Humanos Contra Demonios

CAPÍTULO 78

Humanos contra demonios.

CAPÍTULO 78

El nombre del niño que es poseedor de Patle, se llama "Kenbra", es un niño mitad humano y mitad Hunmers. Su padre es un Hunmers y su madre es humano.

Kenbra no comía carne humana, podía comer comida normal, como cualquier ser humano. Él no tenía nada de Hunmers, él parecía ser un simple ser humano.

Su instinto Hunmers se activó cuando descubrió a su madre teniendo sexo con su compañero de trabajo.

Su corazón se llenó de ira, pues su padre trabaja todo el día para poder llevar dinero a casa, y su madre simplemente se queda en casa y mira la televisión, él se tiene que cocinar y tiene que limpiar, pues su madre lo obliga, ella no hace nada.

Soportó todo eso sin decir nada.

Su madre consiguió recientemente un empleo de cocinera, así que pensó que había cambiado un poco... pero no fue así.

Él llegó temprano de la escuela, y cuando entró a su casa, escuchó ruidos extraños... Eran gemidos.

Cerró la puerta de su casa y se dirigió al origen de los gemidos.

Abrió la puerta de la habitación de sus padres y vio a su madre teniendo sexo con su compañero de trabajo.

Él quedó perturbado cuando vio eso... Sintió un gran odio por su madre... Su padre siempre llega a casa muy cansado... Y su madre es una buena para nada... Él ya la odiaba, pero ahora la odia demasiado... Él quiere matarla.

Sus ojos se vuelven negros y entra a la habitación, decidido a matarlos.

-Presente-

Solmar, Sinfer y el niño están en medio de un desierto.

Solmar y Sinfer están completamente heridos, y el niño está herido, pero no tanto como ellos.

Sus ojos ya no son completamente negros y está llorando en el suelo.

—¡Me duele, me duele!- Dice el niño llorando.

—T-tuvimos suerte... El niño volvió a tener su cuerpo.- Dice Sinfer sonriendo.

—Realmente era fuerte... A Patle se le terminó su tiempo.- Dice Solmar sonriendo.

Se acercan al niño lentamente, ellos apenas pueden caminar.

—Necesitamos entrenar.- Dice Sinfer.

—Sí, lo sé.- Dice Solmar.

Sinfer toma del cuello al niño.

—Regresemos.- Dice Solmar.

Los tres desaparecen de ahí.

-Mundo 1-

Estoy caminando por un pasillo, tengo a Rei en mi espalda y estoy muy cansado.

—M-me duele el cuerpo.- Digo con un tono bajo.

—Aprender a pelear usando tu forma mágica es agotador, pero los resultados son muy buenos.

—Sí, lo son.

Me detengo frente a una puerta.

—Esta es mi habitación... Creo... Lo olvidé... El cansancio afecta mi mente.

—Sí, lo es.

—Necesito dormir.

Abro la puerta de mi habitación y entro rápidamente.

—Cama...

Cierro la puerta y me dirijo a mi cama.

La habitación es enorme, tiene una gran cama, un enorme ropero y un escritorio.

—Sueño... Tengo sueño.

Me acuesto en la cama y me tapo con una cobija blanca.

—Hasta mañana.- Digo mientras cierro los ojos.

Siento algo raro... Alguien me está tocando... Me están tocando en...

Me pongo completamente rojo y abro los ojos rápidamente.

—¡Rem, ya te dije que no quiero hacerlo!- Digo nervioso y sonrojado.

Me quito la cobija y veo a una mujer muy hermosa, tiene los ojos de color blanco, cabello blanco y largo, y usa un vestido negro.

Me está acariciando la entrepierna con su mano izquierda mientras me observa sonrojada.

—Eres más hermoso en persona, amo Daniel.

Me pongo aún más rojo y me alejo de ella rápidamente.

Me arrastro por el suelo rápidamente.

Me levanto y volteo a verla nervioso.

—¡Eso es acoso sexual! ¡¿Quién eres?!

La mujer se sienta en la cama y me sonríe.

—El rey me contrató para complacerlo.

—¡Yo no quiero eso! ¡Vete, por favor!

—¿Eh? ¿No quieres... hacerlo?

—¡No quiero, apenas te conozco!

Ella se levanta y se acerca a mí.

—Eres el primer hombre que me rechaza... ¿Te gustan los hombres?

—N-no es eso... Simplemente no quiero hacerlo con alguien que apenas conozco.

—Pero soy hermosa.

—No me importa, no te conozco.

Se para frente a mí.

—Eres demasiado bueno... Eso es muy raro en los aventureros.

—Vete, por favor... Y si te preocupa que el rey no te pague, puedes decirle que sí tuvimos relaciones... Pero no te tocaré.

—Sí, eres muy bueno... Amo Daniel, ¿puedo pedirte un favor?

—¿Un favor?... Claro.




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