Hurricane

Capítulo lV

Heather's Pov

-¿Qué rayos haces aquí, idiota?

Suspiré aliviada cuando por fin abrí la puerta encontrándome con Ashton.

-Olvidé mi chaqueta -dijo apenado. -¿Por qué estabas tan tensa? -masajeó mis hombros.

-Por nada, sólo no esperaba que volvieras.

-¿Esperabas a alguien más?
-No, no. Tampoco. Sólo... toma tu chaqueta y vete. -abrí más la puerta y parpadee un par de veces aturdida.

-Okay, como quieras. -rió confundido-. Nos vemos luego.

Lo ocurrido antes me heló la sangre, antes de esto no había tomado en cuenta la posibilidad de que alguien me hiciera daño viviendo prácticamente sola. 
Después de eso sí que me hacía falta alcohol en mi organismo. Pero no me podía arriesgar en ese momento a salir sola.

(...)

Prácticamente así se me fue el fin de semana, ni siquiera me presenté el viernes a la escuela de todos modos.
El lunes todos se preguntaban "¿Dónde se habrá metido la impredecible Heather Jefferson?" Aunque la verdad era que no había nada interesante detrás de ni corta ausencia.

-Hey, ¿Se encuentra todo en orden? -se acercó Ashton a preguntarme.

-Sí... ¿Por qué? -respondí fría.

-Bueno,... Porque todo mundo aquí se preguntaba donde estabas y faltaste el viernes aunque no haya habido maratón de borrachera. -rió, pero su mirada transmitía preocupación.

-Wow, todo mundo. Realmente no me importa que "todo mundo" esté preocupado por mí, -giré los ojos-.¡Ni siquiera soy popular! Sólo estoy en boca de todos, y me estoy hartando de eso.

Últimamente me estaba cansando el hecho de llamar la atención, porque de alguna forma lo único que ganaba era que cientos de personas ahí me criticaran y ya tenía suficiente con las criticas que me daba yo misma.
Muy pocas personas o nadie sabe como realmente soy, juzgan sin conocer pero la verdad era que no tenía derecho a quejarme cuando era lo que yo estaba haciendo con los demás.

Me alejé de Ashton y continúe caminando por los pasillos.

-¿Heather? -escuché una voz a mis espaldas, y me giré.

«Justo cuando no quiero que nadie me hablé» Pensé.

-Hola Michael. -respondí seca. Aunque realmente estaba siendo amable, bien pude haberle ignorado y listo.

-¿Cómo estás? -preguntó.
-Supongo que bien, ¿cómo estás tú? -alcé una ceja.

-Bien, quería preguntarte si ¿estás libre hoy?

-Creo que sí ¿Por?

-Me gustaría que me ayudaras en mi tarea de álgebra. -ladeó la cabeza inseguro.

-¿Es en serio? ¿Me lo pides a mí? -pregunté incrédula.

-Pues sí, tienes buenas notas en la materia y no conozco a nadie más.

-Bueno, pues si es así puedo conseguirte el número de una chica brillante en eso. -ofrecí.

-¡No! Yo quiero que seas tú. -me gritó y al instante cambió su expresión y sonrió.

-Bueno Mike,... entonces no sé si podría ayudarte no tengo tiempo. -mentí.

-Sí, lo entiendo. Estarás muy ocupada revolcándote con Ashton y...
Antes de que él terminara la oración lo tomé del cuello de su camiseta y lo estampe contra los casilleros.

-¿Qué has dicho, idiota? -dije entre dientes.

Sabía que lo que había dicho era cierto pero tenía un poco de vergüenza y dignidad para defenderme.

-Nada, nada... Lo siento. -apenas pudo decir y lo solté.

Ahora todos en el pasillo nos miraban y susurraban cosas inaudibles.

-No quiero que vuelvas a mencionar algo como eso, Ashton es mi mejor amigo, nada más y eso no es algo que le incumba a nadie, mucho menos a ti. -espeté.

-No Heather, yo no quise decir eso en verdad quisiera que me ayudes. -sonreí al notar como se retractaba.

Sabía que si no accedía no podría quitármelo de encima aunque me daba pavor sus cambios de estado de ánimo. Pero al final sólo sería una hora a la semana seguramente y ya así que terminé aceptándolo.

Estuve en su casa a eso de las 4:00pm y su mamá muy apresurada abrió.

-¡Oh! Tú debes ser Heather, vienes a ayudar a Michael con su tarea ¿no es así? -me preguntó su madre-. oh, por cierto, soy Julissa.

-Hola, Julissa. Así es, dice tener problemas con álgebra.

-Muy bien, mira, este es mi número si algo se sale de control sólo llámame.

-Okay. -hice una mueca.

¿Qué debió salirse de control? Si solo estudiaríamos.

-Michael está en su habitación. Me tengo que ir, muñeca. Hasta luego. -besó mi mejilla y salió apresurada. Entonces yo entré a la casa.

-¿Michael? -grité.

Estuve esperando unos cinco minutos cuando decidí dar un vistazo a arriba y me encontré con una puerta entre-abierta. Ahí estaba Michael acostado cuando me vio subió su cremallera rápidamente haciéndome al instante imaginar que estaba haciendo.

-¿Necesitas ayuda en algo? -solté una carcajada.

-¿Heather? No creí que llegarías tan pronto. -él se encontraba rojo como un tomate, muy incómodo que apenas podía hablar.

-Bien, ¿estudiaremos ya?

-Dame un segundo.

Salí un momento de su cuarto y en menos de un minuto salió de él.

-Listo.

-Está bien... Empecemos. -ahora la que se encontraba incómoda era yo.

-Como sea.

Bajamos a la sala y sacó de su mochila una libreta, libro y lápiz. Luego miró hacia mi puño donde tenia el papel con el número de su madre.

-¿Qué es eso? -preguntó.

-Oh nada. -dije distraída para después arrugar el papel y meterlo a mi bolsa.

-Bien. -suspiró.

Estuve explicándole por media hora unas operaciones cuando él dijo tener la necesidad de ir al baño dónde estaba tardando demasiado así que me preocupé.

-Michael. -toqué la puerta y no recibí respuesta-. Mike... -de nuevo no respondió-. ¡Michael! -grité.

Me desesperé así que abrí la puerta de golpe.

-Michael, ¿qué mier...? ¿Eres imbécil o qué? -pregunté cuando lo encontré en el lavabo inhalando un polvo color blanco que notoriamente era cocaína.

-Maldición, Heather. Realmente no te importa.

-¿Tu madre sabe sobre esto? -seguía en el mismo estado de incredulidad.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.