CAPÍTULO #10
Darek
Llegamos a mi casa, en todo el camino se aferró a mí, desde que supe que nunca se había subido a una iba más rápido de lo normal, mi forma que pagué por esas dos semanas de suspensión.
Mi casa se encuentra ubicada en una calle un poco menos transitada a las demás, por todo el lugar solo hay unas cuantas casas, la mía es la más grande ya que cuenta con un gran patio trasero. Llegamos y bajo la velocidad de la moto para cruzar la acera de la casa.
–Ya suéltame –Ruedo los ojos al ver que sigue abrazada a mí.
–Perdón –Se suelta lentamente.
–Vamos, bájate –digo una vez que baje de la moto
–Se me saldrá el corazón del pecho –Comienzo a reír mientras ella se agarra el pecho.
–Aja, pero ya dame mi casco –Me acerco a ella para ayudarla a quitarlo.
–Eres un idiota.
–Gracias preciosa –Estiro mi brazo en su dirección para que baje.
–Estúpido –Toma mi brazo y baja con algo de torpeza.
–Sígueme –Comienzo a caminar hacia dentro de la casa.
Nos dirigimos hacia mi cuarto cruzando la gran sala para luego subir las escaleras y seguir por el pasillo, llegamos a mi habitación que para mi suerte era la última, la que se encontraba un poco alejada de todas, abro la puerta y dejo que pase primero, cierro la puesta una vez que estoy adentro.
–Puedes dejar tus cosas ahí –Apunto una pequeña mesa junto a la ventana –Y te puedes sentar donde gustes.
–Gracias –Menciona dejando su mochila sobre la mesa
Tenia dos escritorios, uno no me daba abasto, desocupe el más pequeño y lo arrastre junto a la cama, solo había una silla, así que decidí sentarme en la cama y dejarle la silla a la cosa llamada… ¿Cómo se llama? No recuerdo haber escuchado su nombre.
–¿Cómo te llamas? –digo seco
–Lo supieras si me hubieras dejado hablar –menciona dejando sobre la mesa unos libros y una libreta.
–Pues nunca te he tapado la boca –Le arrebato la libreta para hojearla.
–¿Qué te pasa? Eso es mío –Se estira hacia mi y me quita la libreta.
–Pero con esto voy a estudiar.
–Sigue siendo mía. –Toma asiento enfrente de mí, me entrega la libreta en la 2da hoja y leo los temas.
–El profesor solo te dio una semana… –Hace una pausa –Así que deberás estudiar doble.
–Que curioso que la persona por la cual me suspendieron dos semanas sea la misma que puso el profesor como mi tutora –digo incrédulo y un poco molesto.
–Sobre eso… –Juega con sus manos, veo que le incomodo lo que le dije –Lo siento.
–Que casualidad, también yo –Le regalo una sonrisa.
–No sabía que me habías ayudado.
–Pero si sabes quien fue y no aclaraste nada.
–Tu suspensión no fue por el malentendido –Me encara y apunto con su dedo –Fue porque te peleaste con mi amigo.
–Te cuento por si aun no lo sabes… –Me inclino sobre la mesa algo cerca de ella –El me golpeo primero, sin dejar que me explique.
–Le dijeron algo que no era.
–Y no hiciste nada –La miro mal.
–Como agradecimiento a lo que hiciste… –Hace una pausa removiéndose en su asiento –Me ofrezco a ayudarte a estudiar toda esta semana con las materias que se necesiten.
–No me queda de otra, no conozco a nadie que te reemplace.
Y así es como después de esa pequeña platica comenzamos a estudiar, revisamos los apuntes de las dos semanas, no era difícil pero si tedioso, era aburridísimo, no tenia de otra, así pasaron dos horas y medias hasta que acabamos de organizarnos con las horas y los temas que iría viendo durante la semana.
–Entonces mañana después de clase nos veremos en la biblioteca de la escuela.
–No, vendremos de nuevo a mi casa.
–¿Por qué? –Voltea a verme
–Es más cómodo aquí –Me cruzo de brazos.
–Está bien, solo dime la hora y vendré. –asiento con la cabeza
–Dame tu número para que te pueda avisar a la hora en la que puedas venir.
–No tengo celular –Hace una pausa y se remueve en su lugar –Lo perdí ese día.
–Pues dame la dirección de tu casa y te voy a buscar.
Después de pasarme su dirección se fue, regrese a recoger mi habitación para luego meterme a bañar y finalmente cenar.