo # 9

CAPÍTULO #9

Darek

Perfecto llevo tres semanas sin ir a la escuela, una de atraso y dos por culpa de la estúpida esa que no se sabe defender, se aclararon las cosas después de varios días, cuando la encontré estaba casi inconsciente entonces solo recuerda mi voz, después de ese día que nos encontró la señora no la he vuelto a ver, espero no toparme con ella otra vez.

Estoy llegando al instituto en la moto de mi hermano Darién pues mi auto me lo quitaron por el problema en el que me metí. Nuevamente soy objeto de atención de toda la escuela, no le tome importancia, fui a mi casillero por mis cosas para llegar al salón de clase, cuando llegue entre sin mas directo a los asientos de atrás, me senté en la segunda fila, después de unos minutos terminaron de llegar todos los alumnos y el profesor. 10 minutos después el profesor pidió sacar el libro con el que empezaríamos, claro que estaba perdido, tenia dos semanas sin entrar a clase.

–¡Bue…buenos días! –escucho una voz agitada y alguien entra a tropezones al salón –Buenos días, señorita Minder –Se quita el profesor las gafas y voltea a verla.

Hay no…era ella, la muchacha por la cual me suspendieron de clase varios días estaba roja de la cara, tenía la respiración pesada y hablaba muy rápido de solo verla me entraron ganas de empujarla y gritarle que es una estúpida por no defenderse.

–Lo siento, se me hizo muy tarde –Trataba de sostener sus libro…espera ¿no necesita una mochila para eso?

–Llegaste después del tiempo establecido.

–Le juro que no volverá a pasar. –patética, estaba suplicando.

–No lo sé.

–Profesor, por favor no me puedo quedar sin hacer el examen.

Carajo, ¿había examen?... estaba jodido, mierda no tenia idea de lo que iba a venir en el examen, aun no tenia ni un solo contacto el cual pudiera avisarme, si yo no presentaba ella tampoco debía, es justo que no la dejen pasar.

–Ok puedes entrar, solo por esta ocasión.

–Muchísimas gracias, maestro –suelta un gran suspiro mientras entra al salón.

–Atrás hay un lugar desocupado –Mueve su mano hacia el lugar junto a mi… carajo.

Veo que se sienta, me voltea a ver y me dice con voz muy baja “Hola” la ignoro y miro al profesor quien comienza a explicar sobre el procedimiento del examen. Cuando acaba se reparten los exámenes, veo que todos comienzan a llenar el examen, lo hojeo para ver si entiendo algo y no, pura basura sin sentido, me pongo de pie y voy hacia el profesor.

–Maestro, como sabrá falte dos semanas, así que no entiendo nada de lo que viene en el examen. –Dejo las hojas sobre su escritorio.

–Mmm esta bien –Sequita sus gafas y deja su libro sobre el escritorio –Te daré tiempo para que estudies.

–¿Entonces lo presentare después?

–Así es, te daré una semana para que estudies todo lo que hemos visto.

–De acuerdo profesor.

–Dariana tu que estas a su lado, le pasaras las notas de las dos semanas –Voltea a ver el profesor a… carajo tenía que ser ella.

–Si profesor, lo ayudare a estudiar –dice como sin nada sonriendo de lado a lado.

 

Dariana

Se nota que este muchacho es el típico riquillo que se cree inferior a los demás, me hace sentir incomoda porque desde que entre al salón no ha dejado de mirarme con mala cara, cuando intente acercarme solo me ignoro, lo que hice fue anotar en una hoja blanca los temas más importantes, cuando se lo pase, lo único que conseguí fue que me lo arrebatara.

–Espero que no te equivoques con los temas –menciona de mala gana guardando la hoja en su mochila.

–Si, de nada –Le contesto sarcástica

–Mira niñita que por tu culpa perdí dos jodidas semanas de clase –se escuchaba muy molesto y estaba confundida.

–¿Por mi culpa? –Lo miro raro –No entiendo lo que dices.

–Claro que no vas a entender, me sorprendería que tuvieras cerebro.

–Pero que te pasa, ni nos conocemos para que me trates así –digo aun confundida, su actitud es un asco.

–Al menos te hubieras tomado la molestia de aclarar las cosas con el director.

Agarra su mochila y de un momento a otro me toma del brazo arrastrándome fuera del salón, cruzamos los pasillos hasta llegar al estacionamiento, en todo el camino iba quejándome para que me soltara pero su agarre era fuerte que nunca me soltó.

–¿Qué te pasa? –Me suelta una vez que paramos.

–No debemos perder tiempo.

–¿Tiempo? –Ahora de que habla

-Si, tiempo estúpida –Rueda los ojos dramáticamente.

–No tienes que ser grosero –Me cruzo de brazos y llevo mi peso a la pierna derecha.

–Recuerda que el profesor te asigno como mi tutora por una semana y no quiero seguir perdiendo el tiempo.

–Ah, te refieres al estudio.




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