Los infectados no son conscientes de sus actos, aunque parezcan humanos, <<no lo son>>, están muertos. Son pálidos y con ojos blancos. Rápidos, por lo general caminaban en línea recta, lo cual hace más fácil atacarlos. Muchos de ellos tienen la boca llena de sangre por las victimas que han matado. Además de detener múltiples heridas, escaras y que se les note las venas. Huelen muy mal, ya que son cuerpos descompuestos; con el sol su olor es aún peor.
Algunos tiene un color verdoso y piel marchita, debido a la carne muerta. Es horrible; pienso
Le disparo a un infectado que ni si quiera se toma la molestia de atacarme, pero no puedo permitir que lo haga.
Las personas corren desesperadas y gritan. Algunas son mordidas y al instante se convirtieron en uno de ellos. Hay personas que por lo general se convertían muy rápido y otros casos la trasformación tardaba.
De pronto inesperadamente un infectado me ataca. Este se lanza contra mí me muerde el brazo derecho. Lo empujo. Me miro la mordedura que es muy profunda. Sin querer derramo unas gotas de sangre, estás caen en la pálida piel del infectado. Al caer mi sangre, provoca que el infectado se convulsione y se desintegre.
– ¡McCallister! – Grito. Mi novio vine corriendo y me pregunta – ¿Qué paso? ¿Te encuentras bien?
– Sí, mira. – Le enseño al infectado que está en pedacitos por el suelo. Más bien ha desaparecido. – Yo no… quería… no sé qué paso. – Tartamudeo.
Solo me mira y no dice nada. No comprendo como sucedió eso. Creí que podía detener el proceso y curar heridas, no que también destruirá a los infectados. Es raro. Me miro la herida que tengo en el antebrazo y veo que ya no lo tengo más, ha desaparecido.
– ¡Ven, vamos! – me dice McCallister quien me aleje del infectado o más bien de lo que queda. En ese momento escucho un grito – ¡Ayúdeme!
Corro hacia el lugar donde proviene el grito. McCallister me mira y me detiene antes de que pueda llegar hasta el llamado de auxilio.
– ¡No! Es peligroso quédate. Iré yo. – me dice.
– No, soy inmune recuerdas. – le recuerdo.
Ian quien me ve discutir con McCallister se dirige hacia el ladrido de un perro, yo lo veo pasar y miro McCallister con impaciencia, hago una mueca. Me deja ir tras Ian.
Ian y yo le disparamos al infectado que bloquea la puerta de la casa. Con cuido y con cautela entramos a la casa que está oscura y muy sucia, sin mencionar el rastro de sangre que hay en el piso. En la pared hay escrito con sangre <<ayuda>>. Avanzamos siempre con nuestras armas apuntadas al frente. En la oscuridad unos infectados intentan morder a una humana que se aloja ahí. Le disparo al infectado y le digo:
– Puedes salir, está todo bien.
La sobreviviente sale de la oscuridad y descubro que es una nena de no menos de 6 años, no puedo evitar pensar en mi hija Abby. Es una niña de cabello rubio con un rostro angelical, posee unos ojos color verde claro. Tiene ropas sucias y su rostro está sucio de barro y sangre. Es muy tierna.
La miró con ternura. Ian también la mira del mismo modo que yo.
– ¿Te encuentras bien? – le pregunta Ian
– Si, gracias. – agradece dándole un abrazo.
Es cuando me largo a llorar. Es la niña que siempre desee tener la que había perdido, la que me imaginaba que tendría algún día.
– ¿Cómo te llamas? – le pregunta Ian.
– Phoebe. – Responde con su tierna voz
Ian y yo nos miramos, tal vez es porque esta niña es esa hija que nos imaginamos que algún día tendríamos.
– ¿Dónde están tus padres? – le pregunto.
– Muertos, un zombie, los ataco.
Ante eso miro a Ian, quien me mueve la cabeza en forma de negación. Se dé ve de imaginar lo que pienso. Nos alejamos de la niña para hablar en privado, lo miro triste y el comprende.
– Debes hacer que Olivia, la revisen sí. y luego veremos cómo sigue esto. – Me sonríe.
Lo miro con una sonrisa y le pregunto a la niña:
– ¿Tienes dónde ir?
– No, solo tengo a mis dos perros Sky y Aria.
Miro a los perros y le sonrío. Miró a Ian contenta y le pregunto:
– ¿te gustaría venir con nosotros?
– Sí, claro. – Nos abraza.
En ese momento siento como si esta niña fuera mi hija desde siempre. Toda mi vida he deseado ser madre y ahora por fin lo soy. Se me ha hecho realidad. Sé que no soy realmente su madre, pero será mi hija del corazón y a partir de este momento la cuidaría y protegería. Después de todo está sola y sin hogar porque no ser su familia. Ella necesita una familia; pienso.
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Editado: 28.05.2021