I hate you

Capítulo 13: Visita

La pelinegra gruño mientras arrastraba con dificultad al pelinegro -podía ver como sus pies se arrastraban y oír como sus zapatos respondían ante ello-, el cual dormía muy feliz, sin importarle ni un poco las dificultades que causaba.

- ¿Cómo puedes dormir en cualquier lugar? - preguntó haciendo un esfuerzo para acomodarse nuevamente al más alto, paso su brazo sobre su hombro nuevamente y le agarro tan fuerte como pudo para que no se fuera a caer y estrellarse la cara contra el pavimento. -Tienes realmente un don para sorprender a las personas. ¿Por qué intentas ayudar aún cuando sabes que es peligroso y puedes salir herido?

No respondió, posiblemente estaba dormido y ella hablaba estaba hablando sola.

-Las personas normales, huyen al ver el fuego, no se preocupan por extinguirlo y hieren a los demás para poder garantizar su propio bienestar. Eres demasiado diferente. A tus ojos, debo ser lo peor que tus ojos han presenciado.

Se sentía cansada, su físico no era muy buena y le sorprendía que hubiesen recorrido tanto camino sin que el peso del más alto le hubiese hecho caer.

-Te dije que te fueras y te abandone…

Sintió sus piernas temblar.

-Entonces, deberías no abandonarme. No tengo a donde ir si me dejas nuevamente – sonrió de forma leve.

-Quítate- le soltó, y lo que minutos atrás temía sucedió. Varios se detuvieron un momento a ver sorprendidos al pelinegro que se había estampado contra el suelo, el cual no dejaba de refunfuñar cualquier tipo de improperios en una lengua desconocida para la morena.

-Todavía estaba mareado. – informó con notable mal humor- Todo me da vueltas y sigo sin fuerza.

Le vio cruzarse de brazos y verla de cierta forma que por un momento le pareció que le trataba como un ser inferior a él.

Frunció el ceño y le jaló de uno de los brazos para que abandonara su pose y volver a acomodarle como se debía.

-Deberías dejar de comer tanto, estás pesado.

- ¿Por qué llamas a Elizabeth “Lizz?”- preguntó de forma curioso, ayudándole esta vez, moviendo sus pies y por ende salvando a sus zapatos de la posible “muerte”.

-Ella odia su nombre real, la llamo de una manera que es más cómoda para ella.

-Y ese lugar donde viven…

-Es lo mejor que podemos permitirnos, casi no tenemos dinero. La vida, no es fácil.

- ¿Sabes…? – hizo una pausa. - Creo que ustedes vivirán mucho tiempo, así podrán jugar como siempre lo hacen- menciona refiriéndose a las ridículas peleas que solían armar por cosas como: ¿Quién hará la comida? ¡Te tocaba lavar hoy!

-Si babeas mi hermosa camisa, te mataré – advirtió, amaba esa camisa, era de una seria que solía ver y rompió su corazón más de una vez. “The Walking Dead” podía leerse en esta”

-Eso me da más tentación – intentó bromear.

-Solo atrévete y verás lo que te pasará, perezoso.

 

Después de haberme vuelto un despreciable humano, podría decir que estoy orgulloso…de que seas la primera persona que conocí. Espero, que no mueras pronto.

 

 

 

Sonrió leve observando desde el pequeño balcón de la casa los autos pasar, el sol brillar y las personas transitar.

Tamborileó con los dedos la mesa en la cual estaba sentado, sonriendo de forma leve.

-Tú no necesitas tomar el sol, eso no recargará tu energía. ¿Para qué lo haces?

- ¿Por qué has venido hasta ahora? ¿Sabes cuánto he esperado?

- ¿Estás bien? ¿Todo ha estado bien? - le vio con seriedad, parecía otro Jimin si lo comparaba con el que usualmente se presentaba ante él.

-Es extraño…parece que mis habilidades no han desaparecido. Pero dudo poder usarlas en cualquier momento.

- ¿Qué sucedió cuando las usaste? - y ahora parecía al que conocía, siempre preocupándose por su bienestar. Era un buen amigo.

-Mi energía se fue, me dio mucho sueño. Tuve que descansar antes de poder moverme de nuevo.

El castaño trago grueso y le vio con expresión angustiada.

¿Cómo podía ayudarlo? ¿Cómo evitar ese efecto en su ahora débil cuerpo humano?

-No uses tus poderes en nadie hasta que descubra que hacer.

Asintió de acuerdo.

A su lado yacía el pequeño pingüino que había rescatado de la basura y ahora era como su nuevo amigo, era tierno y por más que María se lo pidiera, no pensaba dárselo.

El castaño le sacó de su mini pelea con la María de su recuerdo cuando le entregó un folder.

-Estos son los documentos que necesitarás mientras vivas como…humano. Ahí está tu número social, así que dudo que haya problema mientras vivas aquí.

- Gracias. Pero ¿por qué hay tantas cosas aquí?

El castaño se quedó en silencio unos momentos, viendo al pelinegro hurgar en los documentos.

- ¿Qué sucede con esa chica? ¿Qué clase de persona es?



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En el texto hay: primeramor, angel, bts

Editado: 17.06.2020

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