El teléfono de la casa sonó provocando que Brandon y yo nos sobresaltáramos en nuestro lugar. Con rapidez dirigimos nuestra mirada hacia el objeto chillón y luego decidí acercarme para contestar.
— ¿Hola?
— Cariño— Respondió Janine— Me alivia saber que ya estás en casa — Suspiró — Dentro de poco estaremos llegando.
— De acuerdo — Fruncí el ceño — Oh, lo olvidaba. Liza está en taller de artes ¿Pasarán por ella?
— Si, no te preocupes.
— Está bien — Volteé mi rostro hacia Brandon, quién con una mueca limpiaba el líquido naranja y los vidrios esparcidos por el suelo — Los veo dentro de un rato.
— Te quiero — Colgó sin dejarme responder. Una sonrisa ladeada se extendió por mi rostro y luego posé el teléfono en su lugar. Giré mi cuerpo y me sobresalté al ver a Brandon observándome serio.
— ¿Qué?
Rascó su cabello nervioso — Estoy estresado ¿Sabes?
— Lo sé, también lo estoy.
— Es que aún no entiendo como pudimos ser tan descuidados — Negó con su cabeza — Que idiotas.
Apreté mis labios — No me incluyas en tu grupo — Me fulminó con la mirada — El punto aquí es recuperar el estúpido vídeo y eliminar toda copia de él — Soltó un suspiro y se encaminó hasta la encimera de la cocina, lo seguí viendo como de un salto tomaba asiento en ella.
— No quiero hablar de eso ahora — Gruñó sobando sus cienes — Solo por un momento.
— Está bien.
Sus ojos estaban clavados en la lámpara que iluminaba el lugar, luego sus pupilas se dirigieron hacia a mí. Mi cuerpo se tornó nervioso al ver como no quitaba su intensa y castaña mirada de mi persona.
— ¿Por qué me miras así?
Apretó sus labios —¿En dónde nos deja esto?
Lo observé confusa —¿De qué hablas?
Tragó saliva —Me refiero a lo de hace un momento —Hizo referencia al beso —Nos besamos.
Arrastré una de las sillas para poder tomar asiento y no caerme en medio de la conversación a causa de los nervios.
— Soy consciente de ello — Mordí mi labio inferior — Lo que no entiendo es a dónde quieres llegar.
Bajó de la encimera y apoyó sus manos en la mesa frente a mí, adoptando una posición firme.
— ¿Seguiremos besándonos por ahí, siendo hermanos? — Lo miré nerviosa — Porque si esa es tú idea, no cuentes conmigo — Afirmó — Admito que quiero besarte, pero no soy idiota.
— ¿De veras? —Bufó molesto —Bien, lo siento, pajarito —Rasqué mi mejilla —¿Entonces, la única forma de poder besarnos, es teniendo otro tipo de relación?
Asintió indiferente caminado hacia la heladera —Veo que ya comienzas a comprender —Sacó una manzana verde y luego de lavarla, procedió a darle un mordisco.
Tragué saliva —No soy fan de las etiquetas, pero...
— Oye, espera — Me detuvo — Tampoco yo — Hizo una mueca de asco — No es como si fuéramos a prometernos ser novios y tener amor eterno — Le restó importancia — Solo exijo exclusividad — Aclaró — No es mi estilo comer las babas de otro y supongo que el tuyo tampoco — Negué asqueada. Brandon suspiró y dejó la manzana en la mesa, para luego acercarse a mí —¿Supongo entonces que tenemos un trato? —Extendió su mano hacia a mí.
Sin meditación alguna, estreché mi mano —Trato.
Sonrió maliciosamente —¡La pareja exclusiva merece un chapuzón!
¿¡Qué!? ¿¡Un chapuzón en un clima que se hallaba por debajo de cero!?
— ¡Ni siquiera lo...! — Chillé al ser levantada por Brandon — ¿¡Estás loco!? ¡Hace un frio del demonio y ¿¡Tú quieres nadar!? — Comencé a removerme como un gusano — ¡Suéltame! ¡El agua debe de estar congelada, no seas idiota pájaro!
Brandon abrió la puerta que daba al jardín y el frío inmediatamente hizo contacto con mi piel —Relájate bruja, es solo agua —Comentó caminando hacia la piscina.
A -(10°C).
Imbécil.
— ¡Si no me bajas, te golpearé, sabes que soy capaz! — Brandon tomó carrera — ¡No lo hagas, bájame, bájame, baja...! — Sentí como dio un brinco y solo cerré mis ojos esperando lo peor.
Y llegó.
El agua congelada abrazó mi cuerpo, regalándome su molesta frescura. Mi cuerpo se puso rígido, mis dientes y músculos empezaron a castañear.
Como posesa nadé hasta la orilla y con agilidad salí de la piscina. Brandon me imitó y a pesar del frío, el muy idiota ladeó una sonrisa.
— ¡Te mataré! — Lo señalé con mi dedo, Brandon me observo burlón y procedió a morder el dedo que lo señalaba — ¡Duele! — Lo escruté amenazante — Puaj, tus bacterias están en mi dedo.
— Y en tu boca — Comenzó a caminar hacia el interior de la casa.
Al entrar oímos un auto aparcar frente a la casa. Ambos nos dirigimos una mirada preocupada y corrimos hacia la ventana viendo como el resto de la familia cerraba las puertas del auto.
— ¡Esto es tú culpa! — Chillé en silencio — ¡Estamos empapados y nos descubrirán!
— ¡Cállate! — Exclamó enojado.
Rodé los ojos.
— Yo me ocupo — Dijimos al unísono. Fruncimos el ceño sin dejar de venos — ¡Yo me ocupo! — Repetimos y ambos bufamos. Las voces se hicieron oír.
— No discutas y vete — Amenazó Brandon — ¡Corre, bruja ahora!
Enfadada por haber perdido la guerra, subí como alma que lleva el diablo.
(...)
— Por favor, mamá ¿Sí? — Oí a Liza implorar a Janine.
— Hola, cielo — Saludó Janine al verme bajar las escaleras.
— Ey — Miré a Liza — ¿Qué sucede?
Janine suspiró — Está invitada a una pijamada.
Asentí— ¿Y el problema es...?
— No lo sé — Confesó Janine — Me preocupa dejarla en otra casa.
— ¡Mamá, no soy un bebé! — Chilló el solecito — ¡Además, es en casa de Mía!
Janine rodó los ojos — Veremos que dice tu padre — Dictó y Liza rodó sus ojos — Por cierto, ¿Dónde está Brandon?
— Creo que tomando una ducha — Respondí siguiéndola a la cocina.
#49113 en Novela romántica
#12917 en Joven Adulto
besos, amor adolescente celos peleas secretos, cliche familia amigos romance
Editado: 02.06.2023