El despertador sonó despertándome repentinamente. Me levanté perezosamente y luego de un estiramiento relajante y un gran bostezo me dirigí al baño. Al llegar lo encontré ocupado así que me tocó esperar a que quien sea que estuviera ocupándolo saliera.
Luego de esperar alrededor de diez minutos decidí tocar, al cabo de unos segundos la puerta fue abierta y apareció mi agradable hermano, el cual me dio una admirable y cálida bienvenida. Él me observó serio y sin expresión en su mirada.
— ¿Qué? — Preguntó borde.
Suspiré — Necesito usar el baño.
— Ajá.
Tragué saliva — ¿Acabaste?
Negó — No.
— ¿Demoraras mucho? — Pregunté comenzando a fastidiarme.
Brandon ladeó la cabeza— No te había visto bien en la noche — Comentó cambiando de tema.
— Estaba oscuro — Respondí obvia —Realmente necesito entrar, mi vejiga y yo tenemos una cita con el WC.
Rodó los ojos — Cierto, permiso — dijo metiéndose en su cuarto.
Entré al baño con desesperación, no mentía al decir que necesitaba entrar. Aliviada comencé con mi higiene bucal y todo lo que eso conlleva. De vuelta en mi cuarto, tomé algunas prendas para vestir, consistían en una simple remera de seda color verde con unos vaqueros negros.
Al bajar a la sala encontré a Janine ya vestida y caminando de un lugar a otro. Tenía su celular en sus manos y parecía estar hablando de algo sumamente importante por la forma en la que movía sus labios y fruncía su ceño. Liza y Brandon salieron de la habitación con sus mochilas.
— Hola, Anel — Saludó Liza enérgica.
Sonreí —Hola.
Brandon ni siquiera se molestó en mirarme, no es que me importe solo creo que por educación no se debe ignorar a las personas. No me importa. Bajamos y subimos al auto, en el recorrido las únicas que hablaban era Janine y Liza. Ya veo de donde heredó Liza la habilidad de hablar hasta por los codos.
— Quédate aquí — Me dijo Janine, al ya haber bajado y estacionado el auto. Brandon y Liza ya se habían marchado. Ella a su curso correspondiente y Brandon junto a sus amigos.
— De acuerdo — Contesté admirando el colegio. Unas risas llamaron mi atención y posé mi mirada en un grupo de chicos sentados en un cantero a mi lado izquierdo. Noté que Brandon se encontraba ahí.
Mantuve mi mirada en ellos y al parecer lo notaron ya que comenzaron a mirarme y a comentar entre sí. Uno de ellos habló con Brandon y este negó haciendo una mueca, él mismo chico que habló se levantó y se acercó a paso normal hacia mí.
Ay no.
— Hola soy Cooper— Se presentó estrechando su mano derecha.
Humedecí mis labios—Anel—Dije algo incómoda.
—Mis amigos y yo nos preguntábamos si no quieres sentarte con nosotros.
Negué—Gracias por la oferta, pero debo rechazarla.
— ¿Se puede saber por qué una chica como tú no aprovecharía el sentarte con unos chicos como nosotros? — Preguntó en un tono arrogante.
Me encogí de hombros— No te...
El tal Cooper frunció el ceño—¿No te?
Rodé los ojos—Si, no te interesa—Respondí girando y dándole la espalda.
Cooper volvió con Brandon y los demás a paso veloz y en ese mismo momento Janine volvió.
— Enseguida vuelvo, tengo que regresar a la dirección— Dijo agitada y desapareció tan rápido como apareció.
Tomé asiento en uno de los bancos, busqué un libro dentro de mi bolsa y me acomodé. Lamentablemente gritos que provenían del mismo grupo comenzaron a molestar en mi lectura. Lo único que oía entre todos aquellos bullicios era mi nombre, fastidiada me puse de pie y me acerqué a ellos.
—¿Podrías decirles a tus amigos que maduren y dejen de molestar? — Pregunté hacia Brandon.
— No estoy haciendo nada— Refutó ofendido.
Asentí—Exacto.
Rodó sus ojos
—Eres brava, cualidad que te hacer ver más atractiva— Comentó uno de ellos.
Enojada y exasperada me giré y me fui hacia donde estaba hace unos cinco minutos atrás. Janine salió luego de unos largos minutos y subimos al auto.
— Voy a comprar los útiles, porque mañana empiezas el colegio.
— ¡Genial! —Fingí felicidad.
Rio— Eres pésima fingiendo— Giró el volante hacia la izquierda—¿Estudiabas en el orfanato? —preguntó Janine.
Asentí—Sí, allí siempre nos daban clases.
Luego de hacer las compras de mis útiles escolares, mi uniforme y zapatillas volvimos a casa. Tardamos bastante en volver por el tráfico y porque además me tomó tiempo escoger mi ropa. Cuando finalmente habíamos llegado a casa, John había preparado el almuerzo. Liza y Brandon ya habían regresado del colegio.
— Gracias por volver— Atacó Brandon.
—Hola, Anel— dijo Liza.
—Hola—contesté.
John miró a Brandon serio—Brandon saluda.
Él me miró y luego a Janine—Hola, mamá.
— Brandon— Gruñó John.
El mencionado bufó—¿Por qué tengo que saludar específicamente a ella?
—Porque es tu hermana y porque además te estoy ordenando que saludes—exigió John enfadado.
Y la bomba explotó.
—¡Ella no es mi hermana y no lo va a ser jamás! — Gritó Brandon.
—¡Claro que es tu hermana y le debes respeto! — volvió a gritar John.
—¡No entienden que no quiero vivir con una cualquiera en mi casa! — Chilló señalándome—¿Por qué debería quererla? ¡Ni siquiera sus padres la quisieron y por eso la dejaron, es obvio!
—¡Brandon! —Regañó Janine.
Todos respiraban agitadamente, pero nadie hablaba por lo que decidí romper el silencio y batallar por mí misma.
— No es necesario que discutan, él…— Apunté con mi mentón a Brandon— Tiene razón mis padres me dejaron, no sé la razón o circunstancia que los obligó a hacer lo que hicieron pero no los juzgo.— Hablé para todos firmemente— Pero ten por seguro…— Dije hablando hacia Brandon— Que si tuviera unos padres como los que tú tienes no los desperdiciaría como tú, ¿Un consejo?— Le pregunté con rabia— Madura y deja de actuar como un niño caprichoso, porque sinceramente ese papel no te queda— Miré a Janine— Se me quitó el hambre, subiré a mi habitación.
#49125 en Novela romántica
#12923 en Joven Adulto
besos, amor adolescente celos peleas secretos, cliche familia amigos romance
Editado: 02.06.2023