Brandon observó a John y luego analizó mi rostro, intentando calmar sus nervios. Mis brazos se apretaban por sí solos en ambos flancos de mi cadera y mis dientes rechinaban al rozarse entre sí.
— ¿Qué hacen? — Cuestionó nuevamente John, apoyando su cuerpo en el marco de la puerta y con sus brazos cruzados.
Abrí mi boca para responder, pero el pajarito se adelantó— Es que tenía un moco.
Asentí de acuerdo.
Espera ¿Qué?
Lo fulminé mientras apretaba mi mandíbula con odio.
John hizo una mueca—¿Y necesitabas inspeccionarlo?
Brandon se encogió de hombros— Sabes que cualquier situación en la que pueda ridiculizarla, no la desaprovecharé.
Rodé mis ojos al mismo tiempo que John.
— Solo suban, a su madre no le gusta que pasen mucho tiempo en el sótano— Dio varios pasos hacia atrás, pero se detuvo unos segundos— No tenía idea que los mocos llamaran tanto la atención, como para estar casi respirando el mismo aire tan cerca— Comentó sin mirarnos— Que curioso— Negó— Solo suban.
— ¡Auch! — Se quejó al recibir un golpe de puño contra su hombro— ¿Qué hice?
Gruñí— ¿Qué hiciste? ¿¡Qué hiciste!?— Zapateé el suelo— Fue la improvisación más ridícula que jamás haya oído.
— ¿Qué pretendías que hiciera? ¿Qué dijera que estábamos besándonos?
— No, pero...— Cubrí mi rostro— No lo sé, hubieras pensando en algo más creíble— Tragué saliva— John no es idiota y algo me dice que no lo convencimos.
Brandon le restó importancia— Ya olvídalo— Dijo aburrido—Será mejor que subamos antes que vengan en nuestra búsqueda— Se encaminó hacia la salida del sótano y liberando un suspiro lo seguí.
Eso estuvo cerca.
Lo convencimos y el no sospecha de nada ¿Verdad?
¿¡Verdad!?
(...)
Bufé fastidiada al ver que la regla había llegado. Gruñí molesta, mientras empezaba a cambiar mi ropa interior e hice una mueca al sentir los típicos cólicos golpear mi bajo vientre. Al cabo de unos segundos, satisfecha por mi reciente higiene, salí al exterior en dirección a mi habitación.
Me lancé a mi cama en cuanto se hizo presente ante mis ojos, las punzadas eran dolorosas, pero soportables.
Al menos por ahora.
— Anel ¿Cenarás? — Preguntó Janine desde la entrada.
Negué.
— ¿Qué ocurre?
— Mi periodo ha llegado con redobles de tambores en mi útero— Dije en un quejido— No tengo apetito.
Janine hizo una mueca—Está bien, traeré una pastilla para el dolor.
— Está bien y gracias por la pastilla.
Sonrió— No hay de qué.
Amanecí sin dolor alguno y todo gracias a la pastilla de Janine. Me puse de pie molesta por el problema en mi feminidad y avancé hasta el cuarto de baño.
Esta vez, era el Mega-Periodo.
Con asco quité la toalla sanitaria (Más parecida a un pañal) y procedí a envolverla para arrojarla a la basura. Luego de la limpieza de mi cadera hacia abajo, continué con la de arriba, dando la misma atención que al anterior.
Oí el sonido de los utensilios al ser posados sobre la mesa justo en el momento en que colgaba mi mochila en mi hombro y salía en dirección a la cocina.
— Veo que el dolor desapareció — Asentí abandonando mi bolso en el suelo y tomando asiento — ¿Pudiste dormir bien?
Volví a asentir —Sí, gracias —Miré los platos —¿Hot-Cakes?
Sonrió —Hot-Cakes —Dijo rebosándolos con miel —¿Te gustan?
— Me encantan.
Y como todo comienzo del día, desayunamos tranquilamente, hasta que John dio el aviso de que era hora de tomar rumbo al colegio y a sus respectivos trabajos. En el viaje hacia la institución no hablamos demasiado, puesto que en la mesa dijimos casi todo, sin contar que era temprano y estábamos algo dormidos aún.
—Niños, hemos llegado—Dijo John aparcando. Al salir del auto y al esperar que Liza también lo hiciera, John dio arranque y con un bocinazo se despidió.
—Hermanitos—Cantó Liza—Allá está Mía—Me observó sonriente—Te quiero—Ladeó su cabeza hacia Brandon, quien miraba las puertas del colegio con seriedad y aburrimiento—A ti no tanto.
—El sentimiento es recíproco, demonio—Cogió adecuadamente su mochila y emprendió camino. Liza liberó una sutil risa y luego de despedirse con un beso en mi mejilla, corrió hasta su compañera, tropezando en el camino, por suerte logró recuperarse y observó alarmada en todos lados. Sus mejillas se sonrojaron al divisar a Brandon-Quién se había detenido a verla-Riendo por su casi caída.
Lancé una risita y con velocidad, me puse a la par del pajarito. Ambos sin decir nada atravesamos las puertas, el cual daba al pasillo, y continuamos con nuestro camino.
—Aquí viene—Susurró Brandon. Lo observé confundida, hasta que miré hacia donde él lo hacía, era Leyla.
Caminaba en nuestra dirección y varios pasos detrás de ella divisé a los amigos de Brandon, quienes reían y se empujaban entre ellos.
—Hola—Sonrió abiertamente hacia Brandon.
Este carraspeó—Ey.
—Oh, casi olvido que también existes—Lanzó una carcajada en mi dirección—Es una bromita ¿Cómo estás?
Rodé mis ojos—Viva, gracias.
Leyla hizo una mueca—Como sea—Centró su mirada en Brandon—¿Nos vamos? —Tomó su antebrazo. Brandon me observó en silencio—¿Estás pidiendo permiso?
—Yo ya me iba—Al haber pasado por su lado, tuvo la oportunidad de detenerme sujetando mi ropa.
—Linda brujita—Canturreó. Brandon nos observó y decidió acercarse, pero al percatarse de mi amenazante mirada, se detuvo apretando sus puños y bufando—¿Haz cumplido como niña buena?
Asentí—Si, lo he hecho.
Vaya, que mentira.
—Me hace muy feliz oír eso—Ladeó una sonrisa— Espero que no hagas que mi buen humor se extinga, porque ambas sabemos las consecuencias ¿Fui clara?
—Como el agua—Dije entre dientes—¿Puedes soltarme?, tengo clases—Sin más que decir, caminé rumbo al salón.
#49079 en Novela romántica
#12910 en Joven Adulto
besos, amor adolescente celos peleas secretos, cliche familia amigos romance
Editado: 02.06.2023