Huyendo al Amor

XI

Después de la inesperada llamada de Elijah regrese a la casa y deje los cuadernos en mi cuarto y Salí y fui a buscar algunas cosa para el bebé, había una infinidad de cosas, había de todo. Cuando regrese a casa, hice palomitas y me puse a ver la tele, Amelia se despidió y cuando me di cuenta ya eran las tres de la mañana y Elijah no había regresado, escuche pasos venir desde el elevador Colin entró con un ebrio Elijah que ni siquiera podía caminar

 

—¿pero qué le pasó? — dije

—se pasó de copas, nada que no se le pase — me pare y pague la tele y lo ayude a llevarlo a su cuarto

—gracias — dije, él asintió, salimos al corredor hasta la sala

—estará bien — dijo — pero creo que eso no es cierto — lo miré pensativa — está sufriendo Ariadna, no quiere perderte y creo que ya lo hizo — miró a todos lados — me gustan las flores parece una jungla — me reí — mi hermano te quiere, pero es difícil para el demostrarlo, sobre todo cuando lo a hecho y al final esa persona termina marchándose, este día hizo lo más difícil y cobarde — me extendió un papel — déjalo en su chaqueta o puedes hacer algo al respecto y hacerlo entrar en razón eres la única podrá hacerlo

Se fue me senté y abrí el papel, era un acta de divorcio firmada por él, solo faltaba mi firma, lleve mi mano a mi pecho y volví a doblar, el papel él comenzó a llamarme entre y puse el papel en mi espalda

—creo que voy a vomitar — me acerque a él y lo puse de pie y lo lleve al baño le saque la chaqueta y puse ahí la hoja como Colin me dijo, me acerque a él había dejado de vomitar y lo ayude a cambiarse de ropa y le puse el pijama — soy un cobarde

—¿por? — dije sentándome a su lado

—nunca lucho por lo que quiero y es que tengo miedo de estropearlo como lo he hecho — dijo

—Elijah — dije

—no quiero dejarte ir, pero quiero hacerte feliz, te lo prometí y si para eso debo sufrir yo lo haré — tomo mi mano — nunca fue mi intención quitarle a nuestro hijo, quiero que seas feliz y te sientas amada y puedas estar con alguien que amas

—¿Qué te hace pensar que no lo estoy ahora? — dije, él sonrió

—por eso lo hago — dijo — tienes mi corazón, sé que lo cuidaras

Acaricié su cabeza y el cerro los ojos, se quedó dormido, me acosté a su lado me metí debajo de las cobijas y me recosté en su pecho, cuando desperté él estaba despierto me miraba, tenía los ojos rojos

—me duele la cabeza — dijo

— es normal cuando te emborrachas de esa manera — dije — ten — le extendí una pastilla — tómatela

—me arde un poco la garganta — dijo, le toqué la frente estaba ardiendo en fiebre

—espérate aquí — Salí del cuarto a llamar a Amelia

Ella lo reviso yo fui por toallas húmedas a la cocina, cuando regrese él estaba inconsciente por la fiebre

—está intoxicado por comer tanto — coloqué las huellas en su frente y pecho — mantén las compresas y si la fiebre no baja lo llevaremos al hospital — asentí

Cambiaba las huellas y le daba mucho líquido, a veces vomitaba, estaba secando su frente cuando él atrapó mi mano

—¿Qué haces? — ya no tenía fiebre

—tenías fiebre — toque su frente — ya no mucho — él me soltó la mano y se dio la vuelta

—gracias, llamaré al doctor para que venga — lo mire

—si necesitas algo solo llámame — dije

—no creo que necesita nada — dijo, asentí y salí

Camine hasta mi cuarto y abrí el armario, saque el papel que tome de su chaqueta y la guarde en uno de mis abrigos

—eres la única persona que podría intoxicarse — se burló Amelia

—tengo que trabajar — dijo Elijah, tomando un par de papeles

—¿en domingo? — preguntó ella

—es muy importante — viré los ojos — nos vemos

Amelia me miró y yo miré mi plato de cereales

—¿Qué es lo que pasa?— pregunto

—quiere que nos divorciemos — dije

—¿Qué? — asentí, ella no dijo nada, cuando acabe mi plato lo deje en el lavaplatos — no debería trabajar hoy tendrá jaqueca — la mire — a la única que escucha es a ti

—no lo creo — dije

—bueno, eres la única que puede ir yo tengo mi último turno nocturno hoy — sonrió y se fue a dormir

 

Camine hasta la empresa Hoffmann, salude a la chica del recibidor y a Camila cuando llegue arriba, ella dijo que no estaba haciendo nada, cuando entré él estaba parado mirando por la ventana, se sorprendió al verme, yo cerré la puerta y me acerque a él tenía una linda vista

—te he dicho que es una linda vista — no dijo nada — no deberías trabajar a un estás mal

— me duele la cabeza — dijo

—podemos regresar a casa — negó

—tengo cosa que hacer — negué

—tienes que ayudarme a comprar cosas para el bebé, falta unas semanas y no tenemos nada para él, eso nos convierte en malos padres, vamos — él me miró asombrado — no muy lejos de aquí venden un tapiz muy bonito que vi la otra vez

—Ariadna … — lo miré con mala cara

— nada de peros — lo tomé de la mano — vamos — el tomo algo de su escritorio y salimos juntos Camila nos miró y subimos al elevador no me di cuenta de que seguía tomando su mano hasta que la gente que subía nos miraba

—siempre es así — él negó

—tengo mi propio ascensor — lo miré

—es la primera vez que bajas en este ascensor — asintió — ¿a qué es divertido?

—si nos dejaran de ver tal vez — sonreí, todos dejaron de vernos

—que jefe más gruñón — susurre

 

Toda la gente salió disparada cuando llegamos a la última planta caminamos hasta la salida con la atenta mirada de todos

—creo que creen que eres un extraterrestre — él me miro — o creo que es porque nunca sonríes mucho — él hizo una pequeña sonrisa y subimos al auto

La primera parada fue la tienda de tapiz, había muchos modelos

—tú que crees que debería comprar — él me miro — vamos opina cielo — la señora nos miraba divertida — no lo sé, podemos pintar de azul con carritos o caballos, pero si es niña no le gustara, podemos poner ese rosado con estrellas y osos o este es mi favorito amarillo con animalitos de granja o con caballo, ¿Qué dices? — él me miro y después a la señora




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