Suspiré por enésima vez observando la silla junto al ordenador. Tenía alrededor de dos horas y media ideando un plan para poder salir de mi habitación sin padecer en el intento. El recipiente de papeles junto al escritorio estaba repleto de ellos y los dedos de mis manos cambiaban su tono cremoso a un color amarillo leve a causa de la presión que mis dedos ejercían sobre mi lapicero.
El gruñido y la frustración se fusionaron abriéndose paso por mis cuerdas vocales, para finalizar en mi boca. Dejé caer mi cabeza hacia el suave colchón, rindiéndome ante la idea de hablar con Brandon.
Dios, no quiero llevar a cabo esa charla.
Entonces ocurrió.
Los engranajes de mi cabeza al fin funcionaron dándome una de las mejores ideas que mi cerebro podría haber imaginado
La gloriosa, bendita y santificada ventana.
Mi sonrisa no podía extenderse más, me sentía victoriosa. Junto con una pequeña risa de satisfacción me acerqué a la ventana. Al abrirla la cellisca del exterior dio de lleno en mi rostro provocando que por inercia cerrara mis ojos y apretara mis dientes, más sin embargo eso no me detuvo. Me introduje con abundante facilidad y dejé mis pies reposar en viga del techo, una vez mi cuerpo completo se encontraba fuera comencé a caminar con cautela, evitando que por un descuido de mi parte me regalase un casi futuro encuentro - doloroso debo decir - con el suelo se efectuara.
Solo tenía que dar unos cuantos pasos más y llegaría a la escalera que conectaba la habitación de Janine y John con la de Liza. Limpié mis manos repletas de copos de nieve y sacudí mis zapatillas, las cuales se hundían en la albura nieve acumulada en las vigas. Ese accionar provocó que una parte de la viga se desprendiera del resto del techo obligándome a dar un salto en busca de una base más estable, pero solo aterricé en el otro lado del mismo.
El techo estaba impregnado en nieve y para mi mala suerte no había nada al alcance de mis manos que me sirviera de sostén. No hace falta mencionar que comencé a resbalar a gran velocidad, inútilmente intenté sostenerme, pero fue en vano. Cerré mis ojos y me resigné al golpe.
Sentí mi cuerpo caer, por lo que me hice aún más bolita. Un tirón proveniente de mi chaqueta detuvo el andar de mi cuerpo. Abrí mis ojos instantáneamente y solo vi el suelo a unos dos metros de altura.
¿Pero qué...?
Elevé mi rostro y encima de mí podía divisar el techo y una especie de fierro saliendo de él. Continué con mi inspección y logré identificar mi chaqueta, la cual estaba sujeta de este, sosteniendo consigo el peso de mi cuerpo.
Suspiré aliviada, al menos no caí.
Ahora... ¿Cómo bajaba de aquí?
Apliqué tácticas vistas en películas, las cuales decían algo sobre moverse de un lado al otro. En primer lugar mi cuerpo se movió, pero no lograra liberarme, por lo que descarté la idea.
¿Plan b?
Elevé mis manos y las guié detrás de mí cabeza, intentado separar mi chaqueta del fierro que me sostenía. Idea que fue solo una pérdida de tiempo, ya que el peso que mi cuerpo infringía era demasiado como para poder liberar la tela.
Me di por vencida, mi cuerpo se detuvo y mis manos apretaron la campera para otorgar un poco de calor a mi cuerpo. Lograba percibir el vapor saliendo de mi boca y los temblores de mi cuerpo al paso de los minutos se incrementaron a tal magnitud ocasionando el furioso castañetear de mis dientes.
Moriré congelada y colgada del propio techo de mi hogar. Gran noticia.
Un sonido llamó mi atención, dirigí mi mirada hacia la entrada de la casa y divisé a...
¿En serio?
¿En el momento menos oportuno tenía que aparecer?
Rodé los ojos en mi interior y apreté mis labios para evitar hacer ruido y que me descubriera. Con mis manos cubrí mis labios y me mantuve tiesa. Lo seguí con mi mirada en completo silencio.
Brandon camino hasta quedar debajo de mí, por los que comencé a entrar en un colapso nervioso. Tomó la patineta posada junto a la pared y retomó su camino; a punto de soltar un suspiro de alivio, el fierro que me sostenía flaqueó y chilló causando que me moviera bruscamente, pero seguía colgada.
Una carcajada llamó mi atención, abandoné con la mirada al fierro para posarla en la persona que estaba riendo y descubrí al idiota mirando hacia mi dirección con una expresión burlesca.
—¿Qué haces ahí arriba?—Preguntó entre risas.
Mojé mis labios —Quería ver si desde aquí colgada tenía una mejor vista del paisaje—Respondí— Es fantástico, deberías intentarlo ¿No crees?
Negó con una sonrisa gatuna—Sinceramente no me apetece y por lo que veo, se está muy incómodo desde ese plano.
Rodé los ojos —¿Podrías irte?, estaba a punto de liberarme, hasta que tú llegaste—Me crucé de brazos.
Brandon elevó una ceja—Créeme, lo noté—Rió —¿Te importa si me siento aquí... —Posó su skateboard en el suelo y acto seguido tomó asiento —... y observo la manera fantástica en la que saldrás de ahí?
— Esto no es ningún show, por lo que no necesito espectadores — Gruñí — Ahora VETE.
Negó y colocó su pierna derecha sobre la izquierda — Oh, vamos, apuesto a que será divertido — Aseguró tomando su capucha y colocándola sobre la cima de su cabeza.
— ¡Vete! ¡No te quiero aquí! —Chillé — ¡Me metí en esto sola y saldré sola! ¡Osea SOLA!
Bufó —Entiendo el concepto de soledad, no soy idiota —Se puso de pie y tomó su patineta —Tu ganas, me iré... —Hizo una pausa —Ah, lo olvidaba, no hagas demasiado escándalo o alertarás a la mamá halcón.
Giró sobre su eje y comenzó a andar hacia la entrada de la casa. Una ventisca golpeó mi cuerpo logrando que mi cuerpo se encogiese.
Adiós, orgullo.
— ¡Espera! — Grité en un susurro, logrando que se detuviera — Ayúdame a bajar, lo intenté varias veces y es imposible.
Se volteó liberando un suspiro — ¿Y yo qué gano al bajarte?
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Editado: 02.06.2023